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Narciso Ibáñez Menta: breve reseña sobre un hombre de teatro

Por Graciela Beatriz Restelli - investigadora

Fuente: Diario La Opinión, Rafaela, Argentina. http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2004/10/12/u4a1202.htm.

"Recuerdo siempre tus palabras, un tanto exacerbadas tal vez por el cariño: 'No hay persona en la Argentina que sepa más sobre mí que tú'. Con cierta y extraña lógica me escribiste en tu primera carta: 'Me conoces desde que nací'.Y a todo ello seguía indefectiblemente lo que me señalabas casi como un sino, un mandato irreversible: 'Tú serás mi biógrafa oficial', hecho que me asustaba por la responsabilidad que iba implícita y, paradójicamente, me atraía sobremanera y colmaba de orgullo tal honorífica elección" 1

Con este párrafo he comenzado a cumplir con su mandato. Escribir un libro sobre Narciso Ibáñez Menta no es fácil 2. Describir su trayectoria en el género de terror sería lo más sencillo; no obstante, hasta el momento es imposible encontrar el material de las decadas del '60 y 70 de la Argentina, de ese género que las circunstancias del espectáculo lo han llevado a ser, en este país, el máximo exponente. El objetivo del sitio web que reinauguré 3, y especialmente de mi libro, será destacar y analizar minuciosamente su labor como actor y director de obras de teatro universal.

"Me gustaría que me identificaran con el teatro" 4... Esta idea -expresada en 1997- la ha expuesto en varias oportunidades. Era como un reclamo, con un dejo de zozobra, tanto a los empresarios, como a los medios y al público, para quienes decir "Narciso Ibáñez Menta", lleva indefectiblemente a agregar algunas aposiciones al castizo nombre: "Rey del terror", "Maestro del terror"; o títulos de artículos como "El susto es mío"...5 y tantos más. Todo lo cual es indiscutible, pero los invito, aunque de forma muy sintética, a realizar un recorrido por los escenarios de España y América donde Narciso maduró y perfeccionó su arte tan preciado.

Dadas las circunstancias previas a su nacimiento, se diría que la actuación embrionaria de Narciso -actuación encubierta, si se quiere- fue en la zarzuela Molinos de viento, en el antiguo teatro Vital Aza de Ribadesella, Asturias, dando gran trabajo a la tiple que lo llevaba dentro para evitar que el parto no fuera ante el público. Tal esfuerzo da la pauta del profesionalismo de la cantante Consuelo Menta para llegar hasta el fin la función, y disimular la lucha con un chiquillo que quería imperiosamente nacer sobre el escenario.

Cayó el telón. Inmediatamente llevaron a Consuelo hasta Sama de Langreo, donde se hospedaba en una habitación en la calle de la feria. Su esposo, Narciso Ibáñez Cotanda, estaba lejos, en el teatro Campos Elíseos de Bilbao.

Otro Narciso, -aparentemente el tercero de ese nombre, y segundo en la dinastía actoral que inauguró su padre- dio los primeros berridos a las tres de la tarde del 25 de agosto de 1912, al día siguiente de aquel premonitorio episodio en Ribadesella. A los tres días, su madre y Carmen Cotanda, su abuela paterna, partieron con el recién nacido a Bilbao. Y a los ocho días de nacer se salió con las suyas: reemplazó, en La zarina, al muñeco utilizado por entonces por la tiple cómica Carola Ferrando, quien lo cargó en sus brazos y apareció en escena. El bebé debía llorar, pero lo fascinaron las luces del escenario, y se quedó entre las mantillas placenteramente. Claro que no es recuerdo de Narciso, sino que esta era una anécdota que tanto Consuelo como doña Carmen le habían contado.

A estas incursiones prematuras en las tablas se suma algo que ya el propio Narciso lo recordaba gozozo. En Granada, alrededor de 1915, con casi tres años de edad, Narciso subió al escenario al terminar su actuación uno de los actores y dijo: "Señores: voy a imitar a mis compañeros en algunas de las cosas que han hecho".

La soltura y desinhibición que el pequeño mostró, la perfección y su gracia, arrancaron ovaciones y aplausos del público que pedía más. "Fue mi primer debut oficial".

A esta temprana y significativa aparición, siguió una gira por España, Portugal y Marruecos; tal vez en este último lugar, y por sugerencia de un empresario, recibió el mote de "Narcisín" para diferenciarlo en cartel de su padre Narciso. Y así se llamó su compañía. Actuó en el Teatro Villalba de Melilla, en las obras Los dos pilletes, Los niños del hospicio (de Jover y Valentí), El golfillo, Los granujas (de Carlos Arniches), Los niños de Tetuán, y otras que quizás nunca sepamos los títulos ni los autores. De su llegada a la Argentina recordaba:

"Vine, porque entre los muchos teatros que había, había uno que se llamaba Teatro Comedia que estaba en la calle Carlos Pellegrini, cerca del Mercado del Plata 6, estoy hablando del año '19, teatro que se dedicaba a todo género de expresión española: sainete, zarzuela, comedia... y la empresa era Rey - Losada, contrataban figuras de España como era lógico. Entonces llegó para mis padres el ofrecimiento de un contrato. Eso se arregló después de muchas discusiones porque la empresa no quería pagar el medio pasaje del hijo de estas personas. Yo había trabajado ya en la compañía de mis padres haciendo muchos, muchos, muchos papeles en la gira que hicieron por España, Portugal, y al final, Marruecos".7 Llegados los Ibañez a la ciudad porteña en 1919, les propusieron organizar un festival benéfico en el Teatro San Martín, por el 15 de agosto, en el que Narcisín recitó poesías, bailó y cantó, con mucho éxito. El empresario del Comedia, quien se había negado a pagarle el pasaje, pidió que el niño actuara desde entonces.

Debutó en Buenos Aires oficialmente en el Teatro de la Comedia el 28 de agosto de 1919 8, con Los granujas de Carlos Arniches, la semana en que cumplía siete años, en la Compañía Ligero-León y de la Vega. Y actuó aquí hasta 1923, en obras que ya en España las habían escrito para él, como El Príncipe Cañamón, de Venancio Serrano Clavero con música de Padilla; y otras aquí: El pibe del corralón ("escrito expresamente para Narcisín") en 1920, El chico del far west (1921), ambas de los mismos creadores; La Ilusión de un canillita de Carlos Romeu (1920). Es decir, hubo un movimento de autores teatrales que le escribían obras a la medida de sus dotes.

Luego de una intensa temporada en el teatro El Porteño en 1922, con Rapaciño de Francisco Payá y El botones del Maipo 9 de Antonio Prat, entre otras obras, la Compañía Hispano-Argentina: Narcisín, volvió a España en 1923 y debutó en el Teatro El Dorado (Muñoz Seca de hoy), en la plaza del Carmen de Madrid.

Luego de una intensa temporada en el teatro El Porteño en 1922, con Rapaciño de Francisco Payá y El botones del Maipo (9) de Antonio Prat, entre otras obras, la Compañía Hispano-Argentina: Narcisín, volvió a España en 1923 y debutó en el Teatro El Dorado (Muñoz Seca de hoy), en la plaza del Carmen de Madrid. Desde 1926 a 1928, los Ibáñez emprenden una gira por Cuba, México, Guatemala, Venezuela, Costa Rica, Puerto Rico. Y mismo en 1928 llegan a Estados Unidos, donde actúan en el teatro Tampa de La Florida, pasando por Ibor City hasta instalarse en Nueva York. Allí pasaron por teatros como Park Garden, Apolo, Park Palace y el Carneggie Hall. Las obras que allí interpretó el ya adolescente Narciso fueron: La prisionera, El proceso de Mary Duggan, Amor de madre, El místico. Por primera vez incursiona en el cine participando en un film mudo titulado Amor y deporte. También tuvo algunos encuentros con Lon Chaney (padre) de quien recibió consejos sobre el arte del maquillaje, y no sólo físico sino, como él sostuvo siempre, el más importante: "el maquillaje interior".

Luego de actuar en Cuba desde 1931 hasta 1932, en el teatro Pairet, llegaron a Chile donde se unieron a la compañía Serrador-Marí, conoció a quien sería su primera esposa y madre de su único hijo, Pepita Serrador. Y en 1933 volvieron a la Argentina, donde Narciso se quedó permanentemente hasta 1963, cuando un traicionero boicot en el Teatro San Martín le impidió llevar a cabo el estreno de Ricardo III de Shakespeare, una gran frustración en su carrera.

Más de cuarenta de obras de teatro universal realizadas entre España y Argentina se sucedieron desde 1933: Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1933), El fantasma de la ópera y El jorobado de Notre Dame (1934), -obras que había hecho, según sus propias palabras, para matar al "niño Narcisín" en el recuerdo del público, y darle así lugar a su ser adulto como ya era por entonces (10)- Fausto, de Goethe; Cruza de Claudio Martínez Paiva, Arsénico y encaje antiguo de Joseph Kesselring -en la que se hacía una caracterización perfecta de Boris Karloff- (todas éstas en 1941); Liceo de Señoritas (junto a su esposa Pepita Serrador), de la que aún no pude determinar el año.

A partir de 1942 comenzó a alternar la actividad teatral con la cinematográfica. Las obras de esos años son varias. Mis amadas hijas de Catherine Turney y Jerry Horwin (1944), Sangre negra de Richard Wright & Paul Green y Luz de Gas de Patrick Hamilton en 1945, El fabricante de piolines de Carlos Gorostiza y La muerte de un viajante de Arthur Miller 1950 (obra ésta que introduce en Argentina la corriente del realismo reflexivo, de acuerdo con estudios de Osvaldo Pellettieri); F.B (primera obra transmitida por la televisión argentina) y El carro de la basura de Enrique Deheza (1951 y 1953 respectivamente), Culpable de Eduardo Borrás y Un tal Judas de Claude André Puget y Pierre Bost (ambas en 1955), Las manos sucias de Sartre (1956), Jacowsky y el coronel de Franz Werfel, Ornifle de Jean Anouilh y Así en la tierra como en el cielo de Frich Hochwalder (1957).

En 1955, por Canal 7, inauguró un ciclo para brindar a una mayor audiencia obras del teatro universal, lo que repitiera en 1971 y 1972. Y luego con su hijo, Narciso "Chicho" Ibáñez Serrador formó una dupla que gestó verdaderas obras de antología, especialmente en lo referido al suspenso. En España continuó trabajando con Chicho, pero sin dejar de abordar el teatro, que tanto amaba.

En 1964 recibió un premio por su actuación en La zorra y las uvas de Guilhelme de Figueiredo, puesta en el Teatro Club; Los físicos de Friedrich Dürrematt, se llevó a cabo en el Teatro Valle Inclán en 1965; El sol en el hormiguero de Antonio Gala, en el Teatro María Guerrero en 1966.

En 1969 celebró en Argentina sus cincuenta años de debut en este país y lo hizo con Los huevos del avestruz de André Roussin.

En España siguió en la actividad teatral con obras como El precio, de Arthur Miller, en el Teatro Fígaro en 1970, en la que interpretaba a un anciano cuya caracterización le llevaba unas siete hras para cada función. Llama un inspector, de J. B. Priestley y El avaro, de Moliére fueron realizadas para la televisión española en 1972. Atrévete Susana, de Ladislao Fodor, en Teatro Valle Inclán (1972); Los frescos de Arniches, en el Teatro Fígaro (1975); Y de Cachemira, chales de Ana Diosdado, Teatro Valle Inclán (1977); Drácula, Teatro de la Comedia (1978).

Su última aparición en los escenarios fue en la adaptación teatral de La hoja roja, de Miguel Delibes, Teatro Alcázar, 1986, con una actuación memorable junto a María Fernanda D'Ocon.

Admirador de John Barrymore, Moisi y Jacobo Ben Ami, Narciso incursionó además en el radioteatro, donde interpretó obras como Los hermanos Corso, Soberbia, El conde de Montecristo, Gran Hotel, Historia de dos ciudades, entre otras.

Seguramente han quedado sin nombrar varios títulos que, a través de una exhaustiva investigación trataré de descubrir, además de aclarar en cuáles fue intérprete y director, o en cuáles exclusivamente uno de los dos roles. Siguiendo otro de los pensamientos de Narciso que definían su personalidad, obsesiva para algunos, de exquisito arte y profesionalismo para otros -me inclino por esto último- "No busco el detalle para que se note, sino para que no moleste su falta", de esta forma cumpliré con lo que Narciso me expresaba, como un mandato cuyo límite con el deseo quedaba desdibujado.

Vaya pues, con esta breve reseña, un homenaje póstumo al Artista; pero también al noble, sensible, tierno y fiel Amigo. Un Amigo que se colmó de asombro y emoción al sentirme a su lado durante los últimos días de vida física, pues viajé este año presintiendo su inminente final. Un Amigo, ahora abstracto, pero presente cada día en mi ser concreto, hasta que comparta su abstracción.

 

1- Palabras con que comienzo el libro que estoy escribiendo sobre Narciso Ibáñez Menta

2- Una autora española, María Escudero Vera, ha escrito un breve libro titulado Narciso Ibáñez Menta, Actor, para la serie Diálogos con el cine español, Colección Imagen, de la Filmoteca de Murcia (España), sobre recuerdos del actor, y donde se describe un panorama general de su carrera.

3- www.narcisoibmenta.com.ar. Sitio inaugurado cuando cumplió 90 años, y vuelto a inaugurar el 25 de agosto de 2004, cuando hubiera cumplido 92 años Otro sitio sobre Narciso, pero que destaca el género de terror es www.narciso.8m.com.ar; y otros dos: www.cinefania.com, donde aparecen reseñadas varias obras para la pantalla chica, y www.quintadimension.com en el cual se hizo una reseña muy sentida sobre su carrera con motivo de su fallecimiento.

4- La Nación (espectáculos): 27/03/1997.

5- Clarín (espectáculos): 19/04/1995.

6- El Teatro de la Comedia estaba en Carlos Pelegrini 248, Capital Federal, donde estuvo en otra época el Mercado del Plata.

7- De una conversación personal con Narciso en España, 2001.

8- Narciso decía que su debut había sido justo el día en que cumplía siete años, pero revisando el diario La Nación de entonces, el debut real se produjo la fecha que aquí indico.

9- En otros lados figura como Maipú.

10- Hecho Confirmado este año durante una conversación mía con Narciso Ibáñez Serrador.