The Changeling
(Al Final de la Escalera - 1979)

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THE CHANGELING (Al Final de la Escalera-1979) está considerada como una de las más efectivas películas de terror jamás hechas. A ello contribuye sin duda la sumatoria de todos los rubros (técnicos y artísticos) y por cierto el buen gusto implementado en general. Aquí no hay excesivo gore, no tenemos efectos especiales, nada de CGI, no hay adolescentes aterrorizados por asesinos seriales, no hay sustos previsibles, no se deja espacio para secuelas... en cambio, afortunadamente, tenemos la historia de una casa encantada, un misterio con muchas vueltas, del que se dejan entrever algunas pistas a medida que se desarrolla la película y que no se revela hasta bien cerca del final. Hay elementos morbosos, como una silla de ruedas en miniatura, que con seguridad perteneció a una criatura, hay hallazgos macabros en el contrapiso y una intriga proveniente de muchos años atrás; a esto hay que añadirle ruidos extraños, susurros, puertas que se azotan, escaleras en llamas y una espeluznante casa que con su sola vista panorámica promueve mil y un estremecimientos.

La película está protagonizada por un excelente actor llamado George C. Scott. En el momento de filmarla, ya estaba considerado como una de las más importantes estrellas de Hollywood, mercede a PATTON (1970) filme en el que encaró con gran acierto a uno militares más controvertidos de la II Guerra Mundial, George Patton. Scott, fallecido hace muy poco tiempo, tuvo interesantes incursiones en el cine de terror: a una versión de THE MURDERS IN THE RUE MORGUE (Los Asesinatos en la Calle Morgue-1986) habría que agregarle la notable THE EXORCIST III (El Exorcista III-1990) en la que encarnaba al Teniente Kinderman (personaje interpretado por Lee J. Cobb en la película original). Su presencia en Al Final... otorga a la película momentos de gran nivel y credibilidad, lo mismo que las apariciones del anciano Melvyn Douglas, veterano del Hollywood de los años '30, que terminó su carrera con una entretenida película de fantasmas llamada GHOST STORY (Historias de Fantasmas-1981).

Al Final... es el correcto ejemplo cinematográfico de relato de fantasmas y casa encantada. No tiene nada que ver con los pirotécnicos remakes que intentan promoverse como ejemplos del género, como por ejemplo THE HAUNTING (La Maldición-1999) y HOUSE ON HAUNTED HILL (La Casa de la Montaña Embrujada-1999). Su calidad se traduce no solo en la fotografía, las excelsas intervenciones musicales y el en general sugerente ambiente que se respira a lo largo de sus casi dos horas de metraje, sino también en el interés con el que se sigue la historia, la lentitud con la que avanza, los instantes de emoción que provocan sus golpes (como dije antes, nada de efectos sangrientos o de gore); por supuesto en esta película hay apariciones fantasmales, una sesión espiritista y hasta un asesinato, pero estas no son presentadas a la manera de las películas actuales, por ejemplo con profusión de monstruos animados o suculencias varias. Esto se llama buen gusto y su responsable es, en gran medida, el director de origen húngaro Peter Medak. Desafortunadamente, quien en 1980 prometía convertirse en uno de los directores más notables merced a nuestra película, luego transitó una carrera opaca, rescatada quizás por ROMEO IS BLEEDING (Al Filo del Abismo-1994) y decididamente se deslució últimamente con una estúpida remake titulada THE HUNCHBACK (1997), sobre tema original de Victor Hugo y con SPECIES II (Especies II).


Mientras vacaciona con su esposa Joanna (Jean Marsh) y su hijita (Michelle Martin), un hombre llamado John Russell (George C. Scott) es testigo del terrible accidente automotriz que siega las vidas de aquellas a quien él más ama en la vida.
Seis meses después, aún intentando recuperarse de la pérdida, se marcha de Seattle para enseñar música lejos de allí, en Oregon, y busca una nueva casa donde mudarse, una casa donde pueda estar tranquilo y centrarse en su música.

 

John conoce a Claire (Trish Van Devere) que trabaja para la Sociedad de Preservación Histórica, y que lo lleva a visitar una apacible y antigua casona.
John se siente en un principio a gusto en su nuevo hogar, pero poco después comienzan a sucederse hechos extraños, a los que John atribuye explicaciones racionales.

John pasa algún tiempo junto a Claire, pero él aún tiene fresca la herida de la pérdida de su familia. Una noche él se encuentra con la aparición de un niño sumergido en su tina de baño; el susto lo mueve a intentar averiguar algo más de la historia de la casa. Cada vez más intrigado, se entera que hay un ático en la casa, que jamás ha visto y que no tiene entradas visibles.
Luego de una intensa búsqueda, logra ingresar en la habitación a través de un hueco. Este ático, que no ha sido usado en décadas, parece como si hubiera sido la habitación de un niño. Incluso posee una silla de ruedas muy pequeña.
John le cuenta a Claire acerca de su descubrimiento, y, luego de algunas instancias más, decide consultar a un parapsicólogo (Barry Morse), quien le recomienda contrate a un médium, para que contacte con el supuesto espíritu que está tratando de manifestarse.
La labor del médium logra inducir a John de que hubo un niño tullido que fue víctima de una conspiración que segó su joven vida. Poco depués, un macabro hallazgo: unos huesos, enterrados bajo el piso del dormitorio de la casa de una chica que sufría pesadillas.
Las pistas dirigen a John y Claire a un viejo senador, Joseph Carmichael (Melvyn Douglas), cuyo absoluto silencio incitan las sospechas de nuestros investigadores.
Aparentemente este niño fue parte de un escándalo que no llegó a darse a conocer y que de salir a la luz, afectarían la reputación del legislador. En la investigación del asunto, el detective De Witt (John Colicos) sufre un terrible y misterioso accidente.
Llega el momento de la verdad, en que el espíritu que habita la casa se manifiesta en todo su poder y John debe resolverlo antes que su propia vida corra peligro. Con todas las piezas del rompecabezas completas, comienza a subir las escaleras hacia el ático...
En contra del estilo de este comentarista de revelar el final de las películas, nos guardamos la resolución para promover su inmediata visión tanto al lector que aún la vio como al que la vio hace muchos años y no la recuerda bien.