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HISTORIA DEL REINO DE REDONDA
Redonda (imagen de abajo a la derecha) es
un peñasco de tres kilómetros cuadrados ubicado entre las islas de Antigua y
Montserrat, en el Mar Caribe, habitado por aves marinas, lagartos y ratas. Fue
descubierto y bautizado Nuestra Señora de
Su único atractivo, hasta hace poco menos de un siglo y medio, fue el de servir de escondite a contrabandistas y corsarios. Entonces se descubrió que el guano que los alcatraces y las gaviotas depositaban en su superficie tenía un gran valor comercial, y los británicos, ni lentos ni perezosos, lo anexaron a su colonia de Antigua. Actualmente pertenece a ésta, que es una nación independiente desde 1981.
SU PRIMER REY
En 1865, un
comerciante de Montserrat llamado Matthew Dowdy Shiell, descendiente de los
antiguos reyes gaélicos de Irlanda, pasaba en su barco cerca de Redonda cuando
tuvo la idea de reclamarlo para sí y proclamar a su primer hijo varón, Matthew
Phipps, como su rey. (Comprendamos a Shiell: ya era padre de ocho hijas cuando su
mujer, una liberta negra, le dio a M. P....). En 1880, en su cumpleaños número
Cuando los británicos proclamaron su soberanía sobre el islote, declararon que este acto no afectaba el reclamo de los Shiell; más bien, terminaron por aceptarlo en forma tácita.
M. P. Shiell se dedicó a la literatura. Un crítico lo definió como una mezcla de Henry Rider Haggard, H. P. Lovecraft y el Edgar Allan Poe de "La narración de Arthur Gordon Pym". Podía ser extraordinariamente prolífico: cuatro libros diferentes de Shiell se pusieron a la venta el mismo día en Estados Unidos, algo que arrancó comentarios admirativos de nada menos que Dashiell Hammett (tal vez su antítesis). Era un personaje singular: el escritor inglés Lawrence Durrell recuerda un período en que el monarca vivía "a base de frutos secos en un árbol cerca de Orsham"; las visitas podían trepar o permanecer a la sombra de las ramas para charlar con él.
A fines de los años '30, el Rey conoció a un fervoroso admirador y posterior discípulo, un joven poeta que se daba a conocer como John Gawsworth. Fue por su influencia que Shiell decidió que el Reino de Redonda iría más allá de la mera monarquía de opereta: apuntaría a la creación de una nueva aristocracia, reconociendo la nobleza que proviene del espíritu, más que de la cuna. El primer paso fue lograr del gobierno británico el derecho de nombrar nobles del reino, lo que le fue concedido con la burocrática salvedad de que ese protocolo "carece de contenido contra el poder colonial, así como el reinado carece de sustancia". Entonces Felipe I pudo designar duques de Redonda, entre otros, a Herbert George Wells, Dylan Thomas, Henry Miller, el mencionado Durrell, Dorothy Sayers y el editor Víctor Gollancz.
Shiell extendió la idea a su propio título: decidió que su sucesión no dependería de la sangre sino de las letras. Cada nuevo rey de Redonda heredaría, junto con el trono, los derechos de autor de los libros de sus predecesores, para que así se dignificara el título y la tarea.
UN TAL GAWSWORTH
John Gawsworth se
llamaba en realidad Terence Ian Fytton Armstrong y había nacido en 1912. Eligió
ese nom de plume en honor a la morada de sus antepasados, el Gawsworth
Old Hall de Cheshire, donde se dice que habitó Mary Fitton, la "dama
oscura" de los sonetos de Shakespeare. Gawsworth frecuentó precozmente a
Yeats, Thomas Hardy, Wyndham Lewis, Edith Sitwell y Lawrence de Arabia, y en
1938 se convirtió en el miembro más joven de
Era un romántico
incurable, si se asume que el romanticismo consiste en abominar de los empleos
de oficina. Tuvo dos insalvables obstáculos (o perfectas coartadas, al decir de
Juan Forn) para tener un trabajo formal y para producir una obra más voluminosa
(escribió apenas un par de plaquetas de poemas). Una era su rara habilidad para
detectar incunables en librerías de saldo, lo que le permitía, según Durrell,
recorrer con apenas unas monedas todos los puestos de Charing Cross Road y
volver, media hora después, del Departamento de Libros Raros de Foyle con
billetes suficientes para sobrevivir una semana. La otra era una capacidad sin
límites para ayudar o rescatar del olvido a colegas en apuros. Sus cruzadas
literarias abarcaban desde antologías y reediciones anotadas de autores, en
general ignotos, hasta pedidos a
Durante
El reinado de Gawsworth fue de lo más especial. Instaló su corte en sucesivas tabernas y bares entre el Soho y Fitzrovia (su cuartel preferido fue el pub Alma, en el 175 de Westbourne Grove), desde donde prodigó títulos a diestra y siniestra en reconocimiento a los más diversos servicios prestados al Reino de Redonda y su soberano: no sólo a figuras de la farándula como Dirk Bogarde, Vincent Price y Diana Dors sino a todo arribista interesado en obtener un título nobiliario por un puñado de libras. Incluso publicó un aviso en el Times en 1958, poniendo su reino en venta por mil guineas, pero la catarata de respuestas que suscitó le hizo sentir que estaba "vulgarizando algo demasiado noble" y retiró la oferta. Como resultado de tantas transacciones tan poco claras, en este momento hay, según la fuente, cinco o nueve personas que reclaman ser legítimos herederos al trono (uno de ellos, un norteamericano que quiere implantar la república) y más duques de Redonda que Caballeros de Inglaterra.
A principios de
1970
EL "REY" LEO
Según el no muy
imparcial relato del actual (supuesto) rey Leo, en 1966 Gawsworth, que ya había
legado el trono, a su muerte, a su amigo John Roberts, decidió abdicar
inmediatamente en su favor por medio de un Compromiso Irrevocable, certificado
por un "abogado, ahora profesor de Derecho en
Tanto respeto por las formalidades resulta muy extraño en un alcohólico sempiterno como era Gawsworth en sus últimos años. Más aún: tanto hincapié en la abundancia de la prueba documental, conservada en los "archivos reales", certificada por un "profesor de Derecho", me hace desconfiar aún más que si no hubiera testimonio alguno. La propia página del rey Leo asume que a fines de los años '60 circulaban "exagerados rumores acerca de los supuestos eventos de los últimos años de la vida de Gawsworth, [que] crearon confusión acerca de la verdadera naturaleza del título de Rey de Redonda", aunque obviamente lo hace para llevar agua a su propio molino.
Roberts / Juan II (que siguió la costumbre de tomar nombres en español) se dedicó a luchar contra los (¿demás?) impostores. Llevó un reinado bastante oscuro, tal vez debido a una prolongada enfermedad de su esposa, hasta que en 1989 le ofreció el trono a su principal partidario, su viejo amigo William Leonard Gates, un antiguo miembro de la corte de los milagros de Juan I. Se firmó un nuevo Compromiso Irrevocable, y el nuevo rey asumió su título a las 3 de la tarde del 26 de octubre de 1989, tomando el nombre de Leo. "Su" reino posee bandera, escudo e himno.
EL "REY" LEGGETT
Otro de los pretendientes es el ciudadano canadiense Max Leggett. Según el sitio de Leo (mi fuente para este caso), en 1950 John Gawsworth vivió por unos pocos meses en la casa de los padres de Leggett. Éste afirmó, bastante recientemente por cierto, que Juan I le hizo una promesa verbal a sus padres de que su hijo (aún nonato) sería el próximo rey "si era un varón". Leggett, afirma Leo, "declinó rudamente presentar evidencia documental alguna que apoyase su reclamo".
EL SIMPÁTICO "REY" ROBERTO EL CALVO
Otro de los pretendientes también tiene su propio sitio de Internet (ver más abajo). Es Robert Williamson, o Roberto El Calvo. Su historia es más o menos la siguiente. En 1970, en su lecho de muerte, Juan I designó como sucesor a su albacea testamentario, el editor Jon Wynne-Tyson, que tomó el nombre de Juan II. Wynne-Tyson también es escritor (publicó una novela titulada "So Say Banana Bird"). Su tarea consistió en poner en orden los entuertos generados por su antecesor, e imponer un bajo perfil que parecía preparar la lenta desaparición de la monarquía.
Los "archivos reales" de Leo descalifican a Wynne-Tyson diciendo que se proclamó Rey de Redonda recién en 1980, por presión del biógrafo de Shiell, Arthur Reynolds Morse "de Ohio" (supongo que Leo, con ironía muy británica, cita su procedencia del pedestre Midwest norteamericano con la idea de remarcar su carácter plebeyo, ergo, indigno de terciar en el tema). Los omniscientes archivos de Leo también dicen incluir una carta de 1984 de este Juan II, en la que admite que la última vez que vio a Juan I, la víspera de su muerte, éste había olvidado todo acerca de Redonda, y que "ni siquiera fue mencionada".
Retomemos el hilo
de la argumentación de Roberto El Calvo. Traduzco y transcribo su relato de una
presunta conversación con Wynne-Tyson / Juan II en
Williamson
continúa así, tal vez bordeando deliberadamente la autoparodia: "pensé que
el próximo rey debía ser un agudo capitán como Matthew Dowdy Shiell; un alto,
ceremonioso, increíblemente sabio buen mozo, un tipo de aire poético con
vestigios de un castillo familiar en Irlanda, dueño / capitán de un barco
aparejado a la antigua, viviendo a la vista de Redonda en un día claro,
claramente descendiente de otros reyes de antaño, remontándose a Arnulfo,
obispo de Metz en [el año] 643... ¡Suena exactamente como yo! Roberto El Calvo
fue uno de mis antepasados. Entonces, después de que él hubiera regresado a
Blighty le escribí al rey y le pedí ser incluido en su corta lista, tal vez
porque mido sólo
Williamson / Roberto El Calvo no teme afirmar que recibió esta respuesta de Wynne-Tyson: "usted debería preparar su goleta aparejada a la antigua, llevarla con viento a favor a Redonda, plantar su bandera y dar un discurso inflamado a los pájaros bobos; y de allí en adelante intentar resucitar el reclamo del viejo Shiell, que implica que Antigua no tiene derecho de posesión y debe pagarle retroactivamente impuestos por todo el apoyo que Redonda dio a la industria turística. Sea digno del Reino". Así lo hizo el 31 de mayo de 2000, según afirma, cuando desembarcó en Redonda tras fondear su goleta "Sir Robert Baden-Powell" (nombre del fundador de los boy-scouts).
El sitio del "rey" declara que su reino es amistoso con todo el mundo, "especialmente con Cuba, Bhután y las islas de Antigua y Barbuda" (?). También anuncia que, a cambio de una pequeña tasa, está dispuesto a permitir que en Redonda se instalen embarcaderos y playas nudistas y se celebren bar-mitzvahs... Dictó una Zona de Exclusión para proteger a "Nuestras legiones de leales ratas, lagartos y pájaros bobos" y ordenó crear una bandera: cualquiera que acepte abonar 10 dólares por año puede izarla en su buque.
EL "REY" XAVIER
En 1984, el escritor español Javier Marías llegó a Oxford con una coartada perfecta para leer, escribir y curiosear por bibliotecas y claustros: fue invitado como profesor auxiliar de lengua española por un período de dos ciclos lectivos. Marías dedicó esos dos años a leer, vagar y acumular confidencias que le dieron abundante material para escribir, a su regreso a Madrid, una novela ambientada allí que tituló "Todas las almas".
Muchos pensaron que Marías había fraguado esas historias. Descreían que la fauna que poblaba "Todas las almas", en particular John Gawsworth, hubiese existido en otro lugar que no fuese la imaginación del autor. La edición inglesa del libro llegó a manos de Wynne-Tyson, quien le ofreció a Marías en 1997 la posibilidad de convertirse en el cuarto Rey de Redonda.
Juan II estaba cansado de los acosos a que lo sometían los otros pretendientes, además de que nunca había disfrutado mucho con su deber real; Marías fue, por ello, una aparición providencial. El futuro "rey" Xavier I puso una sola condición: que la noticia no se diera a conocer al menos por un año (el tiempo que dedicó a escribir su libro "Negra espalda del tiempo", donde contaba estos episodios). Wynne-Tyson aceptó y abdicó gustosamente. (Derecha: Marías).
El sitio del infaltable Leo contiene una respuesta suya a una carta de un partidario de Marías, el novelista Jordi Font-Agusti. El 28 de setiembre de 2002, Leo afirma que Marías / Xavier sólo sucede a Wynne-Tyson / Juan II en su rol de albacea de las herencias de M. P. Shiell y T. I. F. Armstrong, y no en el de Rey de Redonda. Leo incluso se compadece magnánimamente: "deploro informarle a Ud. que Javier Marías ha sido engañado penosamente por su predecesor".
EL FRUCTÍFERO "REINADO" DE MARÍAS
Xavier I comenzó el 2001 decidido a recuperar la mejor herencia del Reino de Redonda, bien en la tradición de Shiell y el joven Gawsworth: la voluntad de establecer una nobleza intelectual. El nuevo monarca ha otorgado más de veinte nuevos ducados; he aquí algunos: Pedro Almodóvar, Duque de Trémula; António Lobo Antunes, Duque de Cocodrilos; Pierre Bourdieu, Duque de Desarraigo; Guillermo Cabrera Infante, Duque de Tigres; Francis Ford Coppola, Duque de Megalópolis; Arturo Pérez Reverte, Duque de Corso; Fernando Savater, Duque de Caronte; W. G. Sebald, Duque de Vértigo.
Marías también fundó un pequeño sello editorial, cuyo propósito es dar a conocer no sólo la obra de los anteriores soberanos sino de otros autores afines, a la manera de las cruzadas literarias de Gawsworth, como "La mujer de Huguenin" y "El peligro amarillo" de Shiell, "Ehrengard" de Isak Dinesen, "Bruma" y "La morada maligna" de Richmal Crompton, y "El enterramiento en urnas" de sir Thomas Browne.
También creó un premio literario anual: la única condición es que las obras candidatas puedan leerse en los dos idiomas oficiales del reino, inglés y castellano. Cada uno de los duques del reino propone tres candidatos; los ganadores obtienen automáticamente un ducado, además de una recompensa de 6 mil euros. El ganador del 2001 fue el sudafricano J. M. Coetzee, Premio Nobel de Literatura dos años después.
La actividad de Xavier no se detiene aquí: Frank Gehry, Duque de Nervión y responsable del Museo Guggenheim de Bilbao, ha diseñado el Palacio de Redonda; Javier Mariscal, Vizconde de Ney y responsable de la imagen de los Juegos Olímpicos de Barcelona, se ha encargado de la bandera; Alessandro Mendini, Vizconde de Alquimia y artífice de los relojes Swatch, diseñó la moneda oficial; Ron Arad ha pensado el trono a partir de su modelo de sofá Big Easy, y Marc Newson está diseñando un modelo de bicicleta que será el transporte oficial del Reino.
Teniendo en cuenta que los fondos del Reino de Redonda se reducen a los derechos de autor de sus anteriores soberanos (heredados, junto con el cetro, por el nuevo rey) y que la obra de Shiell y Gawsworth no sólo no se tradujo nunca a ningún idioma sino que incluso en inglés hace años que no se reedita, la tarea de Marías es doblemente encomiable. Los otros pretendientes reclaman el reconocimiento de una dignidad que proviene de la mera ostentación de un título: Marías ha preferido hacerse digno del título a través de la nobleza de su obra. Si se tienen en cuenta los propósitos de los dos primeros monarcas, no debería caber duda de quién debería ser el rey
Xavier I ha
despertado enconadas reacciones: todos los otros pretendientes están de acuerdo
en un solo punto - abominarlo. Leo lo llama "el impostor español". En
Williamson / Roberto El Calvo, el disgusto tiene algo de dèja-vu:
nostalgias de la victoria sobre
Que, por una vez, la nación pirata por antonomasia proteste porque le quitaron algo que cree suyo no deja de proporcionarme un maligno placer: una hermosa sensación de presenciar un acto de justicia poética. Marías, por mi parte tiene cien años de perdón.
FUENTES
"La Real Academia". Por Juan Forn. Suplemento Radar de Página/12, Buenos Aires, domingo 19 de mayo de 2002.
Sitio oficial de Javier Marías.
Sitio oficial del "rey" Leo (en inglés)
Sitio oficial del "rey" Roberto el Calvo (en inglés).
Redonda, en Banderas del Mundo (en inglés)
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