EVIL DEAD
(Diabólico-1982)

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La premisa es muy simple: el 'gore', ¿puede dar lugar a una gran película? Para responderla situémonos en el escenario. En esta esquina tenemos al cine de terror bien entendido, aquel que es capaz de hacernos asustar sin mostrarnos ni tres cuartos de escama del monstruo que acecha tan solo a dos metros de la ventana que, a causa de la niebla impide ver al exterior; ese mismo que nos insinúa y nos sugiere determinados climas, ambientes pesados y cargados por la opresión, salvajes orgías de destrucción de las que solo se nos muestran breves sutilezas, las cuales son más que suficientes para preocuparnos, para angustiarnos, para gozar de la película. En la otra esquina tenemos el cine 'gore', el mismo fundado a partir de los años '60 por Herschel Gordon Lewis, el que no tendría sentido en una película blanco y negro, que tiene razón de ser a través de la exageración, el que no solo muestra los diez muertos que ha dejado nuestro monstruo sino que también ha mostrado a la criatura misma en detalle y que se ha regocijado con la manera en que cada víctima fue asesinada, y que como colofón nos deja divisar un cadáver decapitado y su cabeza, más allá, deformada por la presión.

Durante las últimas décadas ha habido miles de críticos que han acusado al cine de terror moderno, y más precisamente, a una rama del mismo, la del llamado 'gore', de ser un muestrario de excesos que no asustan a nadie y que se ha hecho tan rutinario y previsible que provoca la risa más que otra cosa. Basado en esta corriente de pensamiento, y para demostrar que se podía hacer reír en base al exceso, Peter Jackson filmó BRAIN DEAD (Muerto de Miedo-1994), con la que dejó bien en claro hasta que punto el cine gore se ha convertido en un estilo tan válido como el film-noir o como el western. Sin embargo hubo en los primeros años de la década anterior una película que marcó una tendencia interesante, muchas veces imitada (y jamás igualada), una película que podía inscribirse tranquilamente en el grupo del cine 'gore' y que también asustaba, que tenía borbotones de sangre, violencia, pero también sugería horrores nauseabundos y plasmaba opresión y claustrofobia desde la pantalla. Esa película fue THE EVIL DEAD.

Sam Raimi, su director, era un joven fanático de los cómics y de The Three Stooges (Los Tres Chiflados), que se obsesionaba con los detalles macabros que su hermano le contaba acerca de la carrera de medicina que este seguía. Esta extraña devoción le llevó a filmar, junto con su amigo Robert Tapert, un corto titulado WITHIN THE WOODS (1978), protagonizado por otro amigo de siempre Bruce Campbell. El corto entusiasmó a los jóvenes y se largaron a reelaborar la trama del mismo y a ampliarla, con vistas a un largometraje.

Para ello inventó Renaissance Pictures y juntó 50.000 dólares, con los que filmó durante dos meses en una cabaña cita en Morristown, Tennesse, con un reparto de cinco actores (con Campbell incluído) y con cámara Arriflex de 16 mm. El equipo experimentó infinidad de problemas, la cabaña donde tenían que rodar estaba hecha un desastre, los cimientos estaban raídos, había una alfombra de 12 cm de estiercol en todo el lugar, y frecuentemente Raimi se tenía que limpiar el líquido que utilizaba como sangre con café, puesto que no contaba con agua. Luego de completar la principal fotografía en 1979-80, los actores abandonaron el rodaje, y a lo largo de los varios meses siguientes, tuvo que completar las tomas restantes con Campbell y varios dobles de espaldas, (que él denominó "fake shemps").

Pero ante los contratiempos, y contra las limitaciones técnicas, Raimi opuso el ingenio. Y se atrevió a más de lo que hubiera hecho un director con mayor presupuesto, ya que se esmeró y consiguió un montaje dinámico, consiguió notables escenas con cámara subjetiva (a través del recurso de montar la cámara en una motocicleta; de hecho el grito que Campbell pega en la última escena de la película fue real, ya que ahí Raimi lo atropelló con la motocicleta), provocó la alienación del ojo del espectador a través del recurso del objetivo angular (que deformaba la perspectiva de las escenas), hizo que el maíz inflado pintado de verde fueran las tripas de un zombie, como la cabaña no tenía sótano, tales secuencias se filmaron en el garage del propio Raimi, y se dio el lujo de citar al Necronomicón, el libro maldito invención de Lovecraft que avivó las imaginaciones más de lo debido a millones de lectores desde los años '20.

Cuando EVIL DEAD se estrenó, el 15 de octubre de 1981, fue bajo el título de BOOK OF THE DEAD (hoy en día es posible ver alguna que otra copia que tiene ese título), pero el productor Irving Shapiro sugirió luego cambiar ese título por THE EVIL DEAD con el objeto de atraer a aquellos adolescentes a los que el término "libro" en el título hubiera alejado de la película. En 1983 se exhibió ni más ni menos que en el Festival de Cannes, y Stephen King dijo de la misma que era la "más feroz y original película que jamás había visto".

De hecho posee climas y escenas que son inolvidables, y si bien es cierto que las limitaciones del presupuesto se evidencian, THE EVIL DEAD es en conjunto una obra superior al común denominador de la época, lease HALOWEEN (Noche de Brujas) o FRIDAY THE 13TH (Martes 13), cuyas secuelas y renacimientos continuamente poblaron las pantallas de los años '80. EVIL DEAD posee un valor cinematográfico superior al su valor narrativo y no está extenta de gags (de humor negro, claro), pero cuando tiene que asustar, asusta y de verdad.

Un grupo de cinco jóvenes se dirigen en sus vacaciones a una desolada cabaña en los bosques de Tennesse.
Scotty (Hal Delrich) maneja el automóvil y junto a él van su novia Shelly (Sarah York), Linda (Betsy Baker) y su novio Ash (Bruce Campbell) y la hermana de Ash, Cheryl (Ellen Sandweiss).
Para llegar a la cabaña deben traspasar un puente en ruinas. Una vez que llegan al lugar, la mecedora que estaba en el porch que se estaba moviendo, se queda inmóvil.
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