The Lord of the Rings: Fellowship of the Ring
(El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo - 2001)

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"Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo.
Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras."

Los trasgos que salpican y atacan usualmente a nuestros héroesQuizás la frase puesta en boca del personaje de Galadriel lo dice todo: "Mucho había que se ha perdido". En la trama hace referencia a una época dorada que ahora se ve amenazada por la sombra de Saurón. Pero también puede hacer referencia (en el sentido opuesto que la cita el crítico del diario Clarín) a la adaptación realizada por Peter Jackson a través de tres largometrajes, el primero de los cuales abarca los libros primero, segundo y páginas del tercero de la voluminosa obra compuesta por J.R.R. Tolkien a mediados del siglo XX. En su momento la épica de Tolkien encantó a una generación. Y a partir de numerosas reediciones, lo ha seguido haciendo, una y otra vez. Conjuntamente con los dos libros de compañía principales, El Silmarilión y El Hobbit (traducido en alguna edición como El Hobito), y con algunos más, si se quiere, como Las Aventuras de Tom Bombadil, Tolkien nos pintó un cuadro vivo, de personajes entrañables, personajes que respiran desde las páginas en que están escritos.

Cuando Peter Jackson tomó a su cargo el proyecto de llevar a la pantalla la monumental obra que compone la Trilogía de El Señor de los Anillos, sabía que el desafío era grande. Nunca antes se había llevado al cine (con actores de carne y hueso, por supuesto). Había Ian McKellen en su rol de Gandalfhabido una versión de animación (de excelente calidad por cierto) en 1978, y una versión radiofónica de la BBC. Sabía que tenía una tarea sin par ante sí, por lo que encaró el proyecto de manera poco usual. Marchó a su país, Nueva Zelanda, y filmó el material para las tres películas (una por cada volumen), una manera de trabajar no muy común en el ámbito cinematográfico (comparable por supuesto al método de muchos directores de cine B, recuerdo a Roger Corman, por ejemplo).

La otra actividad crítica era la de completar un buen guión. Un buen guión no era solo una buena historia, sino que fuera lo suficientemente resumida y lo suficientemente detallada como para que estén reflejados todos los personajes de la obra y que el resultado final no sea ininteligible para aquellos que no tienen idea de que trata el libro. Y por supuesto, un gran dilema probablemente pesando en su conciencia, obtener la aprobación de los millares de fanáticos de Tolkien en el mundo entero. Jackson, su esposa y la debutante Philippa Boyens, autores del guión, tuvieron que suprimir personajes, diálogos memorables, escenas, que hubieran alargado más la trama. Sin embargo tenía muy en claro que, al igual que en la obra original, el anillo tenía que ser una mera excusa, un pretexto, para desarrollar una trama que tenía que ser metáfora del El cameo de Peter Jackson en Fellowship of the Ring. En esta secuencia se escucha un eructo de borrachera.Juicio Final, de la lucha postrera en la que todas las fuerzas del Bien lucharían con las del Mal, en un relato de niveles épicos que desnuda, a través de la gran variada gama de personajes, todos los sentimientos de los seres humanos.

Jackson también tenía que afrontar la difícil misión de mostrar creíble el aspecto físico de los distintos personajes. Así los hobbits tenían que ser seres humanos en miniatura, con los pies desnudos y peludos y un poco desproporcionados del resto del cuerpo. Los enanos, en cambio, un poco más altos que los hobbits, pero más corpulentos. Los elfos, en cambio, sumamente altos, como torres. Cada una de las escenas en que estos personajes aparecen juntos poseen trucos visuales de variadas gamas, desde el simple hecho de poner un doble de espaldas a la cámara a la deformación con efectos CGI. Al respecto, el maquillaje (salvando quizás la abultada y evidente máscara del enano Gimli), es excepcional, los efectos especiales son de primera categoría. Hay tres o cuatro actores remarcables, como Ian McKellen en el rol de Gandalf, Ian Holm (especialmente) como el hobbit Bilbo y el eterno Christopher Lee como Saruman (los tres están brillantes). Pero también podemos decir que todos cumplen decentemente con sus personajes, los hobbits, los elfos, los enanos, los hombres.

Christopher Tolkien, hijo de J.R.R. y representante literario del legado de su padre, dijo: "Mi posición es que El Señor de los Anillos es particularmente inapropiada para trasladarla a la forma visual dramática." Con esta película comprobamos que sus palabras son ciertas. La película no se centra en los hobbits, como el libro, sino en los combates, en la acción y en los personajes humanos. Se deja llevar mucho por las cámaras vertiginosas en batalla (al mejor estilo Jerry Bruckheimer) y por las panorámicas (lo mismo que por las secuencias aéreas tipo avioneta); está plagada de primeros planos, de narración en off (necesaria obligatoriamente para resumir grandes pasajes); no desarrolla los personajes lo suficiente y sufre de una notoria superposición de escenas y situaciones (en el afán de incluir la mayor cantidad de situaciones, hay algunas que han quedado sumamente abreviadas). Pero esto no es en última instancia problema de Jackson o de los guionistas: surge por la imposibilidad de adaptar cinematográficamente una obra de más de casi 600 páginas en tres horas de película. La película es un excelente entretenimiento, que reniega de vicios usuales vistos en el cine hollywoodense, y eso es bastante mérito.

En el inicio Saurón forjó un anillo con el cual planeó dominar Tierra Media. Pero una alianza entre hombres y elfos se formó para enfrentar a Saurón y sus tropas del mal.
Pero el rey de los hombres, Isildur, cortó la mano de Saurón y consiguió el anillo, destruyendo al Señor de las Sombras, pero solo en cuerpo más no en espíritu.
Pero luego, Isildur fue asesinado y el anillo, pasó primero a la criatura Gollum, y, luego de 500 años, al Hobbit Bilbo Bolsón.
60 años después el Mago Gandalf regresa a la Comarca de los Hobbits para asistir al cumpleaños 112 de Bilbo y se encuentra con el joven hijo adoptivo de este, Frodo Bolsón.
Gandalf visita a Bilbo para recordarle que debe deshacerse del anillo y dárselo al joven Frodo. Pero Bilbo parece no estar muy dispuesto a ello. A la noche Bilbo se despide de sus amigos, se pone el anillo y se hace invisible.
Bilbo se marcha hacia la tierra de los elfos y deja en anillo. Cuando llega Frodo, Gandalf le encomiendo guardar el anillo. El anillo es una fuente de poder para el espíritu de Saurón, que ha enviado a los jinetes negros para recobrarlo.
Cuando Gandalf comprende esto, ordena a Frodo escapar y ocultarse, hasta encontrar una manera de destruirlo, y terminar con el peligro de Saurón. Frodo emprende su huida junto con su amigo Sam.
En tanto, Gandalf marcha a ver al líder de la orden de los magos, Saruman el Blanco. Pero él es escéptico, y al contrario promueve unirse a las fuerzas de Saurón para dominar Tierra Media.
Gandalf y Saurón pelean y Gandalf es vencido y apresado en el castillo de Saruman.
Entretanto, Sam y Frodo se encuentran con dos hobbits, primos del segundo. Son Merry y Pippin. Los cuatro son olfateados por uno de los jinetes negros.
Pero logran escapar y marchan a la Posada el Pony Pisador, donde Frodo estaba citado con Gandalf. Allí conocen a un montaraz, llamado Trancos, que los observa con insistencia.
Trancos los oculta de los jinetes y los escolta por la campiña, en camino a Rivendel, donde están los elfos. En tanto Saruman toma contacto con Saurón y ordena talar todos los árboles del campo para prepararse para la guerra.
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