La primera página de Internet con sabor a frutos del bosque: por favor, lama aquí
* * * * * * * * * CINE BRAILLE * * * * * * * * *
* * * * * Tres o cuatro mamarrachos con los que yo estoy mejor * * * * *

* * * * * * * * * * LAS RECOMENDADAS DEL UNIVERSO CINE BRAILLE * * * * * ** * * *
PENSAMIENTOS DEMOLIDOS (Abril de 2023)
PIZZA CON FERNET: CHARLY GARCÍA EN CÓRDOBA (Abril de 2019)
ASESINOS SIN ROSTRO, DE HENNING MANKELL (Abril de 2009) 
PORCEL Y OLMEDO: LOS AÑOS FELICES
(Abril de 2003)
* * * * * * * * * * * * PERO ¿QUIÉNES SOMOS LOS QUE HACEMOS CINE BRAILLE? * * * * * * * * * * * *

VERANO DE 1914: LA CUENTA REGRESIVA DEL ARMAGEDÓN

Las desastrosas consecuencias de la Primera Guerra Mundial no se miden sólo por su terrible saldo  de diez millones de muertos, sino por las semillas de destrucción que sembró, y que llevaron a una masacre aún mucho peor veinte años después de finalizada. Si bien la chispa que desató la conflagración es bastante conocida (el asesinato del archiduque austrohúngaro Francisco Fernando en Sarajevo) no sucede lo mismo con el tortuoso proceso de poco más de un mes que comenzó con el magnicidio y que terminó en el Armagedón europeo de 1914-18. De ello nos ocupamos en este informe. [Nota de setiembre de 2007 corregida y aumentada el 18-08-13 y el 20-01-14 ]. 

“Las lámparas se apagan en toda Europa —dijo Edward Grey, ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, mientras contemplaba las luces de Whitehall durante la noche en que Gran Bretaña y Alemania entraron en guerra en 1914—. No volveremos a verlas encendidas antes de morir”. “Historia del Siglo XX”, Eric Hobsbawm.

  INTRODUCCIÓN

Para poder entender la sucesión de acontecimientos que llevaron a la catástrofe, es necesario un somero análisis de la situación europea a comienzos de aquel verano de 1914. Tratando de no sacrificar claridad y verdad en aras de la síntesis, podemos decir que:

* Las relaciones entre las grandes potencias giraban alrededor de tres conflictos reputados irresolubles: el que enfrentaba a Francia y Alemania por la posesión de Alsacia y Lorena (ocupadas por los alemanes tras su victoria en la guerra de 1870-71), el que enfrentaba al Imperio Ruso y al Imperio Austrohúngaro por la supremacía en los Balcanes, y el desafío que el Imperio Alemán había lanzado a la hegemonía global que el Imperio Británico detentaba desde la victoria sobre Napoleón Bonaparte en 1815. (A la derecha, imagen del Emperador de Alemania o Káiser, Guillermo II).

* El Doble Imperio de Austria y Hungría enfrentaba el riesgo de su propia desintegración debido a crecientes tensiones étnicas, siendo la más amenazadora la del separatismo de su minoría serbia, alentado abiertamente desde el vecino Reino de Serbia y, a través de éste, desde Rusia.

* El decidido apoyo alemán a Austria-Hungría había creado las condiciones para que fructificase una alianza entre sus respectivos enemigos Francia y Rusia, a la que se sumaría (de un modo menos abierto) el Reino Unido, temeroso de las posturas cada vez más amenazantes de Alemania. A este acuerdo se lo llamaba la Triple Entente. 

* Ningún país podía arriesgarse a incumplir sus compromisos para con un aliado sin correr el riesgo de debilitar la capacidad disuasoria de tal alianza, y con ello, alentar a sus enemigos a adoptar posiciones de fuerza.

* Las doctrinas militares de la época, hijas de las rapidísimas campañas por las que Prusia unificó a Alemania entre 1864 y 1871, atribuían una importancia capital a la velocidad de la movilización de los ejércitos. Por ende, en caso de crisis y ante el riesgo de verse adelantados por el enemigo, los estados mayores de cada nación presionarían por una ruptura de hostilidades inmediata.

* Dado el punto anterior, el estado mayor del ejército alemán había desarrollado un plan (el Plan Schlieffen) que preveía aprovechar la relativa lentitud de la movilización rusa para sostener en ese frente una guerra puramente defensiva durante seis semanas, mientras en ese tiempo se descargaba un ataque relámpago sobre Francia, que debía terminar con su rendición en ese plazo. Producida ésta, se podía pasar a la ofensiva en el frente ruso. Para aplastar a Francia en ese lapso sorprendentemente rápido, el ejército alemán debía rodear a su homólogo francés atacándolo a través de Bélgica, estado neutral cuya integridad territorial era garantizada por el Reino Unido.

* El crecimiento de la red ferroviaria rusa hacía prever al estado mayor alemán en 1914 que, hacia 1916-17, la rapidez de la movilización de su enemigo oriental haría impracticable el Plan Schlieffen y pondría a Alemania en condición de inevitable inferioridad.

Es en este marco en que se produjo la serie de acontecimientos que se describe abajo. Anticipándonos un poco, es notable apreciar la belicosidad de los círculos nacionalistas serbios, del gobierno austrohúngaro y del Estado Mayor alemán; la escasa capacidad de previsión y de coordinación en el seno de los gobiernos de todos los estados involucrados; y sobre todo, la incapacidad de las principales naciones europeas para comprender los intereses estratégicos fundamentales de sus rivales, por caso la demora de la Triple Entente en percibir el grado en que el incidente de Sarajevo comprometía el futuro de la monarquía Habsburgo, o la persistente incredulidad de alemanes y austrohúngaros ante las amenazas británicas de intervención. No es excesivo afirmar entones que, un soleado domingo de junio de 1914, la paz del mundo dependía casi exclusivamente de la puntería de un estudiante serbio.

LA CRONOLOGÍA DEL DESASTRE

Domingo 28 de junio de 1914. Por la mañana, el heredero del trono del Imperio Austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando y su esposa la condesa Chotek, son asesinados durante una visita a Sarajevo por el estudiante serbio Gavrilo Princip, quien es inmediatamente detenido. En este día, el archiduque y su esposa festejaban su decimocuarto aniversario de casados, y los serbios honraban la memoria de la batalla de Kosovo de 1389. El Jefe de Estado Mayor del Ejército de Austria-Hungría, general Conrad Von Hötzendorff, escribe a su amante que la guerra que se avecina “será una lucha sin esperanzas”, pero de todos modos habrá que enfrentarla “porque una monarquía tan antigua y un ejército tan antiguo no pueden perecer en la deshonra”. El líder separatista irlandés Roger Casement encabeza una oración pública en el monumento funerario dedicado al caudillo del siglo XVI Shane O'Neill.

Lunes 29 El gobernador de Bosnia-Hercegovina telegrafía al gobierno austrohúngaro que las primeras investigaciones revelan que el asesinato fue fruto de una conspiración planeada en Serbia. En una reunión de gabinete en Viena, Conrad y el ministro de relaciones exteriores, conde Leopold Berchtold, se muestran partidarios de atacar Serbia inmediatamente: de otro modo, el Imperio estaría dando una imagen de debilidad terminal. Por su parte, el Primer Ministro de Hungría, el conde István Tisza, advierte del riesgo de intervención rusa en ayuda de los serbios y duda del apoyo alemán. Se toma la decisión de sondear la posición de Alemania. Hay disturbios en Sarajevo entre serbios, croatas y bosnios. El Zar Nicolás II de Rusia y el Rey Jorge V de Gran Bretaña e Irlanda ordenan que en sus respectivos países se observe duelo nacional en memoria de Francisco Fernando. En un discurso, el primer ministro serbio Pasic advierte a Austria-Hungría contra la tentación de emplear el "lamentable incidente" contra su país. Se cumple un año del comienzo del más inmediato precedente del inminente conflicto: la breve Segunda Guerra de los Balcanes, que implicaría la derrota de Bulgaria (apoyada por los austrohúngaros) ante la alianza de Serbia, Grecia, Rumania y hasta el Imperio Otomano.

Martes 30 El embajador alemán en Viena, Tschirschky, advierte a su gobierno de los riesgos que presenta una postura inflexible por parte de Austria-Hungría. El embajador austrohúngaro en Belgrado, Von Storck, lamenta la falta de colaboración de las autoridades serbias en la investigación del atentado, y se muestra partidario de liquidar por la fuerza las diferencias con Serbia.

Miércoles 1o. de Julio Asustado tras ser detenido por la policía, un cómplice de Princip, Danilo Ilic, se quiebra y revela los detalles del complot. El gobierno serbio pone en guardia a sus embajadas en todo el mundo contra un posible aprovechamiento del incidente por parte de los austrohúngaros. El embajador francés en Serbia, Leon Descos, advierte a su gobierno que los militares nacionalistas serbios planearon el atentado, e identifica como su cerebro al Jefe de la Inteligencia Militar, Dragutin Dimitrijevic, conocido por su nombre clave Apis, quien ya había intervenido en 1903 en otro magnicidio: el asesinato del Rey de Serbia Alejandro I y su esposa. También advierte de la influencia que el belicista embajador ruso, Hartwig, posee en los círculos nacionalistas serbios. El conocimiento de estos informes lleva al gobierno de Pasic a solicitar a Francia el remplazo del embajador, pedido que le es concedido casi sin demora.

Jueves 2 El Rey de Sajonia recibe un despacho de su enviado a Berlín, que le informa que el Estado Mayor del ejército imperial favorece un ataque austrohúngaro a Serbia aún si ello desencadenase una guerra general europea, dado que considera que los enemigos de Alemania carecen de preparación adecuada para enfrentarla. Roger Casement aborda en Glasgow un transatlántico con destino a Nueva York, en busca de apoyos en Estados Unidos para la causa independentista de Irlanda.

Viernes 3 El Káiser lee el informe de Tschirschky del 30 de junio y lo desautoriza vehementemente. El gobierno serbio celebra en Belgrado un réquiem por la memoria del Archiduque. La única embajada que no adhiere a la decisión de hacer ondear su bandera media asta es la de Rusia.

Sábado 4 Siguiendo instrucciones de Berlín, Tschirschky comunica al gobierno de Austria-Hungría el apoyo total de Alemania y urge por un ataque inmediato a Serbia. Un funcionario del ministerio de relaciones exteriores austrohúngaro, el conde Alexander Hoyos, es enviado en consulta a Berlín. Se celebra el funeral del archiduque Francisco Fernando y su esposa. Sin sospechar la catástrofe que se avecina, 300 mil personas observan cómo franceses, alemanes, belgas, británicos, italianos, húngaros y hasta un norteamericano compiten caballerescamente en el Gran Premio del Automóvil Club de Francia, disputado en caminos públicos de Lyon, y ganado por el alemán Christian Lautenschlager al volante de un Mercedes Benz.

Domingo 5 El gobernador de Bosnia-Hercegovina informa al gobierno austrohúngaro que ha identificado al militar serbio que impartió las instrucciones a los ejecutores del magnicidio: el mayor Voja Tankosic. El Káiser informa al embajador austrohúngaro y al conde Hoyos de su apoyo incondicional a su aliado aún si ello implicara un conflicto con Rusia, de lo cual duda. En una reunión de gabinete del canciller Bethmann-Hollweg con la cúpula del ministerio de relaciones exteriores y los altos mandos militares, se llega a la conclusión de que si estallara una guerra general, esto beneficiaría más a Alemania que a sus enemigos. Conrad urge la movilización del ejército, pero el anciano Emperador Francisco José (imagen) no acepta la petición. Se cumple una semana del magnicidio, sin que pareciera que la catástrofe esté a punto de desatarse.

Lunes 6 La investigación de la policía austrohúngara llega a la conclusión de que el atentado fue tramado en la capital serbia, Belgrado, y que en su planeamiento intervinieron militares serbios, aunque sin intervención directa del gobierno de esa nación. El ministro Berchtold cree que la guerra contra su vecino meridional no escalará a un conflicto general europeo, porque Rusia no intervendría. Para enviar una señal de tranquilidad, el Káiser decide no suspender su visita a los países escandinavos. El Káiser afirma que la crisis estará resuelta en una semana porque "Serbia se echará atrás". Mientras tanto, Bethmann-Hollweg reitera al conde Hoyos el incondicionado apoyo del gobierno alemán. El embajador austrohúngaro en Rusia sugiere al ministro Sazonov que los conspiradores sean juzgados en Serbia, pero la sugerencia es rechazada. El embajador de Alemania en Londres advierte al Foreign Office que el Imperio Austrohúngaro podría invadir Serbia, y que en tal caso contaría con el respaldo de su gobierno, pero esta advertencia no genera ninguna movida preventiva: la atención del gobierno británico está absorbida por la probabilidad de una inminente guerra civil en Irlanda. Buena parte de Europa comienza sus vacaciones.

Martes 7 El periódico húngaro Az Est publica una entrevista al primer ministro serbio, Pasic, en la cual éste niega su conocimiento anticipado del complot (1). El Conde Hoyos informa al Consejo Imperial en Viena que el imperio cuenta con total apoyo alemán, incluso si eso implica una guerra general europea. El único miembro del Consejo opuesto a ir a la guerra es el conde Tisza. Berchtold es partidario de usar la vía diplomática sólo para despejar el camino a la declaración de guerra, y en este sentido se acuerda enviar un ultimátum con condiciones inaceptables para Serbia, aún arriesgándose a que esto implicará el ingreso de Rusia en el conflicto. Kurt Riezler, asesor del Canciller Bethmann-Hollweg, anota en su diario: "el Canciller espera que una guerra, sea cual fuere su desenlace, desemboque en la conmoción de todo lo que existe. El mundo actual es muy anticuado. Carece de ideas". Agrega que el Canciller piensa que Alemania está "completamente paralizada" y que "el futuro pertenece a Rusia", ya que el crecimiento de su red ferroviaria hará impracticable el Plan Schlieffen.

Miércoles 8 El embajador austrohúngaro en Berlín envía a Berchtold y Tisza un cable redactado por Hoyos, en el que se indica que “el Káiser deploraría que no tomáramos ventaja de un momento como el presente, tan favorable a nosotros”. Tisza mantiene su postura de temer la reacción rusa.

Jueves 9 El ministro Berchtold asegura al Emperador Francisco José que Rumania y el Reino Unido serían neutrales en caso de guerra, y que el ultimátum que prepara contra Serbia está escrito para ser rechazado y brindar el pretexto a una invasión. El Secretario de Asuntos Exteriores británico, Sir Edward Grey, le dice al embajador alemán que "no ve razones para tener una visión pesimista de la situación".

Viernes 10 El embajador alemán en Viena, Tschirschky, transmite a Berlín un relato de una conversación con Berchtold en la que éste le informa del plan de enviar un ultimátum inaceptable para los serbios, como prólogo a la declaración de guerra. Al leer el informe, el Káiser expresa un fuerte disgusto por la demora de su aliado en atacar Serbia. Berchtold ordena a la prensa silenciar toda referencia a Serbia, lo cual contribuye a crear una falsa sensación de tranquilidad.

Sábado 11 El canciller Bethmann-Hollweg comenta a Riezler que la demora austrohúngara en golpear a Serbia complica las posibilidades de presentar un hecho consumado a la Triple Entente, a partir del cual se pueda mostrar voluntad de negociar desde una posición de fuerza.

Domingo 12 A dos semanas de los hechos de Sarajevo, en la mayoría de las capitales europeas no se piensa que la crisis degenerará en una guerra a escala continental. El secretario de relaciones exteriores alemán, Gottlieb Von Jagow, informa al embajador en Londres que la política oficial alemana es evitar la generalización del conflicto, pero si Rusia adopta una posición agresiva, Alemania no se echará atrás. El embajador austrohúngaro en Berlín, el conde Szőgyény, comunica a Viena que dentro del gobierno alemán se critica la demora en atacar Serbia, y que en ese mismo gobierno se cree unánimemente que Rusia y Francia no están preparadas para ir a la guerra y que el Reino Unido optará por permanecer neutral.

Mientras tanto, el mundo sigue su marcha, sin saber lo que se avecina. En Oslo, el seleccionado de fútbol local empata 1-1 con su similar de Rusia.

A la derecha, mapa con los principales estados beligerantes. (Clic en la imagen para ampliarla). Mapa extraído del sitio Pais Global.

Lunes 13 La investigación del gobierno austrohúngaro reconoce que no hay evidencias de complicidad directa del gobierno serbio en el atentado del 28 de junio. Berchtold oculta esta conclusión al Emperador Francisco José, y además hace interceptar las cartas que el conde Tisza le dirige, en las que recomienda no adoptar una postura beligerante hacia Serbia. Un debate en el Senado de Francia pone en cuestión la preparación militar del país. El Jefe del Estado Mayor Alemán, el general Helmut Von Moltke, indica al agregado militar alemán en Viena que recomiende a sus aliados derrotar a los serbios rápidamente y firmar la paz enseguida, buscando cerrar las heridas pronto.

Martes 14 El conde Tisza retira su oposición a la guerra, debido a su temor de que Alemania renuncie a la alianza austrohúngara, pero insiste en que el objetivo no debe ser la conquista de Serbia. Confirma al embajador alemán que el ultimátum que se redactará es un mero pretexto. El secretario Von Jagow comunica al embajador en Londres, Lichnowsky, que Alemania impulsa una guerra entre Austria-Hungría y Serbia, pero que no se debe dar esa sensación, y que Alemania se lanza a la guerra en previsión de que, en pocos años, estará en condición de inferioridad frente a Rusia. Recién en este día, y tras semanas de exigir un ataque inmediato a Serbia, Conrad recomienda a Berchtold esperar al menos hasta el 25 de julio para remitir el ultimátum, porque se debe dar tiempo a que se levante la cosecha de cereales en el Imperio.

Miércoles 15 El presidente y el primer ministro de Francia parten hacia San Petersburgo, cumpliendo una visita fijada de antemano. Conrad sale de vacaciones, sabiendo que mientras esa visita se esté llevando a cabo es inconveniente escalar el conflicto, y deseando despistar a serbios y rusos.

Jueves 16 El embajador alemán en Londres advierte a Bethmann-Hollweg que Rusia intervendrá si Serbia es atacada y que eso implicaría una guerra general. El embajador británico en Viena anticipa al secretario Grey que Austria-Hungría prepara “una especie de acusación” contra Serbia, y que lo que está en juego no es sólo la resolución judicial del asesinato del archiduque sino la propia posición del Imperio como gran potencia. Los embajadores de Italia y Rusia advierten de lo mismo a sus respectivos gobiernos. El parlamento búlgaro aprueba un paquete de asistencia financiera que coloca al país en la órbita del Imperio Alemán.

Viernes 17 El gobierno serbio toma conocimiento del próximo ultimátum austrohúngaro a partir de filtraciones en Viena, y comienza a coordinar con Rusia la respuesta a brindar. En el seno del gobierno imperial alemán se cree que el conflicto permanecerá localizado, porque las potencias de la Triple Entente no intervendrán.

Sábado 18 El ministro de asuntos exteriores de Rusia, Serguei Sazonov, recuerda a Austria-Hungría el total respaldo ruso a la independencia serbia, lo que alienta al gobierno de Belgrado a adoptar una postura peligrosamente desafiante.

Domingo 19 El Consejo de Ministros de Austria-Hungría aprueba el texto del ultimátum a Serbia, en una reunión en la que no se dedica un solo minuto a considerar la posibilidad de una intervención rusa. Mientras tanto, ya han comenzado en secreto los preparativos para la movilización del ejército. Dado el tiempo transcurrido, el gobierno alemán decide adoptar la estrategia de evitar la generalización del conflicto y restringirlo a un contexto puramente balcánico. Los embajadores francés y británico en Berlín comienzan a sospechar que Alemania ya conoce el contenido del ultimátum austrohúngaro. El secretario Von Jagow envía una circular a todos los embajadores alemanes que deben estar preparados para apoyar a Austria-Hungría contra Serbia.

Lunes 20 El gobierno de Viena despacha el ultimátum a su embajador en Belgrado, para su presentación el 23. La demora obedece a la presencia de la delegación francesa en Rusia, que arriba en este día. El gobierno alemán advierte a sus principales líneas de transporte marítimo que convendría retirar sus buques de aguas extranjeras ante la probablidad de un conflicto general. La marina alemana recibe la orden de concentrar a su flota. Riezler escribe en su diario que el canciller Bethmann-Hollweg teme el crecimiento de Rusia la hará invencible en pocos años si no se toman medidas.

Comienza en Mannheim un importante torneo internacional de ajedrez organizado por la federación alemana, con grandes maestros provienientes de países que estarán en guerra entre sí en apenas días.

Martes 21 Berchtold logra que el anciano emperador apruebe el ultimátum. El presidente francés Poincaré, en San Petersburgo, advierte al embajador austrohúngaro que “el pueblo ruso es un cálido amigo de los serbios, y Francia es el aliado de Rusia”. Durante una recepción en la legación francesa, un funcionario del ministerio de defensa galo propone un brindis "por la próxima guerra y por la victoria segura". Mientras tanto, el confiado primer ministro serbio sale de Belgrado en gira de campaña electoral hasta el 24. El gobierno alemán niega a los embajadores ruso y francés el conocimiento de los planes austrohúngaros. Una conferencia en el Palacio de Buckingham acerca del futuro de Irlanda absorbe la atención del gobierno británico hasta el 24.

Miércoles 22 El influyente periódico conservador londinense The Times advierte del riesgo de una guerra general europea. El gobierno alemán rechaza un pedido austrohúngaro de presentar el ultimátum a Serbia en su nombre, porque atentaría contra la postura oficial alemana de que desconoce los planes de su aliado.

Jueves 23 Apenas la delegación francesa parte de Rusia, el ultimátum del gobierno de Viena es entregado a su par de Belgrado a las 18, hora local. El mismo acusa a Serbia de “tolerancia culpable” ante el accionar de organizaciones terroristas, y le da 48 horas para cumplir con una serie de peticiones que son una virtual exigencia de vasallaje. El tono de la nota sorprende al gobierno serbio, que esperaba que Alemania moderara a los austrohúngaros. El ejército alemán cancela los francos de los oficiales. El Canciller del Exchequer (ministro de economía) David Lloyd George afirma ante el Parlamento británico que las relaciones con el Imperio Alemán “son las mejores en años”.

Viernes 24 Se cumple un mes del magnicidio y es un día clave. El Primer Ministro Pasic retorna a Belgrado, mientras Austria-Hungría informa al Reino Unido, Alemania, Francia, Rusia, Italia y el Imperio Otomano de su ultimátum a Serbia. Berchtold anuncia que "cualquier aceptación condicional [del ultimátum], o una acompañada de reservas, será considerada como un rechazo". Bethmann-Hollweg transmite a las potencias de la Entente el apoyo alemán a su aliado. El Consejo de Ministros de Rusia resuelve apoyar a Serbia aún si esto implica ir a la guerra, y aún sin contar con garantías del apoyo británico. Por las dudas, se solicita a Austria-Hungría que amplíe el plazo de respuesta y que se abstenga de romper las hostilidades, al tiempo que aconseja a Serbia no oponer resistencia a una invasión. También se ordena que se efectúe en secreto la movilización parcial del ejército, dirigida exclusivamente a Austria-Hungría, no así a Alemania. Esto toma por sorpresa al alto mando ruso, cuyos planes están preparados para una movilización total, esto es, contra ambas naciones. El embajador francés advierte al secretario británico Grey que el tiempo apremia, y éste propone a Alemania que ambos países, junto con Francia e Italia, intenten mediar en el conflicto y soliciten un aplazamiento del límite temporal fijado por el ultimátum. De todos modos, el gabinete británico está tan seguro de que la crisis no obligará a una intervención militar que casi todos sus miembros abandonan Londres para disfrutar serenamente del fin de semana.

Sábado 25 Rusia vuelve a solicitar una extensión del plazo, mientras Serbia, que advierte lo que se está preparando, acepta casi todas las exigencias para dejar a los austrohúngaros como agresores, ordena la movilización general y pide ayuda al Zar. Su rey abandona Belgrado. Austria-Hungría rechaza tanto el pedido ruso como la respuesta serbia, y Berchtold logra que el Emperador Francisco José firme la orden de movilización tras alegar que los serbios ya están atacando. El conocimiento de la existencia de preparativos para la movilización parcial de las tropas rusas endurece las posiciones de serbios, austrohúngaros y alemanes. Italia rechaza apoyar a su nominal aliada Austria-Hungría y decide permanece a la expectativa. El Partido Socialista alemán condena el ultimátum austríaco. El gobierno británico advierte al embajador alemán que, si el conflicto involucra a Rusia, se pone en cuestión la paz europea y se verá obligado a actuar. El Káiser rechaza el pedido de mediación por “fútil”, a la vez que desde el gobierno imperial se alienta a Viena a marchar a la guerra cuanto antes, para presentar a la Entente un hecho consumado, entendiendo así que ésta se echará atrás. El jefe de estado mayor alemán Von Moltke y otros altos oficiales retornan de sus vacaciones. El presidente francés Poincaré, de visita en Suecia, transmite al Rey un mensaje de buena voluntad del Zar de Rusia y obtiene garantías de neutralidad en caso de una eventual guerra europea.

Domingo 26 Alemania rechaza la idea británica de presionar a Austria-Hungría, pero el Káiser vacila, debido al riesgo de intervención británica, a la posibilidad de que su país apareciera como avalando una agresión y a que la respuesta serbia luce como una claudicación absoluta, y discute con Bethmann-Hollweg solicitar a sus aliados que comiencen negociaciones tras la ocupación de Belgrado. El canciller y el estado mayor se las arreglan para sabotear las nuevas intenciones del Káiser. Bethmann-Hollweg obtiene del sector centrista del socialismo alemán la promesa de no obstaculizar un eventual esfuerzo bélico contra Rusia. Las fortalezas rusas en zonas fronterizas con Alemania y Austria-Hungría son puestas en estado de guerra, mientras Sazonov y Grey no logran convencer a los alemanes de que se unan a una mediación entre Viena y Belgrado. El gobierno francés cancela todas las licencias al personal militar y ordena el regreso a Francia de la mayoría de las tropas estacionadas en Marruecos. El Rey Jorge V expresa al Príncipe Enrique de Prusia y Alemania que el Reino Unido desea permanecer neutral en caso de guerra. Rebeldes irlandeses desembarcan ilegalmente armas en la bahía de Houth, y tropas británicas despachadas para intentar impedirlo terminan disparando contra multitud desarmada en Bachelor's Walk, Dublin, matando a cuatro personas e hiriendo a decenas.

Lunes 27 El embajador austrohúngaro en Berlín informa a Berchtold que Alemania no apoya las propuestas de mediación, y que sólo las avala públicamente por razones de conveniencia política. El Káiser vuelve de su periplo escandinavo. El presidente Poincaré cancela sus visitas a Noruega y Dinamarca y retorna a su país. Grey advierte al gabinete británico que es momento de tomar una decisión acerca de la actitud a tomar si se desata una guerra general, pero tropieza con la imposibilidad de alcanzar un acuerdo. La Royal Navy es concentrada en aguas británicas, lo que desata el pánico en las bolsas alemanas y sorprende al Káiser, que se indigna con Bethmann-Hollweg. La bolsa de Viena es cerrada. En una conferencia internacional de organizaciones gremiales celebrada en Bruselas, los sindicatos alemanes no aceptan una propuesta de la CGT francesa de declararse en huelga para frenar los preparativos bélicos. Riezler anota en su diario: "una catástrofe que supera al poder humano se cierne sobre Europa y nuestro propio pueblo". El gobernador francés de Marruecos, general Louis Lyautey, lamenta ante sus subordinados que los líderes europeos "están totalmente locos. Una guerra entre europeos es una guerra civil. Esta es la más monumental idiotez que han cometido jamás". El embajador alemán en Londres, el Príncipe Lichnowsky, advierte que no cree posible que Alemania pueda ganar una guerra general si interviene el Reino Unido, y que es imposible que el conflicto quede circunscripto a serbios y austrohúgaros. The Times comienza a pedir la intervención británica del lado de Francia y Rusia.

Martes 28 A las 11 horas se anuncia que Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia, y barcos austrohúngaros bombardean Belgrado. De todos modos, Conrad confiesa que su ejército no estará en condiciones de iniciar un ataque general sino hasta el 12 de agosto, enfureciendo a sus aliados alemanes. El embajador ruso en París, el conde Izvolski, telegrafía a Sazonov que se puede dar por seguro el apoyo francés a Rusia en caso de guerra. Poincaré afirma a un miembro de su comitiva que "ya no puede haber acuerdo". El conde Witte, antiguo primer ministro ruso entonces en el ostracismo, advierte al embajador francés en San Petersburgo que la inminente guerra es una "locura" y que no ve ningún beneficio para Rusia en participar de ella. El Príncipe Lichnowsky advierte a su gobierno que la probabilidad de una guerra limitada a Serbia y Austría-Hungría es nula. Alemania propone al Imperio Otomano una alianza militar. Según informa el New York Times del 28 de julio, en Viena se registran marchas frente a las embajadas y disturbios porque los precios de algunos comestibles se triplicaron, debido al acaparamiento. El corresponsal informa que los telégrafos han sido reservados al exclusivo servicio del Estado y se ha establecido el control militar de los ferrocarriles. La nota afirma que “la paz de Europa ahora esta en las manos del Káiser”.

Miércoles 29 Los serbios vuelan el puente sobre el río Sava que une Belgrado con la localidad húngara de Semlin. El Reino Unido ordena la movilización de su flota y advierte a Alemania que no permanecerá neutral en caso de un ataque a su aliada Francia. El Káiser y el Zar comienzan nerviosas negociaciones vía telegrama. Nicolás II, creyendo que aún es posible un acuerdo, rechaza los consejos de sus jefes militares y anula una orden de movilización total (esto es, también contra Alemania) emitida minutos antes, remplazándola por una orden de movilización parcial contra Austria-Hungría, que es fuertemente criticada por el embajador francés en San Petersburgo. El ministro Berchtold presiona a los alemanes a ordenar la movilización de su ejército, con la idea de que esto obligará a Rusia a retroceder, como en la crisis de 1909 sobre Bosnia. Von Moltke advierte a Bethmann-Hollweg que Austria-Hungría no puede ir a la guerra con Serbia sin ordenar la movilización contra Rusia por razones de seguridad nacional, que esa movilización hace inevitable una guerra entre ambos imperios, que Alemania está obligada a movilizarse contra Rusia para garantizar la supervivencia de su aliada, y que se está perdiendo un tiempo precioso en dejar que Rusia haga el primer movimiento sólo para justificar la respuesta alemana. La mayoría de los miembros del gabinete liberal británico, a pesar de la opinión de Grey y todavía preocupados por los acontecimientos de Irlanda, se expresan en contra de la participación en la inminente guerra, aún en caso de invasión alemana a Bélgica. El Príncipe Lichnowsky advierte a su gobierno que "si la guerra se desata, será la peor catástrofe que el mundo haya presenciado" .

La Internacional Socialista se reúne en Bruselas para preparar el congreso que tenía previsto celebrar en Viena en unas semanas. El austríaco Adler cree inevitable la guerra y rechaza oponerse a ella; los alemanes Kautsky y Haase y la polaca Rosa Luxemburgo se manifiestan por evitarla a toda costa; el francés Jaurès sostiene que cada partido socialista afiliado debe bloquear la asignación presupuestaria para el conflicto en su respectivo país. Por sugerencia suya (Jaurès creía “imposible” que la situación degenerase en una guerra general) se posterga la definición de una postura común hasta un encuentro previsto para el 9 de agosto en París, que en definitiva nunca se produjo.

Jueves 30 Francia comienza preparativos militares pero garantiza al Reino Unido que no atacará primero, mientras este país advierte privadamente a Alemania que no abandonará a Francia a su suerte. Ante esta certeza, Bethmann-Hollweg hace un intento por incitar al gobierno de Viena a aceptar la propuesta británica de mediación, pero se le advierte que se ha alcanzado un punto de no retorno, dado que ni Rusia detendrá su movilización mientras Serbia esté siendo invadida por Austria-Hungría, ni esta última detendrá la invasión mientras Rusia haya ordenado su movilización. El presidente Poincaré fracasa en obtener del Reino Unido garantías públicas de su apoyo a Francia, como forma de desalentar un ataque alemán. A las 18 horas el Zar, presionado por sus mandos militares y su canciller Sazonov, ordena la movilización total, lo que hace inevitable la guerra general, al dar el pretexto necesario para la movilización alemana y, en respuesta a ésta, a la francesa. El Conde Ignatiev, agregado militar ruso en París, informa a sus superiores del "indisimulable deleite" de los mandos militares franceses ante la posibilidad de enfrentar a Alemania en una situación que creen ventajosa. El embajador belga reporta a su gobierno la misma sensación.

Viernes 31 El Reino Unido solicita a Francia y Alemania que garanticen el respeto a la neutralidad belga. Francia lo hace; Alemania ignora la solicitud. Al mediodía se conoce en Alemania la movilización de Rusia, lo que predispone al pueblo alemán contra su vecino oriental. Berlín ordena preparativos militares de inmediato e intima a Francia a permanecer neutral en caso de guerra con Rusia, lo que es rechazado. Tras repetidas advertencias alemanas del inminente ingreso de Rusia en el conflicto, Austria-Hungría ordena la movilización general. Un fanático asesina en París al líder socialista Jean Jaurès. La Bolsa de Londres debe clausurar sus operaciones a las 10 horas, debido al pánico financiero que comenzó en Nueva York; en Alemania comienza una corrida bancaria y los precios de los alimentos se disparan. Bélgica y los Países Bajos ordenan la movilización general..

Sábado 1o. de Agosto Por la mañana, voceros de la City londinense y el gobernador del Banco de Inglaterra transmiten al gobierno su oposición a la entrada en guerra. El primer ministro británico Asquith convence al Rey Jorge de enviar un mensaje al Zar que solicite que se anule la movilización general rusa. El influyente periódico liberal Daily News se expresa en el mismo sentido. El secretario Grey transmite al embajador de Alemania una propuesta de último momento para garantizar la neutralidad francesa y restringir la guerra al Este, pero a media tarde se revela que el compromiso ofrecido es apenas un esbozo. Pese a la ausencia de garantías del apoyo británico, a las 16:45 Francia ordena la movilización general, seguida a los 15 minutos por una medida similar alemana. A las 18, Alemania declara la guerra a Rusia. Poco después, y a partir de la propuesta británica de la mañana, el Káiser intenta detener el ataque a Francia y el subsiguiente ingreso del Imperio Británico en el conflicto, pero Von Moltke le responde que es demasiado tarde: sus tropas ya invaden Luxemburgo.

Italia comunica a Alemania que se declara neutral, basándose en que Austria – Hungría lanzó una guerra de agresión, y de hecho se retira de  la Triple Alianza. Suiza, también neutral, declara la movilización preventiva. Se suspende el torneo internacional de ajedrez de Mannheim, que había comenzado el 20. Los maestros rusos o de origen ruso, entre los que se contaba el futuro gran campeón Alexander Alekhine, fueron detenidos e internados en Rastatt, aunque se permitió que cobraran un premio parcial acorde a las posiciones que ostentaban al momento de la suspensión del certamen. Al norteamericano Frank Marshal, proveniente de un país entonces neutral, le costó un día y medio alcanzar la frontera entre Alemania y los Países Bajos, un viaje que normalmente insumía unas pocas horas, y casi cuatro días más llegar a Londres.

Domingo 2 Por la mañana, mientras fuerzas alemanas tomaban el control de Luxemburgo, los líderes conservadores británicos exigen al gobierno liberal el apoyo a Francia y Rusia. Pasado el mediodía, Rusia declara la guerra a Alemania y se producen los primeros choques armados en la frontera francoalemana. A las 19 horas Alemania exige a Bélgica que se declare neutral y que permita el paso de tropas alemanas. Recién entonces, el gabinete británico decide honrar sus compromisos con Bélgica y Francia. Se firma la alianza germano-otomana.

Lunes 3 Feriado en el Reino Unido. A las 7, Bélgica rechaza las demandas de Alemania, que comienza la invasión y, a las 18:15, declara la guerra a Francia. Italia hace pública su decisión de declararse neutral. Se combate en la Polonia rusa y en Serbia. Suecia se declara neutral.

Martes 4 El gobierno alemán publica su Libro Blanco, recopilación de documentos diplomáticos destinada a defender su posición. El canciller Bethmann-Hollweg reconoce ante el Reichstag que los ataques a Luxemburgo y Bélgica violan acuerdos internacionales, pero "la necesidad no reconoce ley". El cuerpo aprueba por unanimidad la asignación del presupuesto para la guerra; 14 de los 111 legisladores socialistas estaban en contra de votar afirmativamente (entre ellos Liebknecht, Luxemburgo y Haase) pero lo hacen por disciplina partidaria. Algo similar sucede en la Cámara de Diputados francesa. A las 19 horas, el Reino Unido intima a Alemania a respetar la neutralidad de Bélgica, y ante la sucesión de los hechos, declara la guerra en nombre de todo el Imperio hacia las 23. Hay fieras batallas en Memel (Prusia Oriental), Namur y Lieja (Bélgica) y en la frontera francoalemana, y hay choques navales menores en el Mediterráneo y el Mar del Norte. Estados Unidos declara su neutralidad.

(Imagen de arriba a la derecha: tapa del New York Times de este dia - clic en la imagen para ampliar).

Miércoles 5 Montenegro declara la guerra al Imperio Austrohúngaro. El gobierno otomano anuncia la clausura a la navegación del estrecho de los Dardanelos, aislando a Rusia del Mar Mediterráneo.

Jueves 6 El gobierno británico responde al Libro Blanco alemán con su Libro Azul. Austria-Hungría declara la guerra a Rusia, y Serbia, a Alemania. La guerra ha comenzado.

NOTAS

(1) Pasic conocía los preparativos y estaba en contra de provocar una guerra que podía ser una catástrofe para su pueblo, y trató de advertir del complot al gobierno austrohúngaro, pero su intento fue saboteado por los miembros de la legación de su propio gobierno en Viena, que eran partidarios de los militares nacionalistas. Con posterioridad al atentado, y por razones de política interna, Pasic negó tajantemente cualquier conocimiento previo.

LECTURAS

* "Tiempos modernos". Paul Johnson. Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 1988. Edición de 1992.

* "Auge y caída de las grandes potencias", Paul Kennedy. Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1994.

* "Historia del Siglo XX". Eric Hobsbawm. Crítica, Buenos Aires 1998 (reimpresión mayo 1999).

* “The First World War: To Arms”. Hew Strachan. Oxford University Press, Oxford, 2003. (En inglés).

* "The Sleepwalkers: how Europe went to war in 1914". Christopher Clark. Harper Collins, Londres 2012. (En inglés).

* "The Second International in the War". Max Shachtman. Marxists.org (en inglés).

* Aquí, aquí, aquí y aquí, cuatro cronologías de sucesos de la Guerra (en inglés).

* "The Willy-Nicky Telegrams" (Texto de los telegramas cruzados entre el Káiser y el Zar entre el 29 de julio y el 1º. de agosto de 1914, en inglés).

* "A history of the First World War in 100 moments". Serie de notas del periódico The Independent de Londres editadas a partir del 3 de abril de 2014 (en inglés). [Agregado del 05/04/14].

 

Volver al inicio

¿Hay algo que quieras decirnos al respecto de esta página? Clic aquí (correo electrónico) y aquí (Twitter).