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BACKSTREET BOYS, POTROS MUERTOS SIN GALOPAR

Una exposición de los mecanismos del Supermercado del Pop, o la Parábola del Preservativo Usado: una historia protagonizada por los Backstreet Boys, sus expertos cínicos y sus botones dorados. Una historia en donde se habla mucho de dólares y abogados y nada de arte. Una historia que, de tan vista, ya parece un clisé.

MI HÉROE ES LA GRAN BESTIA POP

Dicen los que dicen que saben que la idea nació al sur del Río Grande, porque la primera encarnación del concepto de Grupo Adolescente Que Vende Millones fue Menudo. Menudo lío, porque si hiciéramos un análisis de ADN, no podríamos ocultar unas cuantas trazas de Beatlemanía, así como la influencia de los conjuntos vocales pop norteamericanos de los años '40 y '50 y de bandas de los '60 como The Miracles, The Shirelles o The Supremes.

La receta es sencilla: chicos bonitos, educaditos y sonrientes. Coreografías simples. Melodías para diluir y consumir, armonías predigeridas y ritmos de ocasión. El arsenal inductor de espejismos del marketing funcionando a toda máquina. Y el detalle a la "Blade Runner" de la obsolescencia planificada: unos pocos años de vida útil. Es una receta que ya fue adaptada al más humilde mundo de la cumbia en Argentina: el grupo de éxito de un año es una copia reformateada del grupo exitoso del año anterior.

Los Backstreet Boys son la banda adolescente más vendedora de todos los tiempos. Bonitos, educaditos y sonrientes. Y referir su historia es un buen pretexto para exponer algunos de los mecanismos del Supermercado del Pop, cuya perfecta metáfora es la simpática picadora de carne adolescente de la película "The Wall".

VILLANO INVITADO: EL HOMBRE PERLA

Todo comenzó cuando un empresario de la aviación llamado Lou Pearlman (Hombre Perla), inspirado por el impresionante éxito de los hoy olvidados New Kids on the Block (a quienes a veces había alquilado sus aviones), decidió armar una banda similar. Entre 1992 y 1993, dirigió un casting del que salieron Nick Carter (el más chico, de 12 años), Howie Dorough, A. J. McLean, y Kevin Richardson y su primo Brian Littrell.

Pearlman les consiguió actuaciones en colegios, shoppings y en Sea World, y cuando el grupo estuvo más o menos a punto para los estándares del género, les hizo firmar un contrato de grabación con Jive Records (un sello dependiente de Sony BMG). El primer single, "We've got it going on", hizo sapo en Estados Unidos: era la época del apogeo de bandas como Nirvana, Pearl Jam y Red Hot Chili Peppers y de la segunda primavera de R.E.M. Toda música horrible, como ven.

Entonces se decidió lanzar un disco en Canadá y Europa, y anduvo muy bien. Pearlman y Jive decidieron explotar esos mercados, y entonces tuvieron a los chicos de gira en gira durante dos años (a veces, durante cinco meses seguidos...). Cuando las Spice Girls y Hanson empezaron a vender bien en Estados Unidos, vieron la oportunidad de volver a probar suerte en casa. A fines de 1997 salió una versión americana del disco que tan bien había andado en el exterior. Resultado: 10 millones de copias vendidas, y un giro en las estrategias de marketing. Grandes benefactores de la humanidad como las compañías discográficas, los estudios de Hollywood, las cadenas de comida rápida, los fabricantes de gaseosas y la industria textil pasaron a tener como uno de sus targets principales a los adolescentes y preadolescentes de entre 8 y 15 años: el nicho del mercado que el éxito de los BSB había permitido descubrir.

EL SHOW DEBE CONTINUAR.

A principios de 1998, a Brian Littrell se le detectó un problema en una válvula del corazón, y sus médicos recomendaron que se sometiera a una cirugía. El amigo Pearlman, al enterarse, le preguntó: "¿podés posponer la operación hasta que terminemos la gira?". Esa perla de hombre, mientras tanto, ya estaba poniendo a punto otra banda cortada con la misma tijera: los 'N Sync, el grupo de donde salió Justin Timberlake.

Ese verano, los BSB, cansados y con ganas de estar un poco con sus familias, rechazaron una oferta de Disney para un concierto especial. Don Lou, ni lerdo ni perezoso, colocó a su otro número, que entonces comenzó a crecer. Una manera de decir que, si la banda se le iba de las manos, él ya tenía un plan B.

Entonces sobrevino uno de tantos clisés de la historia de los grupos musicales: los integrantes se ponen a revisar los contratos y descubren que les robaron. Lou Pearlman les cobraba una comisión del 15 por ciento, algo que nadie impugnaba. Pero lo extraño era que el 85 por ciento restante se dividía entre seis. ¿Los BSB no son cinco? Sí. ¿Y quién es ese miembro fantasma? Elemental, Watson. El Hombre Perla otra vez.

Los BSB, hasta 1998, habían ganado 300 mil dólares entre los cinco. Pero Pearlman & Cía. habían ganado 10 millones. Éstos se defendieron diciendo que habían invertido 3 millones en el despegue de la banda, y que una práctica común en el negocio es recuperar primero la inversión, antes de girarle al grupo el primer dólar. Los BSB lo demandaron judicialmente, y el representante respondió con un lock-out: no les dejó retirar de sus depósitos los equipos necesarios para montar los escenarios de la gira. (1)

Los BSB terminaron cerrando trato con un estudio jurídico que representaba también a Korn y Limp Bizkit. El estudio se llama The Firm. Con su auspicio, los BSB renegociaron algunas cláusulas perjudiciales y obtuvieron ¡19,5 millones de dólares de la compañía grabadora en concepto de anticipos por derechos de intérprete!

En 1999 salió una nueva placa que llevaba el muy poco oportunista título de "Millennium", que vendió más de 9 millones de copias. La gira siguiente recaudó 37 millones de verdes, y los ingresos por merchandising fueron aún superiores. Pero, como en todos los mitos, cuando el héroe llega a la cumbre, comienza su desgracia... Con "Black and blue", el CD siguiente.

TRIBULACIONES ¿MUERTE Y OCASO?

Para promocionar el disco, The Firm consiguió que la gira fuera auspiciada por Wal-Mart, MTV y Burger King, quienes adelantaron varios millones de dólares más. Jive Records, que conocía el acuerdo pero se había quedado afuera del negocio, contraatacó haciendo un arreglo con la competencia de Burger King, McDonald's, para 'N Sync y su nueva estrellita, una tal Britney Spears. La gira de los 'N Sync y la Chica de la Voz Chillona y El Ombligo Más Sexy del Universo los llevó por los mismos escenarios que los BSB... siempre una semana antes.

"Black and blue" vendió en su primera semana 1,6 millones de discos (500 mil más que "Millennium" en período análogo). Pero "No strings attached" de 'N Sync vendió 2,4 millones en su semana inaugural... En un negocio en el que los accionistas reciben informes de beneficios cada trimestre, era una excelente señal para 'N Sync... y todo lo contrario para los Chicos de la Calle de la Vuelta.

Tal vez la caída comenzó, paradójicamente, cuando The Firm vendió la recaudación de la gira de "Black and blue" a Clear Channel por unos rotundos ¡100 millones de dólares!

Clear Channel, para recuperar la inversión, fijó precios astronómicos para las entradas. Muchos fans no pudieron pagarlas: las ventas fueron muy bajas, lo que obligó a buscar estadios más chicos para no dar esa horrible impresión de tribunas semivacías. Clear Channel y The Firm tuvieron que renegociar el contrato, llevando los números a la baja. Cuando sobrevino el pánico posterior al Osama Horror Show (simultáneamente con la internación de A. J. por dos meses por ¡otro clisé: abuso de alcohol!) hubo que volver a negociar los números, que terminaron siendo un 30 % del arreglo original.

Y aquí entran nuevamente los millones que The Firm obtuvo en concepto de anticipos por derechos. Como los discos no se vendieron lo suficiente, cada dólar que ingresa a la compañía va a cubrir ese anticipo. El resultado es que es en extremo improbable que los BSB vuelva a recibir de su compañía no ya un dólar, sino un mísero LECOP.

La principal fuente para la redacción de este artículo fue una nota de Neil Strauss para el New York Times ("The lost boys: how a pop sensation came undone", 18 de agosto de 2002). Quiero citar textualmente algo que me parece interesante, especialmente para las bandas que en este rincón del mundo sueñan con un contrato con una compañía que les pague los millones de Mick Jagger: la idea de pedir semejantes anticipos, según The Firm, "tiene sentido, considerando qué difícil es, incluso para una banda así de grande, cobrar royalties de un sello grabador".

La historieta sigue con los BSB enviándoles un ultimátum a The Firm y descubriendo que el estudio no opuso ningún reparo a su ida. De hecho, estaba un paso adelante: estaban preparando sigilosamente el lanzamiento como solista de... el más popular de los BSB, Nick Carter. Un gesto que se pareció mucho, en su momento, a abandono del Titanic.

Aparentemente, el negocio del Pop con Acné ha dado un giro, probablemente tras ver lo difíciles que se suelen poner los chicos cuando crecen y se les da por pensar un poquito: ahora el foco está en los solistas, que son más fáciles de manejar. (Si alguien quiere ver en la palabra "manejar" un sinónimo de "manipular", cuenta con toda mi aprobación).

Los espartanos llevaban a sus bebés débiles o enfermos al Monte Taigeto y los arrojaban a una sima a la que llamaban los Apotetas. Cuesta creer que a los Backstreet Boys, ya dolorosamente cercanos a los 30, no les espere un destino semejante.

POSDATA 2007

Una versión previa de este artículo fue reproducida en la revista virtual montevideana LadoB..., en su número de junio de 2003; dicha versión es (más allá de algunas correcciones que no hacen al fondo de la nota) lo que acaban de leer. Desde entonces, pasaron unas cuantas cosas.

Por empezar, a Brian Littrell se le dio por alabar al Jesucristo en un disco (clisé del rockero que comienza a cortejar su decadencia y en el que lo precedieron nada menos que Little Richard o Bob Dylan). Los cinco miembros de la banda (incluyendo Nick Carter) se reunieron en 2005 para grabar un nuevo disco para Jive que anduvo bastante bien, “Never gone”, y cuya gira de presentación los llevó por todo Estados Unidos, México y Extremo Oriente. Varios se casaron o fueron padres. Y Kevin Richardson dejó los BSB en julio de 2006 para seguir su carrera en Broadway (donde fue nada menos que protagonista de "Chicago"). El interesado en más novedades puede consultar el sitio oficial del grupo (en inglés, viste…).

NOTAS

(1) En diciembre de 2006, Lou Pearlman fue demandado por el Estado de Florida bajo la acusación de haber orquestado una multimillonaria estafa (¡más de 300 millones de dólares!) a unos 1800 ahorristas, incluyendo amigos y familiares... A principios de 2007 sus empresas se presentaron una tras otra en el equivalente norteamericano de un concurso de acreedores (Chapter 11). A la fecha (abril de 2007) Pearlman se encuentra prófugo. Más noticias (en inglés) aquí y aquí.

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