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CANJE, ADELGAMATE & POP: EL DISCO DE NORBERT DEGOAS

Un disco de pop sesentoso con letras humorísticas editado en 1983, pero que no es el de Los Twist. Pop lo-fi pero con arreglos barrocos, una especie de Pet Sounds on Adelgamate cantado por un admirador de Sandro. Tuvo escasa difusión y pasó desapercibido. El cantante es una figura a la vez popular y de culto, pero en el mero sudeste de la provincia de Buenos Aires, lo que es decir en ninguna parte. Están dadas todas las condiciones para el hype: con ustedes, ¡Insólito! El primer Degoas musical, el disco de Norber Degoas.

 

En Mar del Plata, Miramar, Balcarce, Tandil, Coronel Vidal, Necochea, Lobería o Villa Gesell apenas hay quien no sepa quién fue Norberto Degoas; en el resto del país, es uno de esos conocimientos marginales que bien pueden ganar una apuesta por unas cervezas o por quién sale a sacar la basura en una noche fría. Así que tal vez no vengan mal unas líneas informativas, de esas con las que los artículos de medios serios nos atiborran mientras escamotean lo esencial. Al menos trataré de ser dos veces bueno.

 

Norbert Degoas, como se hacía llamar en prefiguración de Peter Capusotto, nació Norberto Castrodegoas en San Antonio Oeste, entonces Territorio Nacional del Río Negro, en 1936. Estuvo radicado varios años en Punta Alta, donde abrió una casa de música llamada Discomanías Toty´s. Luego se dedicó a la locución radiofónica, a ser cofundador del Círculo Amigos del Tango, y a fines de los años sesenta llegó a la fama módicamente regional en LU7 Radio General San Martín de Bahía Blanca. En 1973 se mudó a Mar del Plata, donde se hizo popular por el estilo desaforado y autoparódico con el que irrumpía en las pantallas de Canal 8 o Canal 10 para recomendar la manteca Paulina o el supermercado Los Galleguitos. Degoas tenía una voz muy bien trabajada, mucho sentido del humor, y sobre todo un criterio publicitario elemental del que hoy no parecen quedar huellas: por más que un aviso sea una obra de arte, no tiene razón de ser si el público no recuerda el producto.

 

Pero hacia 1982 Mar del Plata empezaba a quedarle chica, y Degoas necesitaba un nuevo salto. En 1983 participó de la segunda temporada de Semanario Insólito, el proyecto televisivo de Raúl Portal y Virginia Hanglin con el que Adolfo Castelo, Raúl Becerra y Nicolás Repetto probaron el enfoque satírico de la realidad que luego haría memorable a La Noticia Rebelde y convertiría en millonarios a sus remotos herederos de una generación más joven, los creadores de Caiga Quien Caiga o Showmatch (1). Degoas visitaba a personajes como Carlitos Balá para ofrecerle una nueva canción de presentación de su programa, o acudía a los comités de los partidos políticos para proponerles absurdos jingles de campaña (recuerdo "PI, PI, PI, PI, PI, PI, Partido Intransigente / PI, PI, PI, PI, PI, PI, Alende a gobernar", ante un Bisonte azorado). Si la memoria no me falla, en el último de los programas del envío se perdió por la Avenida Figueroa Alcorta montado en elefante.

 

Desde el punto de vista de la prosperidad de la población argentina, los años de la década del ochenta fueron en general malos y terminaron siendo una calamidad. Degoas se fue a Los Ángeles, a trabajar en cadenas como Telemundo o Univisión. Se hizo muy popular entre el público de la TV latina, al que sorprendía, por ejemplo, dando el pronóstico del tiempo mientras actores que personificaban a Stan Laurel y Oliver Hardy le lustraban los zapatos. Se volvió a su país ocho años después, con otra esposa, Alejandra, y como dice un amigo, deportado "porque tenía record de infracciones de tránsito". En su regreso a Mar del Plata, escribió y protagonizó algunos de sus avisos más recordados. Era una figura simpática en la ciudad, y su muerte en setiembre de 2013, en un accidente que nunca se terminó de aclarar, entristeció a mucha gente.

 

Pero este es un artículo que prometía algo acerca de un disco de Degoas. ¿Y el disco? Fue grabado en 1983: la mayoría de las canciones fueron registradas en SADAIC en setiembre de ese año, así que podemos presumir que fueron grabadas algo antes, lo que implicaría que son anteriores a las del revolucionario La dicha en movimiento de Los Twist. Y establezco esta relación porque la idea musical es similar (un revival de los primeros añossesenta) y la intención humorística de las letras también, aunque sin llegarle ni cerca a la mordacidad de las composiciones de Pipo Cipollatti y sus secuaces. El productor y arreglador fue Jimmy Lerman, uno de los legendarios creadores del Club del Clan, además de compositor prolífico, productor de folklore y fundador del sello discográfico P.A.I. (Producciones Argentinas e Internacionales) que editó la placa de Degoas. Y Lerman fue asistido por su hijo Fernando, que entonces tenía apenas 15 años, y que hoy es un músico muy reconocido. Degoas no tenía una gran voz, pero sabía usarla, y al menos hace el esfuerzo de sonar afinado. No es algo tan frecuente como debiera.

 

La producción es prolija dentro de los parámetros lo-fi de un emprendimiento independiente del hoy remotísimo 1983. Los ritmos son los propios del ecléctico pop de los años sesenta, con toques de sofisticación inusuales (campanas, percusiones de samba, saxos, flautas, órgano) que proponen a El primer Degoas musical ¡Insólito! como una versión de Pet Sounds o Magical Mystery Tour en Adelgamate. ¿Una exageración? Probablemente, pero la frase es tan buena que uno siente que es verdadera. El eventual y acaso inexistente lector haría bien en pensar cuántas macanas aceptó en su vida sólo por deferencia a una música verbal sugerente.

 

Por alguna razón, las canciones que acompañan al video adjunto están en un orden diferente al del disco (¿estarán copiadas de las cintas de grabación en vez del master del álbum?). Abría Los de arriba, los del medio y los de abajo (minuto 14:05 del video) canción con fondo símil ska o tarantela y melodía muy fácil de trasponer a cantito de estadio de fútbol. La visión de las clases sociales es bastante radical, ya que estamos en 1983: si bien "nadie quiere de su sitio descender", los de abajo "soportan todo / están castigados" y "los que tienen la manija no la largan", la letra parece compadecerse especialmente de "los del medio" que son " los embromados" porque "reciben golpes / de todos lados / De abajo sienten / que los serruchan / y los de arriba / no los escuchan". La letra termina pidiendo que "tienen pronto que llegar a algún acuerdo / la escalera poco a poco está cediendo". Un poco pedestre y a medio camino entre la broma y la apelación a crear conciencia. Veremos qué sigue.

 

Me dicen extraterrestre (16:53) está construida sobre una base funk sincopada, con intro de flauta, que a la vez es la que lleva el riff. La melodía es muy buena, y al final apunta a cantito de cancha de nuevo. La letra habla de que "porque hablo de corrido / y ando siempre muy perdido / Porque bailo, salto, y pinto / yo parezco un ser distinto / Me dicen extraterrestre / loco masoquista aficionado a la inflación" (sic). El tema parece cabalgar sobre la fama de la película ET, el gran éxito de 1982, y de manera bastante oblicua sobre la de Radio Venus, hit interplanetario de Los Helicópteros y su música pep (sic).

 

¡Detente, no sigas! (8:20) es un blues de piano a la Fats Domino, con intervención destacada de la flauta de Fernando Lerman. La letra es una versión universidad de la calle del carpe diem: "en la sepultura ya todo termina", por lo que "piensa en vivir / y aprovechar / cada momento que te dejen respirar". El solo pasa de la guitarra eléctrica a la flauta, y el bajo subyacente tiene un arreglo piola y está bien tocado. "Detente, detente" era uno de los leitmotif de los avisos de Degoas.

 

Cuando se vaya el sol (24:21) es un tema acústico con arreglos de vientos y letra con gusto a haber sido recalentada en el microondas, que habla de un hombre que recibe a su mujer después de día ocupado. Es una canción que podría haber cantado Sandro porque suena a nuestro pop argentino realmente existente.

 

Mi vida por un canje (19:31) es pop de music hall: por lo que vemos, los estilos musicales de las canciones son bastante variados, algo que no puede sorprender en alguien que, como Degoas y como cualquier persona normal de este mundo, es admirador de The Beatles. La letra es un apelación en segunda persona a una madre por "su hija joven y tan linda / lo que usted me pida se lo cambio por su amor", hecha por alguien que vive del canje, porque "justamente por la falta de efectivo / fui salvado por el trueque primitivo". Termina con aire a coro de cancha, una vez más.

 

Cierra el lado A La hora del lobo (11:43) con oportunos efectos de aullidos de cánidos salvajes. Hay una línea de sintetizador que toca una melodía de película de terror, y Degoas canta que "en el silencio sepulcral / se siente al lobo aullar". El lobo que, en una vuelta de tuerca llamativa, "acaso sea la víctima de los demás".

 

Abre el lado B No hay drama (22:15) un tema pop en irónicos acordes menores que no teme afirmar que "los inundados en camiseta / nadan alegres en la pileta", y menciona a la pasada a "un regimiento de desocupados".

 

Cadáveres (3:04) fue registrada por Jimmy Lerman en SADAIC el 5 de noviembre de 1965: es el tema más viejo del disco. Arranca con una intro blusera parecida a la del antiquísimo éxito Presumida (la versión charra de High Class Baby de Cliff Richard) y con otro leitmotif de Degoas: "pero qué bueno, bueno, bueno". Continúa como un tema jazzero con arreglos de bronces, sosteniendo a una letra que habla de un "lector" que despierta del sueño porque "dos tiros sonaron en la esquina", sale de la casa en "piyama" y ve un muerto en la esquina. Luego de que la policía se lleve al occiso a la morgue, ya no se puede dormir, porque lo asustan los ruidos, y porque ve "en cada ventana / cadáveres, cadáveres". La canción es tan naif que suena un poco siniestra.

 

Cuando vuelvo a Bahía (5:00) está construida sobre guitarra acústica, bajo, percusión y flauta. La letra es un lindo tributo a la ciudad de la juventud, Bahía Blanca, aunque el arreglo medio brasileño remite a Salvador de Bahía, lo que cuenta como un chiste ingenioso.

 

Luego sigue otro tema en que Degoas se presenta como un Salieri de Sandro, pero que no está en el video que acompaña esta reseña, aunque sí en Soundcloud: MI madre siempre está conmigo. Comienza con un recitado, y tiene un lindo tarareo de Viviana Bordón, pero el Ojo de Halcón detecta extorsión emocional, como en todo tema que habla de madres: "¡cómo no lo vas a apreciar, si habla de una madre, y madre hay una sola, desalmado"".

 

¿Dónde estás ET? (0:00) comienza con la frase "¡detente ET!" y se revela como un tema pop sesentoso con acompañamiento de campanas, como un Penny Lane lo-fi. Degoas la canta en castellano neutro, como si estuviera doblando la película ET de Spielberg, uno de los grandes éxitos del año anterior. La melodía es agradable, y se destaca el detalle de producción de sobregrabar la presunta voz de ET, un año antes de que Andrés Calamaro pusiera a Fabio Zerpa a recitar un breve texto en el final de su Fabio Zerpa tiene razón. Hay una modulación de acorde mayor a menor bastante marcada, la cual podemos relacionar, con un poco de buena voluntad y confesa vocación de hypeo, con los célebres compases iniciales de Also sprach Zarathustra, indisolublemente ligados a esa leyenda de la ciencia ficción cinematográfica que sigue siendo 2001.

 

Ahora... Final, final es un tema perdido, que cerraba el álbum y que no encuentro en ningún lado. Como este análisis es más impresionista que exhaustivo, podermos sentirnos libres de imaginarlo como una relectura de Sloop John B y A day in the life, con un crescendo orquestal y un galimatías verbal en el que el oído atento percibe esbozos de las publicidades futuras de Degoas y culmina con la de la yerba Adelgamate, tal como se la oye en estos días en una película recientemente estrenada, Ciudadano Ilustre. Que no otra cosa debiera ser el querible Norberto en esta Mar del Plata: a ver cuándo le ponen su nombre a una calle o una plaza.

 

 

 

NOTAS

(1) La relación es más obvia en el caso de Caiga quien caiga, y hasta sus responsables han mencionado a La Noticia Rebelde como una influencia directa. En el caso de los programas de Marcelo Tinelli, yo citaría como ejemplos de influencia el uso humorístico de la cámara oculta y el espíritu de los informes paródicos de Pachu y Pablo.

 

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