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* * * * * * * * * * * * PERO ¿QUIÉNES SOMOS LOS QUE HACEMOS CINE BRAILLE? * * * * * * * * * * * * |
Hace ya un buen tiempo inauguramos una sección, Notas
al Pie, cuyas características principales son, por partes iguales, una mirada digresiva sobre el cine y la haraganería. Consiste, en vez
de una nota sobre un filme dado, en una serie de apuntes que normalmente irían
como nota al pie en ese susodicho artículo; usando una metáfora de
Luz, cámara... notas al pie.
* El comienzo es realmente muy interesante, por el enfoque
sumamente realista de la dura vida de los camioneros durante
* El guión cultiva la moralina típica de la era del Código Hays, con estereotipos como la relación directa
entre el deseo sexual femenino y la perdición, o el carácter abstemio de los
virtuosos (más que el carácter virtuoso de los abstemios). En ese entonces,
esos eran lugares comunes del conformismo; pero si hoy se la volviera a firmar
idéntica, cuadro por cuadro, en donde había conformismo hoy se vería incorrección
política, y resultaría una obra polémica, hasta revulsiva ¡voto a Pierre
Menard!
* ¿A qué me refiero con el primero de los estereotipos?
A que los peligros que acechan al héroe, Joe Fabrini (George Raft) se originan
en el deseo (no correspondido) que despierta en Lana Carlsen
(Ida Lupino). La ardiente Lana logra, primero, que su esposo Ed (Alan Hale) acepte darle trabajo en su empresa a su amigo
Joe y, tras enviudar, que éste se asocie con ella
para administrar sus negocios. El deseo (y luego el despecho) de Lana es el
verdadero motor de la acción, y en un determinado momento, pareciera que tiene
en sus manos la suerte de un Joe que sólo tiene ojos
para Cassie (Ann Sheridan).
El carácter antifemenino de este estereotipo se ve
apenas suavizado porque a Lana no la gobierna la maldad, sino la locura, como
termina de revelarse en la escena del juicio. La actuación de Ida Lupino en
dicho momento puede haber sido buena para los estándares de actuación de la
época, pero no hoy no puede menos que despertar una sonrisa.
* ¿A qué me refiero con el segundo de los estereotipos?
A que Joe Fabrini, que dice
no beber alcohol, abjura en un solo momento de esa costumbre que algunos elevan
incomprensiblemente a virtud: cuando comete el error de asociarse con Lana Carlsen.
El alcohol parece subrayar que se trata de un momento de debilidad.
* Otro detalle llamativo y bastante artificioso: las
culpas por el accidente que trae serias consecuencias para el hermano de Joe, Paul (Humphrey Bogart, unos
pocos meses antes de pasar al estrellato con “El
halcón maltés” no recaen en éste sino en un tercer personaje, por la
vía de darle a Joe el consejo que termina desencadenado la tragedia. Pareciera
que el héroe sólo puede ser un virtuoso sin mácula…
* Me da gracia este buen diálogo. Joe
(mirando a la atractiva Cassie): “Qué buen chasis”. Cassie: “No tienes ni para los faros”.
EL BESO DE
Artículo
de Wikipedia en español
*
Uno de los más disparatados ejemplos de las ridículas disposiciones del Código Hays: en una escena en el dormitorio del matrimonio
que forman Víctor Mature y Coleen Gray,
se puede apreciar que en el mismo ¡hay dos camas individuales!
* Alguna vez Borges
señaló que el concepto de Estado y de Ley de los anglosajones es incomprensible
para los argentinos, dado el carácter malévolo o nefasto que dichos institutos
suelen tener entre nosotros, y citaba como ejemplo la actitud ante la delación.
Que alguien ingresase a una organización criminal y trabase amistad con los
malhechores para mejor delatarlos a las autoridades es, en el cine de Hollywood,
digno de encomio: entre nosotros, semejante personaje sería considerado un traidor
asqueroso, en el argot, un “buchón”, y como tal, poco menos que el peor de los
réprobos.
Un caso así se plantea en esta película, aunque con un
cariz que sirve de atenuante: el personaje que colabora con la policía lo hace
tras haber sido abandonado a su suerte, a su vez, por sus antiguos amigos.
* Es cierto: la famosa escena jugada por Richard Widmark y Mildred Dunnock se roba la película. Vista sesenta años después de
filmada, sigue siendo poderosísima, y envejeció muchísimo mejor que el resto
del filme, que hoy luce un tanto desvaído. Y la actuación de Widmark como el desalmado gángster Tommy
Udo termina opacando incluso al protagónico de Mature.
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