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CANTILO & PUNCH, EN LA JUNGLA DE LOS '80


Por el doctor Alan Grant

Internet tiene estas cosas: uno comienza a buscar algo y se encuentra con discos que (no es joda) hace décadas que no escuchaba, con algunas canciones que desconocía y, por ello, es como si hubieran sido compuestas hace instantes. Con ustedes, una modesta mirada sobre dos discos tan olvidados que seguramente serán para ustedes toda una novedad: los dos que Miguel Cantilo grabara con su banda Punch en 1980 y 1981.

Tras la desventura grabación de "Pedro y Pablo y Otros Apóstoles" que hemos reseñado en otro artículo, Miguel Cantilo decidió irse del país. Tras pasar por Bolivia y Perú, recaló un tiempo en Colombia, en las afueras de Bogotá (donde su mujer Silvina dio a luz gemelos) y en 1977 se fue a España: el que la Madre Patria comenzara a cerrar uno de los capítulos más oscuros de su historia mientras el Cono Sur de América se convertía en un campo de concentración a escala continental fue una coincidencia temporal a la que miles de sudamericanos le deben nada menos que su vida. Miguel recaló en Mallorca, donde se ganó la vida vendiendo las artesanías que confeccionaba Silvina y armando un grupo callejero que interpretaba música latinoamericana con otros expatriados como Miguel Abuelo y Kubero Díaz. Hacia 1979, había logrado armar un grupo, Punch, con algunos antiguos amigos de La Cofradía de la Flor Solar como el baterista Isa Portugheis, el bajista Morci Requena y el guitarrista Quique Gornatti, a quienes sumó un tecladista navarro, Fernando Huici. La banda llegó a grabar un demo en Madrid, pero en ese momento los argentinos del grupo comenzaron a tener problemas con el visado, y entonces Cantilo decidió hacer el intento de volver a casa.

El grupo consiguió un contrato de grabación por intermedio del productor Oscar López, pero debió cambiar el nombre: para López, el agregado del nombre de Cantilo era un gancho necesario para lanzar a una banda desconocida, en una época en la que el mercado del rock argentino era totalmente marginal. De hecho, los discos de rock argentino editados entre 1979 y 1980 apenas rondan la veintena...

Punch llevaba bastante tiempo ensayando, así que la grabación fue bastante rápida. "Adondequiera que voy" apareció en las bateas en 1980, y sorprendió al pequeñisimo mundo del rock argentino de ese momento, que llevaba un lustro replegado sobre sí mismo, totalmente ajeno a todo lo que había pasado en el rock anglosajón a partir del punk. El propio nombre de la banda era una declaración de principios: una búsqueda de un sonido directo y de llegada inmediata, rebosante de energía y dinamismo. Pero Punch no era una banda New Wave más: como ya veremos, su apertura estilística era muy amplia, y además contaba con un excelente cantante que es, a la vez, uno de los grandes autores del letras de toda la música popular nacional durante la segunda mitad del siglo XX.

(A la derecha, imagen de la tapa: arriba Huici, Cantilo, Portugheis; abajo Gornatti, Requena).

El disco comenzaba con "Adondequiera que voy", un tema compuesto apenas regresados a Buenos Aires. A partir de una increíble melodía de Isa Portugheis, Cantilo escribió una letra que, como él mismo afirmara, está "inspirada en el Ser Superior que todos llevamos dentro, que algunos identifican con lo divino, otros con la proyección de su propio ser, otros con algo inexplicable y muchos con el amor", y le canta a "la correspondencia entre el ser interno del individuo y lo trascendente de la creación percibido a través de la naturaleza circundante". El enfoque es similar al de las canciones tradicionales africanas o al de su heredera directa, la música negra de los Estados Unidos (en especial el estilo denominado transparentemente soul) en cuanto a que los versos pueden leerse indistintamente como una declaración de comunión mística con la divinidad o de amor hacia una persona concreta (si es que ambas cosas no son una sola). Musicalmente, es un tema folk con una producción que lo hace pasar por el tamiz de la New Wave, con el detalle exquisito de la guitarra slide a cargo de Gornatti y unos bellos coros beatlescos. El tema fue adoptado como cortina por un programa radial de Juan Alberto Badía, y fue lo más cercano a un hit que tuvo esa placa.

El segundo tema, "Lava blanca luna", es similar al anterior en cuanto a su origen de canción de fogón arreglada para sonar acorde con la década que despuntaba, y su letra es una invocación al astro nocturno para que lave "los tantos pensamientos / que machacan en mis adentros / y me roban la claridad / y me ocultan la verdad / con palabras". El tercero es, a los ojos de este 2009 en el que se escribe esta nota, toda una sorpresa: "La serpiente otra vez" es el primer ska argentino del que yo tenga conocimiento. Su letra es introspectiva, como en el tema previo, y alude a demonios interiores que Cantilo corporiza en una serpiente que "despierta / y clava sus ojos en mí / Si no soy fuerte / me hará girar hasta el fin". Luego viene un ganchero tema funky, "Cacho palos", cuya letra es un buen ejemplo del viejo rechazo hippie al consumismo y la avaricia. (La versión original del tema era imposible de editar en la Argentina de 1980 porque, como diría un querible personaje de Diego Capusotto, hablaba del "ffasoo..."). Luego viene una canción que hoy se lee como una exhortación vital (no demasiado lograda) pero que entonces fue bastante resistida por el público: "Buenas ondas" simplemente llamaba a encarar la vida con optimismo pero, en la Argentina arrasada y aterrorizada de años, ese mensaje sonaba a frivolidad. No sería la única vez que los tiempos de Cantilo y de su público entrarían en violenta discordia.

"Yo soy un jornalero" es un tema ablusado con una inspirada letra de Miguel, en la que se compara el trabajo de cantautor con el de un jornalero que acarrea cada día "melodías y palabras" y asume alegremente su labor, más allá de las estrecheces económicas que este modo de vida pueda traer (abajo se puede leer entera). Luego viene "Atención al camino" ("y todo lo que quiero / es afinar el vuelo / y no pensar en nada más / seguir avanzando hasta la meta final"): está decorosamente tocado, aunque hoy suena (casi que comprensiblemente) a banda de músicos blancos probando cómo le sale el reggae. Hasta donde sé, es el primer tema de ese ritmo jamaiquino grabado por una banda argentina de rock. El disco continúa con un tema latino con toques funk, "Bien caliente" y una chacarera dedicada a Buenos Aires ( "Chacarera de plata"), en otra muestra del eclecticismo musical del grupo. En el cierre, llegan "Directriz" (nueva invitación a "llegar a más" y a despertar "de tanto sueño"), el rockito "A tres mil metros sobre el nivel del mar" (una evocación de los días pasados en Colombia) y un hermoso y tranquilo tema acústico, "La vuelta al origen" (con unos versos iniciales que dicen "la tarde se desarma lentamente / va desapareciendo con el sol").

"Adondequiera que voy" era un buen trabajo de una banda que recién comenzaba a recorrer su camino, pero generó un rechazo inmediato que Punch no pudo remontar jamás: a Cantilo se le reprochaba que no cantara ningún tema del repertorio más frontalmente contestatario de Pedro y Pablo, al borde de imputarle cobardía o falta de compromiso con sus ideales de una década atrás. De nada servía que Miguel aclarara una y mil veces en los reportajes que éste era un tiempo de remplazar la protesta por la propuesta, o que sobre el dúo que formara con Jorge Durietz pesaba una prohibición de presentarse en público. La imagen de la banda, con esos trajes y esas corbatas New Wave, espantaba a quienes habían nacido al rock rechazándola como símbolo de un modo de vida abominable. En febrero de 1981, en su actuación en el Festival de La Falda, la banda fue resistida por el público del primer al último acorde. Hasta los equipos parecían aborrecer a Punch: Miguel Cantilo recibió una descarga eléctrica de su guitarra y estuvo unos momentos inconsciente.

Demostrando en los hechos su mensaje de apuesta al optimismo y a las ganas de hacer cosas, Miguel Cantilo respondió absorbiendo el golpe y doblando la apuesta: el segundo disco de la banda, "En la jungla", de 1981, es todavía más New Wave que el anterior y tiene mejores canciones, además de los dos únicos verdaderos hits del grupo, "La jungla tropical" y "La gente del futuro". Este último tema (cuya extensa letra también se transcribe abajo) abre la placa con su potencia rockera (en algunas versiones en vivo, casi punk) y una letra para paladear verso a verso y que, si se dejan a un lado las hoy anacrónicas referencias a "los jóvenes del año 2000", merece la calificación de visionaria. (Jorge Asís llegó a compararla con "Cambalache", y a Eladia Blázquez le motivó a establecer paralelos entre Cantilo y Discépolo). Por medio del mecanismo poético del "ubi sunt" ("dónde están"), la letra ajusta cuentas con las falsas promesas de paraísos formuladas por los defensores del avance tecnológico y científico a cualquier costo, por los ideólogos contestatarios, por el psicoanálisis devenido en mero auxiliar de la mala conciencia burguesa, por el pacifismo hippie y por el misticismo oriental tuneado para atraer dólares occidentales (en la demoledora y brillantísima frase "y dónde estás tú / famoso gurú / ahora que se fueron y apagaron la luz"). Cantilo se pregunta también por la desaparición de esa sensación de fiesta que primaba en los '60, y tras negarse a la comodidad de "clavarse el puñal / llorando la carta / del tango fatal", apuesta a las nuevas generaciones de ese comienzo de los '80, con una frase que fue criticada por ingenua ya en ese entonces: "tenemos que hacernos un mundo mejor / porque éste está enfermo y nosotros no". Sin embargo, nótese que la frenética afirmación final ("haremos un mañana total") parece sacar su fuerza de la duda: Cantilo parece cantarla como si él mismo necesitara convencerse de que esa apuesta no terminará fracasando también.

(Arriba, imagen de la tapa: nótese a Cantilo vistiendo una casaca del legendario club de fútbol Chacarita Juniors).

Siguen "Los años ochenta", uno de los temas más New Wave de la placa y casi una coda de "La gente del futuro", y una canción dedicada a John Lennon, cuyo asesinato era entonces reciente: la sentida interpretación vocal de Miguel es más memorable que una letra que resulta extrañamente elemental. "Rock del pensamiento" es un rockito bien tocado, que retoma las inquietudes de "Lava blanca luna" y "La serpiente otra vez". Sigue la bella "Unos que ríen, otros que lloran", que por medio de un diálogo con la mujer amada reclama el cambio interior como condición previa del cambio exterior, una temática del todo ajena a la militancia politizada que todavía reclamaba a Pedro y Pablo y más bien afín a ciertas lecturas puestas de moda por la contracultura de los '60 (digamos Gurdieff o Lanza del Vasto). Con ese tema cierra el lado A: recordemos que en 1981 todavía estábamos en la era del vinilo y el casete, y la tecnología del CD estaba en pañales (ni hablar de la del mp3).

"La jungla tropical" abre el lado B: un tema ablusado con un memorable y sencillo riff de cinco notas y uno de los versos que el rockero argentino promedio hizo propios por aquellos años tan complicados, los de "si no fuera por la música / no nos salva ni Tarzán". Le sigue una gran tema de inspirada letra, "Tema para el colectivero", con algunos versos inolvidables (como el que define al impetuoso y humeante colectivo porteño como el "marrano de Troya de las calles"). Continúan una balada amorosa, "El oasis de tus ojos" y"Mágica energía" (un reggae de letra mística, que demuestra una positiva evolución de la banda en el dominio del ritmo), para cerrar con "Puertas de la claridad".

El disco fue presentado en vivo el viernes 3 de julio de 1981 en el Auditorio Buenos Aires. A la falta de sintonía con el público y la crítica se le sumó la presión de los jerarcas militar sobre la compañía grabadora, que complicó la difusión de la placa. Tras el verano de 1982, los cinco Punch, jornaleros de la música, comenzaron a buscar otras alternativas: Miguel había probado suerte con el dúo Cantilo - Durietz (el nombre Pedro y Pablo seguía siendo tabú) en unas actuaciones en locales pequeños ya durante junio de 1981, seguidas por otra en un festival organizado por la revista Humo® en agosto. El crucial año 1982 encontró al dúo presentándose en La Falda (esta vez sin escándalo) y en el Festival de la Solidaridad Latinoamericana (en pleno delirio malvinense) y luego grabando "Contracrisis", un disco que (por fin) tuvo buenas ventas, para el cual Cantilo convocó a sus compañeros de Punch para servir de banda de apoyo: Isa y Gornatti aceptaron, Morci Requena y Fernando Huici prefirieron seguir sus propios caminos (este último se quedó a vivir en Argentina, más precisamente en Jujuy, donde se dedicó a la plástica). Fue presentado en vivo en tres funciones a lleno total en el Estadio Obras, en las que se grabó una placa que también tuvo muy buenas ventas. Para el IV Festival Buenos Aires Rock de noviembre de 1982, Cantilo se había ganado el respeto y el cariño generales: además de presentarse con Pedro y Pablo e intentar el canto del cisne de Punch (que presentó un carnavalito muy festejado, "Sueños de la cultura", que aparece en el disco del festival), Miguel cantó ¡"Huevos" con Zas! (también aparece en el disco) y cerró el encuentro formando un cuarteto vocal y de guitarras con León Gieco, Raúl Porchetto y Piero. (A la derecha, afiche de una actuación en vivo de Punch durante octubre de 1982. Fuente: aquí).

En 1983 Pedro y Pablo siguió tocando hasta las vacaciones de invierno, a partir de las cuales Cantilo probó suerte como solista con "Unidad", un disco con un mensaje muy apropiado para aquellos tiempos de recuperación de la vida democrática, pero que pasó desapercibido, iniciando un nuevo período en el que Miguel y el gran público seguirían por caminos separados. Para ese entonces, el mainstream del rock argentino, el estilo que más gente convocaba, era... la New Wave.

Pero ésa es otra historia.

YO SOY UN JORNALERO

Yo soy un jornalero,
cada día cobro y gasto mi dinero.
Cargando la guitarra,
acarreando melodías y palabras.
Espejo de mi cuento
son las suelas en el suelo todo el tiempo.
Pues yo soy un jornalero que gana cantando
su diario dinero para comer.
Goteando lentamente,
una espera de milenios en la frente,
ahorro para luego
excedentes de la nada con que juego.
Pues soy un jornalero,
y mi bolsillo tiene varios agujeros.
Paso de todo mientras todo pasa al lado mío.
Ese es mi modo, yo paso de todo.
Sólo me fío de mi nena y de los míos
porque la gente pasa indiferente.
La música me liga a los seres que quiero,
alos que sienten el rock and roll.
Yo soy igual que todos
y trabajo con el pueblo codo a codo.
No gano lo que quiero
pero quiero lo que gano como puedo,
pues soy un jornalero
que gana cantando su diario
dinero para comer, dinero para comer,
dinero para, dinero para, dinero para comer

LA GENTE DEL FUTURO

El tiempo se acaba, el siglo se va.
Frenética avanza la era nuclear.
El grito de un hombre se pierde entre mil
y nacen los jóvenes del año dos mil.
¿Y dónde están ahora los geniales científicos?
Inventando la bomba de rayos pacíficos.
¿Y dónde están ahora los filósofos críticos?
Tiñendo sus palabras de intereses políticos.
¿Y dónde está el bien, debajo de quién?
¿Adónde haya un ejemplo que nos sirva de ley?
La crisis del hombre es casi total,
ve sólo valores en lo material.
Impone la fuerza sobre lo sutil,
su débil conciencia se arrastra servil.
¿Y dónde están ahora los psicoanalistas?
Calmando la neurosis de los accionistas.
¿Y dónde están ahora los hippies pacifistas?
Peleando para mantener a sus familias.
¿Y donde estás tú, famoso gurú,
ahora que se fueron y apagaron la luz?
Ésta es la gente del futuro
y este presente tan, tan duro.
Es el material conque edificaremos un mañana total.
No sirve de nada clavarse el puñal
llorando la carta del tango fatal.
Tenemos que hacernos un mundo mejor
porque este está enfermo y nosotros no.
¿Y dónde están ahora las ganas de vivir una fiesta?
No vale reprimirse cuando toca la orquesta.
¿Y dónde está ahora aquel cantor de protesta?
Cantando a los gritos su nueva propuesta.
¿Y dónde estás vos y dónde estoy yo?
Subidos a la música del rocanrol.
Ésta es la gente del futuro
y este presente tan de apuro.
Es el material conque edificaremos un mañana total.
Es el material
conque edificaremos un mañana
haremos un mañana
haremos un mañana total

TEMA PARA EL COLECTIVERO

Señor colectivero, capitán, timonel y cobrador
de esta fenomenal combinación
de perdido vagón de tren carguero
y coche popular de pasajeros,
pintado de un color de carnaval.
Señor colectivero, comandante, piloto y mandamás
de esa cápsula pública y fugaz,
de ese raro animal de aliento negro,
tan cómico con su perfil de cerdo,
su corneta infernal y su motor.
Te canto capitán, enojado pirata de las calles,
colectivero de mi Buenos Aires.
Le canto a tu animal, al marrano de Troya de las calles,
al colectivo de mi Buenos Aires,
en que voy cada día a trabajar.
En la esquina chofer ¡no me arrime al cordón, puedo saltar!
Si quiere pare un poco más allá.
pero eso sí, señor, no clave el freno
porque los pasajeros nos caemos
en un paso de tango sin control.
Señor colectivero, yo comprendo que es duro manejar
con el tránsito loco que hay acá,
dar el vuelto y también cortar boleto
y no perder minutos de ese tiempo
que late en el reloj del corazón.
Te canto Superman, raro bicho, hombre orquesta,
conductor de mi pueblo ida y vuelta.
Te canto capitán, enojado pirata de las calles,
colectivero de mi Buenos Aires,
empujando a la gente para atrás.

 

FUENTES

* "El cantar de Miguel Cantilo". Miguel Cantilo, Editorial Galerna, Buenos Aires 2008.

* Artículo correspondiente de Rock.com.ar

* Letras de "Adondequiera que voy" y "En la jungla" en CMTV.com.ar.

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