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IMPOSTURAS REALES

En el comienzo de este artículo hay que señalar algo que tal vez escandalizará a muchos: el carácter ficcional de la realidad, y por ende de la Historia. Cito al filósofo y escritor argentino José Pablo Feinmann ("La noche americana", Página/12, domingo 9 de junio de 2002) acerca de la idea de que la verdad se construye: "(...) la verdad es siempre una versión de la verdad que colisionará con otras. Porque, en realidad... la realidad no existe. Existe un campo trazado por miles de interpretaciones, cada una de las cuales parte de un hecho verificable, pero lo insertará en un sistema interpretativo autónomo y diferenciado. Hay, así, una batalla cultural que es la batalla por las interpretaciones del mundo". [Publicado en enero de 2004 en Televicio Webzine].

A diario tendemos a dar por sentada una enorme cantidad de hechos, simplemente porque de otro modo estaríamos condenados a la parálisis. En general, lo hacemos en base al criterio de verosimilitud: la mayoría de nosotros jamás estuvo en Australia, pero asumimos que ese país existe porque postular lo contrario implicaría un complot tan enorme que resulta imposible de creer para una persona normal. En otros casos no es tan sencillo: por citar un ejemplo reciente, la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Allí tenderemos a aceptar la visión de algún medio al que respetemos, y en general respetamos a los medios que reflejan nuestra idea del mundo. Lo que nos expone a la manera más sencilla (más terrible) de engañarnos: cuando oímos lo que esperamos oír.

Valga esta introducción para sumergirnos en las aguas cenagosas de los impostores reales. Muchas veces en la Historia, un heredero al trono desapareció en circunstancias misteriosas, y algunos años después alguien apareció reclamando ser aquel heredero desaparecido. ¿Cómo hacer para saber si ello es cierto? ¿A quién creerle? Hoy contamos con la ventaja de la perspectiva que nos da el paso del tiempo; con algunos impostores no cabe la menor duda de su condición. Pero no olvidemos las palabras de Feinmann con que comienza esta nota: toda Historia es una versión de la Historia, generalmente la versión de los vencedores. Quién sabe cuántos impostores habrán logrado encontrar los medios con los que ocultar para siempre su impostura. Peor aún: quién sabe cuántos impostores tenemos que soportar hoy en día, simplemente porque aún no ha llegado el momento de que sean desenmascarados.

En el apéndice incluyo algunas imposturas de un grado superior: aquellos falsos pretendientes a tronos más falsos aún. Todas esas historias tienen su peculiar encanto, creo.

ESMERDIS

El emperador persa Ciro el Grande (Kurash), que reinó entre los años 550 y 530 A.C., fue sucedido por su hijo Cambises, a quien se lo conoce también como Artajerejes (Xerxes - pronúnciese Jerjes - en griego, Ahashverosh en hebreo, Khshgyarsha en persa). Cambises tenía un hermano, Esmerdis, al que mandó asesinar en secreto.

Parece que su gobierno fue cruel con las naciones conquistadas: suprimió por la fuerza cualquier oposición a su opresivo sistema fiscal. En 522 A.C estaba guerreando en Egipto cuando Patizithes, el mago que custodiaba su palacio, proclamó a su propio hermano Gaumata (o Bardiya) como emperador, asumiendo la personalidad de Esmerdis.

La existencia de un malestar general se pone de manifiesto en las medidas del supuesto Esmerdis: la abolición por tres años de las levas (servicio militar compulsivo) y de los impuestos. Cambises se vio aislado y pronto murió. Pero Gaumata se mostró proclive a la aristocracia meda, rival de la persa, y era además un innovador religioso, lo que despertó pavor en la nobleza, que encontró como única solución el magnicidio. Habiéndose asegurado que Gaumata era un impostor, le persiguieron y le dieron muerte en la fortaleza de Sikthanwatich, en Media, donde se había refugiado. Había reinado por ocho meses. (Derecha: el imperio de Ciro).

El líder de la rebelión, Darío, uno de los generales de Cambises, pertenecía a la poderosa familia de los Aqueménidas, los descendientes de Hajamanish (Aquemenes) y sucedió a Gaumata / Esmerdis en el trono. Tras la muerte de Gaumata, tuvo lugar una gran matanza de magos, pues se sospechaba que habían tomado partido por el impostor con el deseo de instaurar en Persia una monarquía teocrática. El recuerdo de tal acción se conservó a través de una fiesta llamada Magofonía.

Algunos historiadores modernos piensan que en realidad toda la historia de los dos Esmerdis es un fraude inventado por el propio Darío para legitimar su acceso al trono a través de la fuerza, y que Darío asesinó al legítimo hijo de Ciro. Por cierto, las únicas fuentes que poseemos se basan en su propio relato... ¿Y si Darío es el verdadero impostor? Unos pocos años después, en Persia, un tal Vahyazdata dijo ser Bardiya y se alzó contra Darío antes de ser derrotado (¿otra vez?).

NIDIUTO-BEL

Pero Darío no pudo descansar por mucho tiempo. Tuvo que dedicarse a sofocar la rebelión de Babilonia, dirigida por un tal Nidiuto-Bel, quien se hacía pasar por Nabucodonosor III y levantó al pueblo contra la dominación persa. Darío dirigió una campaña militar contra Babilonia; consiguió atravesar el río Tigris, defendido por una poderosa flota, y vencer dos veces a Nidiuto-Bel, que tuvo que huir y refugiarse en la ciudad. El sitio duró dos años, y sólo concluyó gracias al valor del noble Zopyro, quien se dejó cortar la nariz y las orejas para poder entrar en la ciudad simulando ser una víctima de Darío. De esta manera, se ganó la confianza de los sitiados y abrió una de las puertas de la ciudad, con lo que Darío logró tomarla.

EL CONDE DE WARWICK

Lambert Simnel (hacia 1475-1535) fue un títere de un sacerdote de Oxford, Richard Symonds, y de Margarita, la Duquesa de Borgoña, hermana del rey Eduardo IV de Inglaterra. Ambos coronaron a Lambert en Dublín, en 1486, como Eduardo VI, Conde de Warwick, legítimo heredero al trono, supuestamente asesinado en su niñez en la Torre de Londres con su hermano, el Duque de York.

Pero el joven Lambert era hijo de un simple carpintero, y para cualquiera que lo trató, resultaba singularmente poco calificado para hacerle creer a nadie que era el heredero del trono. El rey Enrique VII atacó a las tropas rebeldes y las derrotó en la batalla de Stoke (su jefe, el Conde de Lincoln, murió en el combate). Simnel y Symonds fueron capturados y enviados a prisión. Mientras Symonds permaneció años en la cárcel real de la Torre de Londres, Simnel fue liberado y autorizado a trabajar en las cocinas del palacio real.

EL DUQUE DE YORK

Perkin Warbeck (hacia 1474-1499) fue un títere de otros, como Simnel. Era de origen flamenco, hijo de un funcionario menor, y fue persuadido de hacerse pasar por Ricardo, Duque de York, el más joven de los príncipes asesinados en la Torre de Londres. Como Simnel, fue apoyado por Margarita de Borgoña, y también por el emperador Maximiliano y el rey Jacobo IV de Escocia. Su ejército de 6 mil hombres desembarcó en Cornualles, pero fue derrotado y hecho prisionero. Enrique VII no lo tomó demasiado en serio al principio, pero tras un intento de escape lo mandó ejecutar por traición.

LOS CUATRO DIMITRI IVANOVICH

Cuando Iván el Terrible, zar de Rusia, murió en 1584, fue sucedido por su hijo Fiodor. Éste, débil y enfermizo, fue dominado por su cuñado, Boris Godunov, quien fue el poder detrás del trono hasta la muerte de Fiodor en 1598. Entonces, Boris se proclamó zar, y a su muerte en 1605 le sucedió su hijo Fiodor II. Pero éste fue asesinado por los enemigos de su padre, y reemplazado por el primer falso Dimitri, quien decía ser hijo de Iván el Terrible (se supone que era un monje llamado Grigory Bogdanovich Otrepyev, que aparentemente se creía su historia). Tras conseguir el apoyo de Polonia, Lituania y los jesuitas, logró que el ejército de los Godunov lo aceptara como zar en junio de 1605.

Pero pronto se hizo impopular por su política de alianza con los polacos y fue asesinado también. Fue reemplazado por el candidato de los nobles (boyardos), el príncipe Vassili Shuiski, de la familia Rurikovich, adoptando el nombre de Basilio IV. Había rumores (seguramente interesados) de que Dimitri había sobrevivido al golpe, y en agosto de 1607 apareció otro pretendiente. Ni siquiera se parecía físicamente al anterior, pero su existencia servía a los intereses polacos. No es de extrañar entonces que la esposa del anterior Dimitri (que era una noble polaca) lo reconociera formalmente como su esposo superviviente... Basilio recién pudo derrotarlo, con ayuda del ejército sueco, en 1610. (Derecha: Basilio IV).

Pero Basilio fue depuesto por la nobleza en julio de 1610 ante la aparición de otro falso Dimitri, un diácono llamado Sidorka, otra vez apoyado por el Rey de Polonia, que lo instaló como un zar títere. Mientras tanto, las tropas polacas ocupaban Moscú, los suecos invadían las provincias occidentales, y cosacos y tártaros en el sur incendiaban las aldeas y profanaban las iglesias. Pero los rusos se sublevaron, tomaron el Kremlin y esclavizaron a los ocupantes polacos. Tras la expulsión de los invasores y la muerte del tercer Dimitri, un congreso nacional estableció la dinastía Romanov al reconocer como zar a Miguel III, hijo del Patriarca de Moscú.

EL INCA ANDALUZ

Nacido Pedro Chamijo en 1602 en Andalucía, era un mitómano y un ladrón profesional, no muy inteligente pero muy pícaro, habituado a huir hacia adelante. Había acudido al Alto Perú (la actual Bolivia) en 1620, como tantos otros, para hacer fortuna en las minas de plata de Potosí. Cuando estaba preso en La Plata (hoy Sucre) engañó al presidente de la Audiencia diciéndole que sabía cómo encontrar supuestos reinos indios, ricos en oro, como el Paititi. Se puso el apellido Bohórquez para hacerse pasar por pariente del padre Alonso Bohórquez. Pero pronto se descubrió que era un mentiroso y tuvo que huir.

Tras dos años en la oscuridad volvió a Lima. Parece que, de tanto mentir, terminó creyéndose sus propios delirios. Un nuevo virrey le creyó y le dio 40 soldados para buscar el Paititi. Pero tras unas semanas de vagar perdidos, se produjo un amotinamiento entre sus tropas y se tuvo que volver. El virrey, enfurecido, lo desterró a Chile. De allí también tendría que escapar, a Cuyo.

A mediados de 1656 apareció entre los indios de los Valles Calchaquíes haciéndose pasar por heredero del trono Inca, y diciendo que iba a liderar su lucha para liberarse de los españoles. Se hacía llamar Huallpa Inca. Los calchaquíes le creyeron, le obedecieron y le dieron un harén de 15 concubinas. Pero a su vez, Chamijo / Bohórquez / Huallpa Inca fue a ver a los jesuitas y les dijo que estaba tratando de llevar a los indios al catolicismo y de averiguar dónde tenían sus tesoros ocultos, y les pidió que lo ayudaran a ver al gobernador del Tucumán, Alonso de Mercado y Villacorta. El gobernador creyó en semejante historia y le permitió usar el título de Inca y los cargos de teniente gobernador, justicia mayor y capitán de guerra de los Valles Calchaquíes. Luego Chamijo volvió entre los indios y les enseñó a construir y manejar unos cañones algo primitivos, pero que servían.

Finalmente los indios se levantaron en mayo de 1658. Las autoridades españolas, temiendo el efecto dominó en Perú, decidieron aplastar la rebelión. Chamijo terminó preso de su propia trampa y tuvo que declarar la guerra. Fue hecho prisionero por los españoles y enviado a Lima, donde fue ejecutado en 1667. La sentencia dice: "que en la cárcel donde está, se le dé garrote hasta que muera naturalmente (sic) y de allí sea sacado su cuerpo y puesto en la plaza pública, donde estará puesta una horca y en ella estará colgado veinticuatro horas y, pasado, se le corte la cabeza y se ponga en el arco del puente que mira al barrio de San Lázaro (...)".

Recién se logró controlar la valiente revuelta calchaquí en 1664. A los 20 mil habitantes de los valles se los esclavizó o desterró (como a los quilmes, una tribu que fue enviada a la zona que hoy lleva su nombre, en las afueras de Buenos Aires).

LUIS XVII

Luis Carlos, nacido en 1785, Duque de Normandía, era el segundo hijo de Luis XVI y María Antonieta de Austria, heredero del trono tras la muerte de su hermano mayor en 1789. Durante el Terror, el Comité de Salud Pública confió su cuidado a un preceptor, un zapatero fanático llamado Antoine Simon, que según los realistas franceses lo trataba bárbaramente (algo que no está probado). El infortunado Delfín (nombre que reciben los herederos del trono francés) murió en la cárcel del Temple en 1795. En 2000, un grupo de expertos anunció que habían comparado el ADN de su cuerpo con el de descendientes de la familia real y probado definitivamente que el muchacho muerto en la prisión era el heredero del trono.

Hubo alrededor de treinta personas que proclamaron ser el pobre chico. Treinta años después de su muerte, apareció alguien que afirmaba ser el Delfín. Era un relojero prusiano llamado Karl Wilhelm Naundorff, y por su reclamo fue enviado a prisión en su país en 1824, permaneciendo encarcelado hasta 1828. En 1831 publicó sus memorias. Intentó hacerse recibir en Praga por su supuesta hermana, la Duquesa de Angulema, pero fracasó. En 1834 fue a París, a intervenir en el proceso a otro falso Delfín, el Duque de Richemont. En 1836 se atrevió a iniciarle juicio a la Duquesa de Angulema para obtener la parte de la herencia de sus padres que le tocaba a Luis XVII, mas entonces fue expulsado de Francia. Se radicó en Delft, en los Países Bajos, donde murió el 10 de agosto de 1845. Sus descendientes intentaron hacer valer sus derechos ante la justicia francesa en 1851 y 1874, y en 1910 ante el Senado, en todos los casos sin éxito. El último intento fue en 1954, aunque sus herederos aún se hacían notar hace unos años hasta en Internet.

Richemont (Enrique Etelberto Luis Víctor Herberto) presentó su reclamo en París en 1828. En 1833 fue arrestado y llevado a juicio, y terminó condenado a doce años de prisión. Escapó tras unos pocos meses de confinamiento y huyó de Francia, para retornar en 1840. Murió en 1853, y en su tumba se inscribió el nombre de Luis Carlos de Francia, hasta que el gobierno ordenó que se lo quitase.

Otro supuesto Luis XVII fue Eleazar Williams (hacia 1789-1858). Era un misionero cristiano nacido en Caughnawaga, Canadá. Su madre era iroquesa. Fue educado en escuelas privadas de Massachusetts, y estableció una misión entre los Oneida, y tradujo un libro de oraciones al iroqués. En 1822 lideró a un grupo de Oneidas en la búsqueda de nuevas tierras en Wisconsin, soñando con establecer un imperio indio en el oeste. Hacia 1839 empezó a sostener que era Luis XVII, un reclamo del que no abjuró hasta su muerte.

ALEXIS Y ANASTASIA

Tras la revolución comunista de octubre de 1917, el nuevo gobierno ruso había planeado un proceso público contra el zar, llevado a cabo por León Trotsky. La familia imperial, mientras tanto, permanecía prisionera en los Urales, en Yekaterinburg (que en la época comunista fue llamada Sverdlovsk), pero en el verano de 1918 los ejércitos contrarrevolucionarios amenazaban tomar la ciudad. Temiendo que fueran liberados, la dirección revolucionaria ordenó su ejecución inmediata.

La tarde del 16 de julio, Nicolás, la zarina Alejandra y sus cinco hijos (el zarevich Alexis y cuatro hijas) y sus cuatro sirvientes fueron llevados al sótano de la casa que ocupaban. Allí los esperaba un pelotón de fusilamiento. El zar y la zarina cayeron enseguida ante los disparos; se dice que las joyas salvaron de las balas a sus hijas, que debieron ser rematadas con bayonetas. Para impedir que fueran reverenciados como mártires, sus cuerpos fueron enterrados en una tumba en medio del bosque y rociados con ácido. (Derecha: los príncipes Romanov).

Pronto corrieron rumores de que alguno de los hijos de Nicolás había sobrevivido. Al menos hubo dos supuestos Alexis (que era el heredero del trono), pero dado que el príncipe padecía de hemofilia, resulta extremadamente difícil creer que pudiera haber sobrevivido a un fusilamiento, además del hecho de que no se entiende cuál podría haber sido el interés de los bolcheviques en mantenerlo vivo. También hubo docenas de personas que proclamaron ser la princesa Anastasia (algo que encontró mucho mayor eco en Occidente). La más conocida de las reclamantes, Anna Anderson, apareció en Berlín en 1920, desvariando en ruso y mostrando cicatrices terribles en su cuerpo. Murió en 1984 sin que nadie le creyera.

En 1991 se identificaron oficialmente nueve cuerpos (faltaban los de Alexis y la princesa María, que fueron enterrados aparte, y se encontraron años después). Un estudio de ADN en 1994 demostró la falsedad de los reclamos: Anastasia efectivamente murió en Yekaterinburg.

APÉNDICE

GEORGE PSALMANAZAR

Su nombre real es desconocido. Se supone que nació en Francia hacia 1679, y murió en 1763. De joven desarrolló una marcada habilidad para aprender lenguajes. Cuando tenía alrededor de 20 años de edad comenzó a viajar por Europa haciéndose pasar por un converso japonés al cristianismo. Luego Psalmanazar comenzó a hacerse pasar por un rey caníbal de Formosa (no la provincia argentina, sino la actual Taiwan) y fue capaz de publicar un libro en 1704, "Una descripción histórica y geográfica de Formosa", de inventar un lenguaje supuestamente hablado en la isla y de enseñarlo en la Universidad de Oxford (!). De todos modos, comenzaron a surgir sospechas, y hacia 1706 tuvo que reconocer la falacia de su posición. Desde entonces sobrevivió contando la historia de su impostura. Cuando murió en 1763, se publicaron su memorias, en las que confesaba un fraude que había durado décadas, y que resultó un impresionante ejemplo de improvisación sobre la marcha.

LA PRINCESA CARABOO

En 1817, una pobre chica inglesa llamada (tal vez) Mary Baker se las ingenió, con la ayuda de un marinero portugués que entendía su supuesto lenguaje, para hacerse pasar como la princesa Caraboo de "Javasu", víctima de un naufragio. Se las arregló para que algunos joyeros quisieran impresionarla regalándole joyas.

EL REY DE ARAUCANIA

Orelie-Antoine de Tounens, un aventurero francés, "electo" en 1860 (aparentemente en acuerdo con la tradición mapuche) como "rey de Araucania y Patagonia", nunca fue reconocido ni por el gobierno argentino ni por el de Chile, dado que su supuesto reino abarcaba parte de los territorios de ambos países. Orelie llegó a publicar insólitos avisos en los periódicos europeos, por medio de los cuales buscaba encontrar una "reina". En 1862 fue capturado por el ejército chileno y expulsado del país. Sus herederos continuaron su lucha por el reconocimiento hasta el día de hoy.

En 1986 se filmó una excelente película argentina, "La película del rey", de Carlos Sorín, parcialmente basada en el caso. La vida de Orelie y la película también dieron pie a uno de los más memorables sketches de Alberto Olmedo y Javier Portales como Alberto Borges y Miguel Ángel Álvarez.

EL EMPERADOR DE ESTADOS UNIDOS

Norton I, Emperador de los Estados Unidos, nació Joshua Abraham Norton hacia 1819, se supone que en Inglaterra o Sudáfrica. Nada seguro se sabe de su vida hasta que arribó a San Francisco durante la fiebre del oro que comenzara en 1848. Se supone que pasó algún tiempo en Sudáfrica y que llegó a California como un relativamente exitoso hombre de negocios. Se dedicó a la especulación en el mercado del arroz, una valiosa mercadería en su momento, pero terminó perdiéndolo todo. Esto lo desilusionó profundamente, cuando no lo condujo a un estado de demencia.

En 1859 se proclamó Emperador de los Estados Unidos y Protector de México, lo que parece haber sido una muy creativa solución al problema de estar en quiebra. Sorprendentemente, funcionó, lo que demuestra que California era una tierra de freaks cien años antes de los hippies. Norton comía gratis en los mejores restaurantes, y sus proclamas eran publicadas en los diarios de la ciudad. Mientras muchos reformadores fallaron en romper el monopolio nacional de la emisión de moneda (que entonces estaba en manos privadas) Norton I emitía su propia moneda, que era aceptada en toda la bahía de San Francisco. Y aunque era un farsante de primer orden, Norton I era tan querido que 30 mil personas asistieron a su funeral en 1880. En 1981 hasta se presentó una ópera con su historia, "Emperador Norton", de Henry Mollicone.

 

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