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ARCHIVOS DE DOLOR
Los héroes mitológicos (Hércules, Edipo,
Teseo, en cierto sentido Jesucristo y Alejandro Magno) tienen
vidas singularmente parecidas. Luego de que el héroe supera
infinidad de obstáculos y alcanza la cumbre de su vida, pierde
todo de forma violenta por obra y gracia del Destino, en general
en plena juventud o en su temprana madurez. Tanta similitud es
tal vez explicable porque los mitos cumplen la función de
preparar al ser humano para quizás la única verdad irrefutable
de la existencia: una persona puede elevarse, por su propio
esfuerzo, desde los orígenes más humildes hasta la cima del
mundo, pero todo lo que la vida le dio le puede ser quitado de un
solo golpe, sin importar si lo merece o no. Después de llegar a
la cumbre, sólo queda comenzar el camino de descenso.
Hay muchos héroes del rock cuyas historias
encajan en este molde: Jim Morrison, Jimi Hendrix, Brian Jones,
Janis Joplin, Kurt Cobain, John Lennon, Bob Marley, Luca Prodan,
Miguel Abuelo... Los cinco primeros de esta lista tiene algo más
en común: todos murieron a los 27 años (como el Potro Rodrigo...).
¿Richey Edwards, el líder de los Manic Street Preachers, es el
sexto de esta lista?
TERRORISMO GENERACIONAL
A fines de los años '80, cuatro amigos de Blackwood, Gales, formaron una banda de rock. Los cuatro eran James Dean Bradfield (voz y guitarra líder), Richey Edwards (guitarra), Nicky Wire (bajo) y Sean Moore (batería). Edwards (hijo de un matrimonio de peluqueros) apenas sabía tocar su instrumento, y en vivo, apenas hacía la mímica de tocarlo. En realidad sus pasiones eran la literatura y la historia; de hecho, estudió Historia Política en la Universidad de Swansea. Pero le gustaba el rock, y lo consideraba un medio eficaz para transmitir sus ideas. La música de la banda era de ese tipo de pop rock guitarrero que los británicos hacen mejor que nadie, y Edwards se convirtió en su ideólogo y principal letrista. Y se tomaba en serio su papel: en 1991 logró una página entera de New Musical Express cuando, mientras discutía con un periodista que dudaba de su sinceridad, se cortó en el antebrazo, con una hoja de afeitar, la frase "4 Real" ("de verdad") y exigió que se lo fotografiara. La foto (imagen) se convirtió en clásica, y a Richey tuvieron que darle 17 puntadas. Los Manic Street Preachers pasaron a ser tema obligado en la prensa.
Richey Edwards, muy pronto, se transformó en el polemista y opinador favorito del periodismo británico. Pero su vocación por las declaraciones tajantes y los gestos escandalosos iba más allá de la representación de un personaje para divertir o escandalizar a las masas: trataba de llamar la atención para que se escuchara lo que tenía para decir. La escuela de John Lennon: aprovecharse de la voracidad amarillista de la prensa y devolver el guante.
Y lo que Edwards tenía para decir sonaba extraño en la Gran Bretaña del éxtasis y los Stone Roses. El primer disco de los Manic Street Preachers para un sello grande salió en 1992 ("Generation terrorists", bien recibido por el público y por esa entidad amorfa que suele llamarse "la crítica"). Uno de sus temas, "Nat West-Barclays-Midlands-Lloyds" (nombres de bancos ingleses) decía: "vendido al publicista, en la línea de ejecución de las computadoras / dan y quitan, reproducen y crucifican / cuanto más tenés más sos / más soledad con deseo barato / muerte esterilizada a través del crédito".
La postura política de los MSP era de abierta resistencia a la injusticias del capitalismo salvaje, pero esa resistencia se ejercía desde la desesperanza del que se sabe derrotado de antemano. Ese escepticismo tenía también un costado metafísico: uno de los primeros éxitos de la banda fue un cover del tema de la serie satírica M*A*S*H*, "Suicide is painless" ("el suicidio es indoloro"). Como dirían un par de años después en "Faster": "Sé que no creo en nada, pero es mi nada / si crecés como una uña, tarde o temprano alguien te va a quebrar / fui demasiado honesto conmigo mismo: debería haberme engañado, como todo el mundo".
Richey Edwards padecía de depresión (estuvo internado en una clínica), de anorexia, de insomnio y de alcoholismo (para poder dormir, comenzó a beber vodka a litros). "Trato de arrancarme las uñas / quiero aferrarme a algo suave / me apago cigarrillos en el brazo / trato de sentir algo que valga la pena" ("Roses in the hospital"). ¿Quieren más optimismo? "A nadie le importa nada y somos culpables / no tenemos horizontes / gente pequeña en casitas / gusanos ciegos y sin valor / la sangre de los inocentes masacrados nos mancha a todos / ¿quién es responsable? / Vos sos responsable/ somos todos abortos caminantes", dice "Of walking abortion", hablando de los genocidios del siglo XX. Y "Archives of pain": "El centro de la humanidad es la crueldad / nunca hay redención / cualquier idiota puede arrepentirse / Predico la extinción".
"Gold against the soul", salió en 1993, y fue sucedido al año siguiente por el mejor álbum hasta entonces, "The Holy Bible". Pero entonces, Richey desapareció.
DIVIDIDOS POR LA FELICIDAD
El 1º de febrero de 1995, Richey abandonó el hotel Embassy de Londres, el día en que debía viajar a Estados Unidos para promocionar "The Holy Bible". Dejó en la habitación la valija con toda su ropa. Esa tarde los otros MSP fueron a su casa en Gales, donde encontraron su pasaporte, su tarjeta de crédito y el Prozac que tomaba por prescripción médica. Quince días después, la policía halló su auto vacío, a orillas del río Severn (uno de los lugares preferidos de los suicidas). Desde entonces, alguien dijo haberlo visto en la India, otro en las Canarias, otro en un monasterio, pero lo cierto es que nunca se supo más nada de él.
La ley británica exige que, para dar por muerta a una persona en ausencia de su cadáver, se debe esperar que pasen siete años desde la última vez que se lo vio con vida. Ese plazo se cumplió a principios de 2002, y entonces la familia tuvo que decidir si se daba vía libre al procedimiento judicial para declararlo legalmente muerto. Esta declaración no es tan superflua como podría parecer: aclararía quién podría disponer de los millones de libras correspondientes a royalties que, desde su desaparición, han permanecido congelados en una cuenta bancaria. La familia optó por mantenerlo como "desaparecido".
Ahora bien ¿se suicidó o decidió salir de escena, como sus admirados Arthur Rimbaud y J. D. Salinger? La noche antes de desaparecer, Edwards le dio a una amiga el libro "Novel with cocaine", de un tal M. Ageyev. El autor, cuando envió el manuscrito a un editor parisino en los años '30, decía ser un exiliado ruso que vivía en Estambul. La novela se publicó y fue un éxito, pero cuando lo invitaron para presentarlo en París, el tal Ageyev no viajó y nunca se volvió a saber de él. (Se cree que M. Ageyev es un seudónimo, algunos dicen que de Vladimir Nabokov (!), y que en realidad no hay tal exiliado ni tal desaparición). Meses antes de evaporarse sin dejar rastro, Richey se había paseado con la ropa cubierta de graffitis tomados de "Una temporada en el Infierno", de Rimbaud. Y tras el suicidio de Kurt Cobain, había dicho a la prensa que él jamás elegiría ese camino.
Pero también hay piezas que pueden conducir a la hipótesis del suicidio: Richey era fanático de Ian Curtis, el líder de Joy Division, que se ahorcó justo antes de partir hacia Estados Unidos para promocionar un disco. Como Curtis (uno de los artistas más admirados por Luca Prodan) Richey se había afeitado la cabeza días antes del viaje. Y en la última entrevista que concedió no sólo aparecía pelado, sino con el mismo modelo de zapatillas Converse negras que Kurt Cobain llevaba puestas cuando se suicidó. Además, tenía 27 años... Teniendo en cuenta que era un estudioso de la cultura rock, todos estos signos fueron sopesados, pero no se llegó a ninguna conclusión segura.
TODO DEBE SEGUIR
Bradfield, Moore y Wire se sobrepusieron al dolor y editaron "Everything must go" en 1996 (disco del año para la prensa británica). Los álbumes posteriores han mostrado que su creatividad tal vez ha alcanzado una meseta ("This is my truth, tell me yours" de 1998, "Know your enemy" de 2001, "Lifeblood"de 2004) aunque parecen excesivos comentarios como los de Aidin Vaziri en Rolling Stone, que les infligió la afirmación de que algunos de los temas nuevos le sonaban a descartes de Foreigner... "Everything must go" es musicalmente superior a cualquier cosa que los MSP hayan hecho con Richey, y la banda no ha renunciado a su postura de siempre; tanto es así que en 2001 tocaron en La Habana, frente al mismísimo Fidel Castro. Pero la poesía en la desesperanza que aportaba Edwards ya no está, tal vez porque de verdad sintió que "el juego de la vida es difícil de jugar y voy a perder de todas maneras" ("Suicide is painless").
[Nota del 23 de noviembre de 2008: según esta nota del sitio web de Clarín, Richey acaba de ser declarado oficialmente muerto.]
Una versión previa de esta nota fue reproducida en la revista virtual uruguaya LadoB..., en su número de diciembre de 2002.
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