Biografía de Narciso Ibáñez Menta
Fuente: De Gardel a Norma Aleandro. Diccionario sobre figuras del cine
argentino en el exterior de Mario Gallina (Editorial Corregidor, Bs. As.,
2000)
(gentileza Mario Gallina)
IBÁÑEZ MENTA, NARCISO. Actor. Nació en Sama de Langreo, Asturias (España),
el 25 de agosto de 1912. Hijo del actor Narciso Ibáñez y de la tiple cantante
Consuelo Menta, a los tres años demostró su precocidad histriónica cuando en
una gira de sus padres por Granada, subió al escenario e improvisó en un fin
de fiesta, ante el asombro de todos los espectadores.
Pocos meses más tarde ya se lo anunciaba como "Narcisín, un niño prodigio que
canta, baila, recita e interpreta" y al año, prestigiosos autores escribían
comedias para su especial lucimiento.
Luego de realizar giras por España y Portugal, debutó en Buenos Aires con la
zarzuela "Los granujas" de Carlos Arniches, el 25 de agosto de 1919 -justamente
el día en que cumplía siete años- en el hoy desaparecido Teatro Comedia, en
cuya azotea además, filmó una prueba cinematográfica para un proyecto que no
llegó a concretarse. Desde esa fecha hasta 1923 actuó en nuestro país; luego,
la "Compañía Hispano-Argentina Narcisín" continuó con una larga gira por el
continente europeo y americano, hasta que en 1928, el actor protagonizó en Nueva
York su primera película: Amor y deporte, producida por la Rialto Motion Picture.
La empresa volvió a contratarlo para dos filmes más que no se concretaron porque
la familia Ibáñez ya había cumplido tres años de radicación en los Estados Unidos
y la entonces presidencia de Herbert Hoover, no permitía más prórrogas de estancia
a los extranjeros.
Fue precisamente en ese país, donde tomó conciencia de la próxima muerte de
"Narcisín", debido al inexorable paso del tiempo. Gran admirador de Lon Chaney,
el hombre de las mil caras, decidió como él, recurrir al maquillaje para dar
una nueva vertiente a su carrera y lograr composiciones totalmente disímiles
a las que había encarnado en sus actuaciones infantiles. Vale la pena recordar
aquí los conceptos emitidos por su hijo Narciso Ibáñez Serrador, a su biógrafo
Jaime Serrats Ollé, respecto de este paso trascendental en la vida de su padre:
"Debió crear monstruos para matar al niño y convertirse progresivamente en un
actor normal. Aprendió a caracterizarse con tanta precisión, que quizás es el
último de los actores que dominan a fondo este arte. Al igual que también es
uno de los pocos niños-prodigio que ha tenido después una brillante carrera
profesional. Los demás han desaparecido; han tenido que abandonar. Mi padre,
en cambio, ha conseguido ser el gran actor que hoy es y el único que ha podido
vencer esa gran barrera que para todo niño-prodigio significan los dieciséis
y diecisiete años".
A partir de enero de 1931 y hasta diciembre de 1963, se radicó en la Argentina,
dando así comienzo a "...la etapa más importante de mi vida artística y personal.
No sólo me siento un actor argentino, sino que me siento un hombre argentino",
asegura en carta fechada en Madrid el 19 de agosto de 1992 y dirigida al responsable
de estas líneas.
Su amplia trayectoria teatral en nuestro país abarca significativos títulos
de la dramaturgia universal, entre los que cabe destacar: "El jorobado de Notre
Dame" (1934); "Cruza" (1939) de Claudio Martínez Payva, "Arsénico y encaje antiguo"
de Joseph Kesselring y "Fausto" de Goethe (las tres en 1941; de esta última
era la primera versión en castellano y fue la primera vez que se representó
teatro en el estadio Luna Park); "Mis amadas hijas" de Catherine Turney y Jerry
Horwin (1944); "Sangre negra" de Richard Wright & Paul Green y "Luz de gas"
de Patrick Hamilton (1945); "El fabricante de piolín" de Carlos Gorostiza (1950);
"F.B." y "El carro de la basura" de Enrique Suárez de Deza (1951 y 1953, respectivamente);
"Culpable" de Eduardo Borrás y "Un tal Judas" de Claude André Puget y Pierre
Bost (1955); "Jacowosky y el coronel" de Franz Werfel, "Ornifle" de Jean Anouilh
y "Así en la tierra como en el cielo" de Fritz Hochwalder (1957); "Los huevos
del avestruz" de André Roussin (con la que, en 1969 festejó en el Liceo los
cincuenta años de su debut teatral en Buenos Aires) y fundamentalmente "La muerte
de un viajante" de Arthur Miller (1950) y "Manos sucias" de Jean Paul Sartre
(1956), ora como actor, ora como director, cuando no aunó ambas funciones.
Su primer contacto con nuestro cine se produjo en 1939 con Nuestra tierra de
paz (Arturo S. Mom), donde realizó el maquillaje del actor Pedro Tocci, que
personificó al Gral. José de San Martín. Posteriormente, rechazó varios ofrecimientos
por considerar que se lo convocaba para trabajos menores y faltos de relieve,
hasta que en 1942 aceptó una propuesta para filmar dos películas: Una luz en
la ventana e Historias de crímenes, ambas bajo la dirección de Manuel Romero.
De su filmografía argentina, se destacan sus excelentes trabajos en El que recibe
las bofetadas (Boris H. Hardy, 1947) -al que considera uno de los mejores filmes
de su carrera-; Corazón (Carlos Borcosque, 1947); su amenazante, sutil e inquietante
composición de Norberto Imbert para Los muchachos de antes no usaban arsénico
(José A. Martínez Suárez, 1976) y las biografías de William Morris, Pedro B.
Palacios y Evaristo Carriego, plasmadas en Cuando en el cielo pasen lista (Borcosque,
1945), Almafuerte (Luis César Amadori, 1949) y La calle junto a la luna (Román
Viñoly Barreto, 1951), respectivamente. Su labor fílmica en nuestro país se
completa con: Mi novia es un fantasma (Francisco Mugica, colaboración especial
-como él mismo- sin figurar en títulos) -1944-; Vidalita (Luis Saslavsky) -1949-;
Piantadino (Francisco Mugica; colaboración especial -como él mismo- sin figurar
en títulos), La muerte está mintiendo (Borcosque) -1950-; Derecho viejo (Romero)
-1951-; La bestia debe morir (Viñoly Barreto, con quien, además, hizo la adaptación
de la novela policial de Nicholas Blake) -1952-; Fin de mes (Enrique Cahen Salaberry)
-1953-; Un hombre cualquiera (Carlos Rinaldi), Maleficio (filme en tres episodios
y en coproducción con México y España, interviniendo en el correspondiente a
nuestro país, dirigido por León Klimovsky) -1954-; Cinco gallinas y el cielo
(Rubén W. Cavallotti) -1957-; Procesado 1040 (Cavallotti) -1958-; Obras maestras
del terror (Enrique Carreras), Río abajo (Enrique Dawi; relator) -1960-; La
cigarra no es un bicho (Daniel Tinayre) -1963-; Kuma-Ching (Tinayre) -1969-.
Fue pionero de nuestra televisión, medio en el que alcanzó su primer gran éxito
con "Teatro Universal en un acto", a base de adaptaciones de piezas teatrales
de Oscar Wilde, Arthur Miller y Oduvaldo Viana, entre otros autores (1955).
A partir de allí, su labor fue casi ininterrumpida y sus programas lograron
muy altos niveles de audiencia: "Novelas de terror", "Arsenio Lupin", "El fantasma
de la ópera", "El muñeco maldito", "Sátiro", "El monstruo no ha muerto", "Hay
que matar a Drácula", "El hombre que volvió de la muerte", "El pulpo negro"
y "Herederos del poder".
En 1963, estuvo a punto de cumplir su más caro sueño artístico: fue convocado
por el Teatro Municipal Gral San Martín para interpretar y dirigir "Ricardo
III" de Shakespeare, en la sala Casacuberta. Después de que se le garantizaran
ciertas condiciones que hacían a la jerarquía del espectáculo (entre ellas la
inclusión de figuras como María Rosa Gallo en el elenco y que fuera Mario Vanarelli
el responsable de la escenografía), tras algunas jornadas de ensayos, comenzó
a advertir inconvenientes y obstáculos en el desarrollo del trabajo. Al solicitar
explicaciones en más de una oportunidad y sin obtener respuestas válidas a sus
requerimientos, optó por rescindir su contrato, no sin antes asegurarse que
sí se cumpliera el de los compañeros a los que él había convocado.
Lo que años después calificó como "una traición", fue determinante para que,
desilusionado y dolorido, optara por viajar a España, donde desde entonces fijó
su residencia. Ha retornado a la Argentina esporádicamente, para cumplir trabajos
en cine y T.V. Por entonces, su hijo comenzaba a forjarse un nombre en la televisión
española, y bajo su dirección protagonizó "Historia de la frivolidad", "El último
reloj", "El asfalto", "N.N. 23" e "Historias para no dormir", entre otros ciclos
que obtuvieron diversos galardones internacionales.
Su trayectoria cinematográfica en España dio comienzo con Pasto de fieras (Amando
de Ossorio, 1966) y continuó con: Dos veces Judas (Nando Cicero) -1968-; La
saga de los Drácula (Klimovsky) -1972-; Odio mi cuerpo (Klimovsky) -1974-; ¡Sábado,
chica y motel, qué lío aquel! (José Luis Merino) -1975-; Lucecita (José Luis
Madrid) Tres días de noviembre (Klimovsky) -1976- Préstamela esta noche (Tulio
Demicheli) -1977-; Yo hice a Roque III (Mariano Ozores), El retorno del hombre
lobo (Jacinto Molina), Viaje al más allá (Sebastián D’Arbó) -1980-; Los líos
de Stefanía (Augusto Fenollar), El ser (Sebastián D’Arbó) -1982-; Sal gorda
(Fernando Trueba) -1983-; Más allá de la muerte (Sebastián D’Arbó) -1986-; Sólo
se muere dos veces (Esteban Ibarretxe) -1997-.
Así como su labor en el cine de nuestro país registra la frustración de no
haber logrado concretar un filme sobre la vida del Perito Moreno -debido a diferencias
contractuales con los directivos de Argentina Sono Film-, en su filmografía
española se consigna una película inconclusa: Riata (Sam Fuller, 1973). Después
de algunas semanas de rodaje en Almería, con libro del propio director y la
actuación de Richard Harris y Alfonso Arau, la filmación se interrumpió ante
la insistencia de un funcionario de la Warner por imponerle a Fuller a una ex
modelo en el principal rol femenino. Fuller abandonó el proyecto cuando ya se
llevaban invertidos en él, varios millones de dólares. Al momento de suspenderse
la filmación, su trabajo -encarnando a un viejo campesino mexicano- ya estaba
totalmente concluido. Con el mismo libro de Fuller, casi inmediatamente se filmó
en México The Deadly Trackers (Barry Shear) y del elenco original sólo se mantuvo
la presencia de Richard Harris.
Su labor en España también incluyó el teatro, al que se sumó en 1964 representando
"La zorra y las uvas" de Guilherme Figueiredo, en el Teatro Club. Sus restantes
presentaciones escénicas fueron: "Los físicos" de Friedrich Dürrenmatt (Teatro
Valle Inclán, 1965); "El sol en el hormiguero" de Antonio Gala (Teatro María
Guerrero, 1966); "El precio" de Miller (Teatro Fígaro, 1970); "Atrévete Susana"
(Teatro Valle Inclán, 1972); "Los frescos" de Arniches (Teatro Fígaro, 1975);
"...Y de Cachemira, chales" de Ana Diosdado (Teatro Valle Inclán, 1977); "Drácula"
(Teatro de la Comedia, 1978) y "La hoja roja" de Miguel Delibes (Teatro Alcázar,
1986).
Entre las numerosas distinciones que jalonan su trayectoria artística, caben
consignarse en la Argentina: Premio al Mejor Actor Protagónico de 1945 por Cuando
en el cielo pasen lista, otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos;
doblemente laureado en 1949 por Cronistas y por la Academia de Artes y Ciencias
Cinematográficas por Almafuerte; Premio de la Asociación de Críticos de Teatro
al Mejor Director de 1957 por "Así en la tierra como en el cielo"; Premio Martín
Fierro al Mejor Director de escena en T.V. por "Ceremonia secreta" y Mejor Ciclo
de teleteatro episódico, 1961 y 1969, respectivamente. En 1992, el Honorable
Concejo Deliberante lo nombró "Visitante Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires"
(en ocasión de viajar a nuestro país a celebrar su cumpleaños número ochenta,
especialmente invitado por el programa televisivo "Almorzando con Mirtha Legrand");
en 1993, recibió el Premio Podestá en mérito a su honorable trayectoria, de
manos de la Asociación Argentina de Actores; en 1997, fue homenajeado dentro
del marco del XIII Festival de Cine Internacional de Mar del Plata; en 1999,
se designó con su nombre a una de las salas del Complejo Teatral Broadway, de
Buenos Aires y en 2002, se le otorgó el Premio Cóndor de Plata a la trayectoria
(Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina).
España, por su parte, también le testimonió su reconocimiento con el Premio
al Mejor Actor, por Almafuerte en el II Certamen-Hispanoamericano de Cinematografía
de Madrid; Premio Larra al Mejor Actor de 1964 por "La zorra y las uvas", otorgado
por la revista Primer acto, de Madrid; Premio Nacional 1967; Cruz Oficial al
Mérito Civil 1967; Diploma al Asturiano del año 1967 (Nueva España, Oviedo);
el 22 de mayo de 1992 se impuso su nombre a una calle de la localidad de Pozo
Estrecho, Cartagena, Prov. de Murcia, y en 1993 fue invitado de honor al Festival
Cinematográfico de Gijón (Asturias), donde en su homenaje y a su pedido se exhibió
Los muchachos de antes no usaban arsénico, a la sazón, calificada por el diario
ABC, de Madrid como "lo mejor de la velada, al menos desde un punto de vista
cinematográfico; una deliciosa comedia en el más puro estilo de humor negro".
Falleció en Madrid, el 15 de mayo de 2004.
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