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LIBROS EN CINE BRAILLE: SOBRE EL ROCK

Martín Zariello, Puente Aéreo Ediciones, Mar del Plata 2013.

Comentar con decoro este libro me plantea varios problemas, el primero de los cuales es que he compartido charla y cervezas con el autor, el responsable de Il Corvino, uno de los blogs más personales, legibles e inteligentes del país. El segundo problema es que los textos que integran este libro prologado por nada menos que Fabián Casas e ilustrado por Gustavo Sala fueron publicados con anterioridad en el blog, y no sólo ya los leí, sino que ya los comenté: ¿el cambio de soporte afectará la manera en que se los lee? ¿Cómo funcionará un texto nacido como post al que se le han amputado los comentarios de los lectores y del propio autor? El tercero es que Il Corvino vive en Mar del Plata como yo, circunstancia ideal tanto para ejercer la condescencia con un coterráneo como para caer en el "cómo va a ser bueno un libro escrito por alguien que toma el 720". Veamos qué sale.

El tema del libro es el rock, o al menos una serie de temas relacionados con el rock. Cabe aquí la clásica observación de Frank Zappa, de que escribir sobre rock es como bailar sobre arquitectura, y aún más la preocupante sentencia del "Borges" de Adolfo Bioy Casares que abre el volumen: “la música es una serie de inquietantes sonidos, que inexplicablemente expresan estados emocionales que no se sabe qué mierda expresan”. La respuesta bien la puede haber dado el propio Corvino, con su habitual humor autoinfligido: “soy un mercenario del texto: si tengo que mentir y exagerar y copiar y asesinar para que la cosa funcione, lo hago” ("Charly García es un cazador solitario"). O sea que el título de la obra es tal vez engañoso, porque el rock sería para el autor una excusa para hacer lo que en verdad ama, que es escribir.

Ah, el rock, ese engaño tan deseado, ese género cuya definición pasa por “es rock cuando no lo entiende tu mamá”: a propósito de un mal show de Liam Gallagher y su banda Beady Eye, escribe Corvino, dirigiéndose al ex Oasis, que “el rock es lo más importante de nuestras vidas y sabemos que está mal, pero engañanos con convicción. Queremos creernos la pantomima del rock. Para que el rock funcione una vez terminado el show debemos atragantarnos con una hamburguesa y gritar ‘¡esto es lo mejor que me pasó en la vida!’ Haceme sentir que quiero que me entierren en GEBA, Liam”. El rock, una música que desde hace casi una década parece más propia de treintañeros o cuarentones que de adolescentes, cuyo esperanto musical y consecuente educación sentimental es hoy el reguetón o el electropop. Si existía alguna duda de que todavía hubiera una (¿contra?) cultura rock, este libro es una primera respuesta: si, como música, el rock parece estar en Argentina en la misma situación languideciente que el tango hacia 1965-75, como cultura generadora de reflexión permanente acerca de eso que llamamos vivir aún goza de perfecta salud.

La mencionada circunstancia de que el rock sea una excusa para escribir se expresa claramente en la estructura deliciosamente rapsódica de los textos: "No era Lennon, ni Rucci… ni Charly” es sobre Charly García, pero su primera mitad es... sobre Bioy Casares. Abundan las digresiones, qué digo abundan: el estilo de Il Corvino es fundamentalmente digresivo. Y siempre respetan la ley fundamental de la digresión literaria, que es que su justificación es su interés, no su pertinencia.

Cada capítulo del libro es un post, y hasta conserva la fecha de su publicación en Internet, lo que le da un cierto aire de diario, afín al esquema del ya citado "Borges". Pero el orden que siguen los capítulos no es cronológico, sino conceptual: están agrupados en secciones de temática afín como Vindicaciones, Escritos de un Spinetteano indecente, Entren los que quieran, Música para camaleones, En busca del post ferpecto, Obituarios. El origen bloguero de los textos facilita y casi exige su lectura en cualquier orden, así que el agrupamiento en secciones es un tanto artificial y hasta innecesario: complica un poco, por ejemplo, rastrear la evolución de la opinión de Il Corvino acerca del retorno a los escenarios de Charly García tras su forzada internación de 2008, al comienzo aprensiva (como la de casi todos) y luego celebratoria (como la de casi todos).

El capítulo más inspirado me parece el primero, la Vindicación de Coldplay, que tiene un comienzo y un final memorables y contiene algunos conceptos notables: “negar el préstamo de melodías y conceptos en el pop contemporáneo es no entender el pop contemporáneo”, o “la dictadura del cinismo y la estética coolness arruinó el 75 por ciento de la vida (¡Pergolini y Lanata son cínicos!)”. El post es brillante, y su disfrute es totalmente independiente del gusto del lector por Coldplay, lo que refuerza la idea ya expuesta de que "Sobre el rock" es más bien "Con la excusa del rock". También es muy buena la "Vindicación de Fito Páez" previa a la reciente botoneada lanatesca. A propósito: es Lanata un personaje retratado más de una vez en términos desfavorables, al igual que Mario Pergolini, en lo que parece un necesario ajuste de cuentas con los ídolos de la adolescencia.

La parte más débil me parece la de dos de los tres textos de Música para Camaleones, oportunidades de chistes a partir de una serie de juicios arbitrarios acerca de las características personales de los fans de diversos solistas y grupos musicales.

Brillan aquí y allá reflexiones como la definición de Radiohead como “música para una rave de zombies. ¡Y los zombies somos nosotros!”. O “el estilo es la suma de los defectos”. O esta pintura del día en que Leo García se apareció de improvisto en "Cuál Es": “probablemente ahí empezó el kirchnerismo. Pergolini y De La Puente, que hasta ese momento para mí eran algo así como próceres de la contracultura, se convirtieron en dos nabos absolutos”. Corvino no teme decir que la vida es “dar vueltas en una calesita que no va a  ningún lugar con tus viejos indicándote qué hacer aunque ni ellos saben de qué están hablando”. O “la vida es más que un trabajo y una pareja e hijos y una carrera y pelotudeces de ese tipo que hicieron personas como nuestros tíos”. O “lo ominoso es aquello familiar que se vuelve extraño, según Freud. Esto lo saben muy bien los estudiantes de Letras, los hinchas de River y los fans de Charly García”.

“¿Y ahora cómo diantres se supone que conectaré todo lo dicho con lo que quiero decir a continuación (…)?" No te preocupes, Corvino: como le dice Lauren Bacall / Vivian Sternwood a Humphrey Bogart / Philip Marlowe en el final de "El sueño eterno" de Howard Hawks, eso no es "nada que no puedas solucionar".

[Agregado del 21-07-13: el libro se puede comprar en estas librerías de Mar del Plata y en estas librerías de Buenos Aires y La Plata, o se puede solicitar acá].

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