LA SEÑAL DEL BEBÉ AMARILLO Y LA MENTIRA DEL MONO ARAÑA
A YELLOW BABY IS A BAD SIGN. "Un bebé amarillo es una mala señal". ¡Cómo no serlo! ¿Así que es el primer verso de una canción? ¡Quiero saber más, qué dice el verso siguiente! ¿Y a quién se le puede ocurrir comenzar una canción con un verso así de genial? Bueno, a Veruca Salt, una banda fundada en Chicago en 1992 por dos amigas, Nina Gordon y Louise Post, compositoras, cantantes y guitarristas, a quienes se sumaron el hermanastro de Nina, Jim Shapiro, en batería, y el bajista Steve Lack. El extraño verso es de Forsythia, una canción de su álbum debut, American Thighs, o "muslos americanos" (¿cómo?) de 1994.
BUT I DON'T MIND, I DON'T MIND. OHHH, FORSYTHIA. "Pero qué me importa, qué me importa. Ohhh, Forsythia". ¿Y qué es Forsythia? Un género de arbustos similares al olivo, de flores amarillas, usado en ornamentación y sin ninguna otra propiedad llamativa, ustedes me entienden. La cantante y autora, Nina, por vía de la narradora del tema, afirma que "un bebé amarillo es una mala señal", pero que "no le importa" porque una planta de flores amarillas. ¿Qué hacemos al leer estos versos? ¿Cedemos a la tentación de imaginarnos que este extraño comienzo encubre una referencia a alguna otra planta, como si eso todavía fuera una transgresión que valiera una canción en el contexto del rock norteamericano de los años noventa? ¿Será otro ejemplo más de poesía no figurativa, tan típica del rock? ¿Y si buscamos alguna otra pista que nos oriente, aunque sea en el camino de un análisis más impresionista que comprehensivo, como el de esta página?
Veruca Salt es un personaje de Charlie and the Chocolate Factory, un libro de Roald Dahl que fue llevado al cine en 1971 con el recordado Gene Wilder, Willy Wonka & the Chocolate Factory, y que tiene una conocida remake ya en este siglo. Nada que nos ayude. Si Forsythia era una referencia mediática, cultural, política, se ha perdido en estas tres décadas: una advertencia interesante para poetas y letristas impulsados a escribir por las noticias de ayer, el aviso comercial de difusión masiva o el chiste del programa de TV de moda. Si la comprensión o el disfrute de los versos depende de una referencia, bien puede suceder que en unos pocos años se pierda por completo: es como si tuvieran fecha de vencimiento. Mejor probar con otros ganchos, más perdurables: la música, por ejemplo.
Forsythia comienza con un riff juguetón que nos suena, a los hispanoamericanos, a muy ligera variación del de Cerca de la revolución de Charly García. Que en realidad... es el riff de Venus de los nerlandeses Shocking Blue, hit radial de fines de los años sesenta. (Aunque la resolución de la estrofa en Forsythia se parece más al éxito de García que al de Shocking Blue, sin ser igual. Esos cambios de acordes mayores en intervalos de terceras menores son el ABC del grunge). Un riff bien pensado y bien tocado siempre nos da ganas de seguir escuchándolo. Así que sigamos haciéndolo, y de paso veamos si aparece alguna clave de interpretación de la letra.
SPIDER MONKEY, A SPIDER MONKEY IS A GOOD LIE. "Mono araña. Un mono araña es una buena mentira". ¡Genial, genial verso! El mono araña es un monito americano muy simpático pero ¿quién no entendería a un niño que se decepcionara al ver las meras cuatro patas y cola de ese pequeño primate, o su absoluta incapacidad para hilar telaraña alguna? ¿"Mono araña" no es una mentira, como bien podría decir un chico en esa lógica llevada al extremo que llamamos inocencia? Esta inocencia en una canción rockera siempre nos genera inquietud, es como si tuvera un octágono de advertencia: cuidado con esto, acá hay algo más.
BUT I DON'T KNOW WHY. OHHH, FORSYTHIA, OH-OHHH. "Pero no sé por qué, Forsythia", y una vez que un verso afirmaba algo, lo sucede otro que lo cuestiona. Fabián Casas dice por ahí que el lenguaje poético "está puesto siempre en estado de pregunta aunque parezca afirmar algo". Hasta aquí, la letra de Nina Gordon está para el manual de cómo componer líricas de rock. ¿Las credenciales rockeras de la banda? Era parte de la escena grunge, ese blend de canciones melódicamente muy ricas, energía rockera heredera del punk y la new wave y las guitarras distorsionadas de costumbre. Tan de la escena grunge que Louise fue pareja de Dave Grohl y le inspiró nada menos que Everlong de los Foo Fighters, y participó en su grabación ¡haciendo coros por teléfono! Que la inspiración melódica de la banda se trasparenta en el título de su segundo álbum, Eight arms to hold you, u "ocho brazos para abrazarte", que era el primer título de... la película Help! de los Beatles. Que el gusto por la new wave se demuestra en el excelente cover de My Sharona de The Knack que se editó en 1995. Y que American Thighs es una cita de You shook me all night long de AC/DC. Hasta aquí, Veruca Salt se las ha arreglado muy bien para mantener el interés en la canción, queremos más.
I DON'T MIND SITTING IN THE WAY, WAY BACK. "No me importa sentarme en el camino, allá atrás" o, si entendemos la repetición de way como una reiteración enfática, "no me importa sentarme en el camino de regreso". El puente, apoyado en unos hermosos y rockerísimos acordes en las bordonas de las guitarras, sigue sumando misterios a la canción, y Veruca Salt ya nos transportó a la mitad y sólo queremos seguir adelante, a ver adónde llegamos. ¿Dónde está sentada la narradora, "allá atrás", "en el camino" de otros? ¿Es un ómnibus escolar? ¿La colegiala acaba de consumir alguna extraña pócima, quizá por primera vez, o es sólo ganas de molestar? ¿Y por qué esas ganas? ¿Y molestar a quién? Nuestras certezas acerca de esta letra desaparecen como desaparece un puño al abrir la mano, y se vuelve un test de Rorschach que cada cual responderá como mejor le parezca. No se deje extraviar por estas interpretaciones, eventual y acaso inexistente lector de estas líneas, no se deje engatusar. Después de todo, recordando a Borges, el arte es la inminencia de una revelación que jamás se produce.
I DON'T MIND LYING TO MY FRIENDS. "No me importa mentirle a mis amigos". Este verso con el que culmina el puente, por cierto un recurso tan garciesco que nos plantea una duda acerca de la verdadera inspiración del riff, robustece la interpretación entre infantil y adolescente del verso anterior, y con ella, la de la canción. Aquí podría llamar en mi apoyo a los neurólogos, psicólogos y bioquímicos que estudiaron el comportamiento del cerebro bajo los efectos de sustancias alucinógenas como el LSD, a los que describieron como un retorno a la mente infantil, una disolución del ego y una conexión más fuerte con el ser y con el mundo natural. Aunque también parece irse perfilando cierta lógica onírica, de sueño. Y ya se sabe que los sueños no explican: muestran. Hasta desnudan.
ONE THING ABOUT FORSYTHIA, SHE COMES AROUND AND I GET LOST. AGAINST HER YELLOW I'M NO LONGER ME. "Una cosa de Forsythia es que viene y yo me pierdo, en su amarillo yo ya no soy yo". El estribillo es melódicamente perfecto, tanto que uno siente que esas notas no desentonarían en una balada de piano, y la interpretación de la letra parece decantarse hacia la idea de que Forsythia es un eufemismo por algún otro ser más psicoactivamente llamativo del reino vegetal o fungal, pero es una letra de rock y uno nunca sabe. También hay una interpretación erótica posible, como es regla en el género: las lecturas de líricas rockeras desde el punto de vista del consumo de psicotrópicos o desde el de la sexualidad son casi siempre perfectamente intercambiables. ¿Forsythia es alguien, que ta vez viste de amarillo o se adorna con flores amarillas, y que le hace perder el sentido del yo a la narradora? Forsythia también es un personaje de My Little Pony, sólo que... es bien posterior a a canción. No va por acá, señora, señor. ¿Y si la historia es una anécdota? Entendiéndose por anécdota aquello a lo que nos acostumbraron los medios, las redes antisociales y las reuniones de egresados: una historia que se cuenta para divertir mucho a los demás y que en realidad nunca sucedió.
YELLOW DAISY, A DANDELION OR A PUSSY WILLOW IT'S A DIFFERENT THING. "Una margarita amarilla, un diente de león o un sauce blanco son cosas bien diferentes". Es muy graciosa la aparente seriedad de estos versos, que sostienen que Forsythia es algo bien diferente a meras margaritas, dientes de león o sauces, no vas a comparar. Aunque pussy willow parece pedir a gritos una doble lectura, un doble sentido: también podría traducirse como "bomboncito" o algo aún peor, dado que pussy es el genital femenino. Toda esta sucesión de versos eléctricos tiene además un aire de koan: en el budismo zen, un problema absurdo, o banal, y que para hallar su respuesta es imprescindible alejarse de todo camino racional. Se llega a la iluminación bruscamente, de modo intuitivo; no se atraviesa esforzadamente una sucesión de silogismos. Algo como perderse en una falla en el continuo espacio-temporal y aparecer en otra dimensión mental, que nos permita ver la realidad desde otro lado: tal vez desde detrás de unas Forsythia. Planta a la que ya no volveremos a mirar de la misma manera. Porque, como afirmara César Aira: “la primera función del arte es extrañar, romper los hábitos de la percepción y volver nuevo lo viejo".
Después de un verso en el que se vuelve a nombrar al arbusto objeto de estos afanes musicales llega el solo de Louise, y un retorno del estribillo. ¿Que qué nos queda en concreto de este divertido acertijo lirico, envuelto en un enigma dentro de un misterio, y al que conviene experimentar más que comprender? Le cedo la palabra a Adrián Dárgelos: "la música no tiene moral, / la música no tiene mensaje, / y sin embargo te lo da". Y sí, tiene razón Charly además: es sólo rock and roll, pero ya es mucho para vos.