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* * * * * * * * * CINE BRAILLE * * * * * * * * *
* * * * * Tres o cuatro mamarrachos con los que yo estoy mejor * * * * *

* * * * * * * * * * LAS RECOMENDADAS DEL UNIVERSO CINE BRAILLE * * * * * ** * * *
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* * * * * * * * * * * * PERO ¿QUIÉNES SOMOS LOS QUE HACEMOS CINE BRAILLE? * * * * * * * * * * * *

MAR DEL PLATA ME MATA 3: TEMPORADA ENERO 2006

La redacción de Cine Braille aprovechó sus inmerecidas vacaciones en el trabajo que le permite sacarle un empate a la vida (ganársela es un poco excesivo...) para disfrutar de su descanso anual en la - ¿ex? - Ciudad Feliz. Le salió bastante barato, porque de hecho vive todo el año allí... He aquí algunas postales de espectáculos varios: el King Kong de Peter Jackson, De la Guarda, Les Luthiers, Dolina, fútbol de verano...

KING KONG
Cine Ambassador

Peter Jackson ha declarado que soñó desde su infancia con "King Kong". Vistos los resultados de su remake, me viene a la mente lo que, en un momento del filme, Jack Driscoll (Adrien Brody) dice del director Carl Denham (Jack Black): "Carl siempre termina destruyendo lo que ama". Y pocos amores han sido tan fatales para el amado como el del director neocelandés por el querible mito del cine de los años '30: basta con pensar en la escena del atardecer en la isla, con el terrible gorila de ocho metros de altura tiernamente tomado de la mano con la zoofílica de Ann Darrow (Naomi Watts), por no hablar de la escena de involuntario patinaje sobre el congelado lago de Central Park. Como decía Perón, se puede volver de todo, menos del rídículo.
Exceptuando verosimilitud y economía de recursos, en las más de tres horas del "King Kong" de Jackson cabe de todo: por empezar, caben tres películas diferentes (dicho sea de paso, dura casi el ¡doble! de la versión original). Una película se desarrolla en la hora inicial, y es la historia de un director de cine con problemas de presupuesto y una actriz desempleada en la desesperada Nueva York de la Gran Depresión. La segunda es un collage anfetamínico de la "King Kong" original con "El mundo perdido" y la legendaria "Un millón de años A.C." (¡esas arañas gigantes, esas bikinis paleolíticas de Raquel Welch!). Y a continuación y hasta el The End viene la tercera: "King Kong" rebajado con un dash de "Love Story".
Dos palabras más sobre el insuperable final. Decía Oscar Wilde que la realidad imita al arte, algo que los espectadores de "King Kong" en el Tercer Mundo entendemos a la perfección: bien sabemos que cada vez que el mono, el salvaje, la barbarie, se está por quedar con la chica rubia, siempre aparece la civilización, encarnada en los militares norteamericanos, a estropear todo.
Ya en Internet corre la leyenda de que la Isla de la Calavera existe de verdad. Dicen que la CIA instaló ahí una de sus cárceles secretas.

NAGYSAKY: EL CHE NUNCA VERANEÓ EN MAR DEL PLATA
FM 98.9 Rock & Pop Beach, martes a domingo durante enero, 19 a 22 horas

Seis días a la semana, Alejandro Nagy y los créditos marplatenses Gustavo Sala y Pablo Barla hacen un pequeño milagro: durante tres horas, y apenas con la ayuda de unos pocos temas musicales y algún llamado de los oyentes, llevan al paroxismo el tipo de conversación banal que todos sostenemos a menudo (en un bar con amigos, en el ascensor, esperando el colectivo, en la cola del banco) y que llegara a cumbres dificiles de superar en la añorada serie norteamericana "Seinfeld".
Banal no significa aburrido: en el caso de "Nagysaky", es todo lo contrario. Nagy, Sala y Barla pueden entretenernos (entretenerse) media hora con un tema menor como los Reyes Magos, hablando de sus problemas de cartel, de su deseo de hacerse unos pesos armando una banda de música tropical y hasta de los riesgos que corren hoy en día al aparecerse en casa de algún paranoico de la seguridad.
El nombre completo es bastante largo, pero el programa estará en el aire por un corto tiempo: termina a fin de enero. Apúrense a venir a Mardel. No hagan como el Che.

EL SOL, LAS OLAS Y EL VIENTO, SOBRE TODO EL VIENTO
Playa Grande, lunes a lunes, 7 a 20 horas los días de buen tiempo
Cada verano, miles de porteños huyen en estampida, buscando olvidarse por unos días de las aglomeraciones, la humedad y la mala onda relativa ambiente de Buenos Aires. Cabe dudar de esa voluntad de olvido: todo lo que parecen querer es amontonarse junto al mar y pasar un día entre chicos que lloran durante horas, picados en los que la pelota siempre cae en la desprevenida merienda de un turista y vendedores que te cobran el agua mineral como si fuera un Luigi Bosca. Y todavía no hablamos del clima...
Porque la costa del Mar Argentino tiene ese qué se yo, viste... La mayoría de los días sopla un viento que convierte a cualquiera que se haya untado un poco de pantalla solar en una milanesa que camina. Casi siempre, digámoslo con todas las palabras, hace frío. Y cuando hace calor, esa arena gruesa y oscura que parece sacada de una obra en construcción escalda los pies hasta dejarlos en carne viva.
Como todas las temporadas, a los marplatenses no nos quedará otra que soportar dignamente este remanido espectáculo hasta su consabida bajada de cartel en marzo, un mes que desde hace unos años (¿al fin una buena del cambio climático?) es casi tan veraniego como enero o febrero, pero sin sus aglomeraciones. ¡Y hasta el agua parece más cálida!
Si existe el Paraíso, seguramente será parecido a un atardecer de marzo en Playa Grande. No falta tanto.

RIVER PLATE 0 - SAN LORENZO DE ALMAGRO 0
Estadio Municipal, domingo 8 de enero, 22:10 horas
Ir a ver fútbol de verano es como pagar una entrada para ver los ensayos de una obra de teatro. (¡Treinta pesos una puta platea descubierta! Si al menos incluyera consumición, o cuanto mucho un seguro contra enfermedades gastrointestinales provocadas por la ingestión de choripanes prohibidos por la Convención de Ginebra). Decía que ir a ver fútbol de verano es como pagar una entrada para ver los ensayos de una obra de teatro. Hace ocho días, los jugadores estaban en los brindis de Año Nuevo; recién esta semana comenzaron los entrenamientos. Sería un milagro que salieran partidos decentes. Una demostración de la payasada en que vivimos, payasada de la que somos cómplices cada vez que pagamos una entrada.
¿Qué decir del partido en sí? Que estoy harto de los padres que llevan chicos de menos de seis años a la cancha: esos chicos se aburren, lloran y pueden convertir a cualquier pacífico adulto en candidato a imitador de Herodes. (No, del partido, fiera, del partido). Ejem. Que en San Lorenzo me gustó la viveza del chico Lavezzi, y que en River hubo algunas cositas de Montenegro, un aceptable primer tiempo de Patiño, el despliegue de Mareque, la revelación del pibe Carrizo en el arco y la voluntad de San Martín de ir por todas, aunque cuando tiene que darle la pelota a un compañero está más cerca de Cancha Rayada que de Maipú. Poquito, poquito para treinta mangos.
Y que, por mi parte, nunca más cuenten conmigo para payasadas de este tipo.

AVISO COMERCIAL DE LA CERVEZA QUILMES
Todas las radios, todos los canales de TV, a toda hora
Sí, el omnipresente aviso donde la voz de Mario Sapag se levanta del mundo de los muertos mediáticos y vuelve a la vida, mientras suena el antiquísimo hit "Gloria" (¿no lo grabaron Los Parchís?) y se ven imágenes de lugares comunes del verano. Todo bien, lindo aviso, pero una sola palabra: ¡Bastaaaaaaaaa!

DE LA GUARDA
Cine Teatro Luro, martes a jueves 22 horas, viernes y sábado 21:30 y 23 horas, domingos 22 horas
Intentar describir con palabras el espectáculo "Villa Villa" es como tratar de correr con muletas la competencia olímpica de 100 metros llanos. Igual algo debería decir, pero temo que resulte una especie de monólogo de Alfredo Casero con dislexia. Una posibilidad es intentarlo por vía de un caos de palabras sueltas, o de una carnicería del lenguaje al estilo William Burroughs: show chamánico, música tecnoétnica, danza aérea, rave onírica mutante, teatro posnuclear... ¿Sirve para algo?
Releo lo escrito y la palabra "espectáculo" me resulta pobre: espectáculo es la revista de Nito Artaza, o "Los Productores". Convendría "experiencia". A ver así: experimente Villa Villa. Y ayúdeme a encontrar palabras.

LES LUTHIERS: "LOS PREMIOS MASTROPIERO"
Estadio Polideportivo, viernes 20 de enero, 22 horas
A diferencia de otros espectáculos del brillante Conjunto de Instrumentos Informales Les Luthiers, en "Los Premios Mastropiero al Teatro, el Cine, la Música y la TV" tenemos un marco de referencia que abarca al espectáculo en su conjunto, que es la parodia de principio a fin de las ceremonias de entrega de premios. Lo que no varía es la calidad de estos cinco tipos, la afinación, el buen gusto, el ingenio, la mordacidad de los apuntes, la valoración del detalle (más allá de algunos problemas de sonido con la imposible acústica del Polideportivo). Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich (otra vez contando con la colaboración autoral del ínclito Roberto Fontanarrosa) superan con creces, una vez más, el arduo desafío de entretener con armas nobles.
En la hora y media larga del espectáculo, entre delirio y delirio de los imposibles animadores de la ceremonia, interpretados brillantemente por Mundstock y un impagable Rabinovich, suenan las siguientes delicatessen sonoras: "El desdén de Desdémona" (madrigal con aires caribeños, presentado de un modo hilarante por los dos ignorantes animadores); "Amor a primera vista" (una llamada "bossa libidinossa", parte de una supuesta comedia musical llamada "Infidelidades"); la breve "Tienes una mirada" (rock de alabanza); "Los Milagros de San Dádivo" (cantata opus 0800—DADIVO, la relación de un empresario con un santo patrono de los negocios financieros, cuyos ministros revelan haber aprendido bastante del tema); "Ya no te amo, Raúl" (uno de los puntos altos, con Rabinovich cambiando el género de las palabras de una canción escrita originalmente para una mujer, fracasando de un modo desopilante), "Ella me engaña con otro" (definida como "dúo de amor para varios intérpretes"); "Juana Isabel" (canción con forma de merengue, cuya demasiado extensa presentación es tal vez el momento menos logrado de la obra), "Ya no eres mía" (ex rock) y el excelente cierre de "Valdemar y el hechicero" (una "comedia musical infantil para adultos"). En esta última, Norma Aleandro hace la voz de la agria Princesa Ginebra, y se presenta un nuevo ejemplar de los por demás bizarros instrumentos musicales que emplea Les Luthiers, el llamado
Alambique Encantador.
Para el bis, la memorable oda de Mastropiero al célebre ginecólogo Schmerz Von Utter. En síntesis, hasta ahora, lo mejor del verano.

ALEJANDRO DOLINA: "LA VENGANZA SERÁ TERRIBLE"
Teatro Auditórium, martes a sábado hasta el 28 de enero, 0:30 horas
Alejandro Dolina no presenta ningún espectáculo en el Teatro Auditórium de Mar del Plata, sino que emite desde allì su programa de las medianoches por Radio Continental de Buenos Aires. Por ello, asistir a esas presentaciones es lo más cercano que conozco a hacer realidad el oxímoron de ver radio. Ahora bien: el teatro se llena noche a noche (mil espectadores), y si uno se distrae no consigue entradas; se agotan tres o cuatro horas antes, y siempre hay colas. ¿Qué duda cabe de la calidad de fenómeno de Alejandro Dolina y su "La venganza será terrible"? ¿Quién conoce aunque sea un programa de radio más que provoque algo semejante?
Si las presentaciones no tienen mayor interés visual (algo en lo que nadie siquiera parece reparar) uno podría preguntarse cuál es la gracia de oír en vivo una charla sobre Luis II de Baviera o una serie de delirantes observaciones sobre la ola de frío en Rusia, cuando uno podría estar haciendo eso mismo en su casa, probablemente acostado.
Arriesgo una explicación: algo tan simple y tan complejo como la posibilidad de hacer la cola de entrada charlando con una morochita de ojos verdes de la que de entrada, sin más, al menos sabemos que le gusta Dolina. También podría decir que una cosa es escuchar a Dolina en la radio de casa y otra es compartir sus ideas con centenares de personas, y por un rato, en medio de la noche en la ciudad desnuda, sentirnos parte de algo.
Pero yo voto por la primera explicación, y sé por qué lo digo.

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