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La voz del terror y el miedo

Fuente: Diario La Mañana Neuquén, Argentina, 16/04/2004

Por Hernán Gil

Pálido. Muy pálido. Ojos penetrantes, casi intentando eludir que alguien lo mirara fijamente. De pocas pulgas. Directo. Cada palabra suya, parecía tener un eco propio que lo acompañaba en cualquier rincón del planeta en que estuviera.

Fue el maestro del terror. Aunque odiaba que lo catalogaran en base a este género. Lo cierto es que, durante mucho tiempo, los padres tuvieron la excusa perfecta con sus personajes para obligar a sus hijos a tomar la sopa. Ningún niño atrevido se animaba a rechazar el plato.

Pero no le gustaba quedar encasillado en el terror. Alguna vez le preguntaron qué era. “El terror es una forma de evasión, un género. Una forma de evasión como puede ser la risa. A mí me molesta mucho que me encasillen porque yo puedo hacer diferentes géneros. Es eso lo que me acontece con esta maldita costumbre de presentarme sólo como cultor del miedo. No es el género el que me molesta, que quede claro. El humor y el terror ayudan a que la gente elude el género momentáneamente sus problemas”, sentenció el actor español.

Motivos

La pregunta parece ser entonces si él disfrutaba de meter miedo. “¿Cómo no me va a causar placer? Si dicen que se asustaron es un indicio de que el trabajo o el personaje estuvo logrado. Porque vea, hacer terror es muy arriesgado, muy difícil. Este género tiene la particularidad que si uno se desvía un poco o no acierta en la sintonía fina, hace el ridículo y provoca algo inverso a lo que busca. Hace reír”, explicó.

Nacido el 25 de agosto de 1912 en Asturias, España, e hijo de una familia de larga tradición teatral, Narciso Ibañez Menta vivió desde chico el clima de camarines junto a sus Narciso Ibáñez y Consuelo Menta.

Junto a sus padres, recorrió decenas de puntos del planeta. Buenos Aires, Cuba. México, Centro America y Estados Unidos, entre otros.

Pero fue en 1931 cuando se instaló en Buenos Aires. Luego, uno de los lugares más importantes de su vida.

Nunca ocultó su pasión por Argentina. “En realidad nunca me fui del todo del país. Blasco Ibañez decía que la patria es aquella donde se gana el pan y donde te nacen los hijos. No se puede dejar un país al que se le debe todo lo que uno es. Me voy para volver, es inevitable», aseguró.

Terror

“Cuando tenía tres años, estaba en un Teatro mientras mis padres trabajaban. Me había ido a jugar al subsuelo, debajo del escenario, en un foso adonde se guardaban los elementos. Estaba medio oscuro, pero encontré algo que me permitió comenzar a jugar a la pelota. Me mantuve toda la función entretenido, pateando ese supuesto balón. Ahí donde estaba el teatro, antiguamente había un convento. Cuando subí a los camarines le mostré a mi madre, contento, el juguete nuevo. Era una calavera. Así que desde muy chico tuve una relación muy lúdica con cosas que a otros atormentan”, relató alguna vez Ibañez Menta intentando explicar su vínculo con el terror.

En nuestro país, el terror lo eligió a él. Cuando pasó a Canal 9 , luego de su gran paso por el canal estatal, su miniserie “El Fantasma de la Opera”, tuvo un éxito impresionante. “Me llamaban para eso. La repercusión de los programas me fue llevando de uno a otro suceso casi sin decidirlo”, contó el actor español.

Su vida

En 1938 integró el Teatro Nacional Argentino, donde interpretó todo tipo de personajes, desde clásicos hasta las grandes escenas de terror. «Fausto» de Goethe (1940), «La muerte de un viajante» (1950), «Manos sucias» de Sartre (1956) y «Así en la tierra como en el cielo» (1957), fueron algunas de sus grandes realizaciones.

Luego de su vuelta a España, en marzo de 1997 regresó a Buenos Aires. Fue para filmar para Canal 9 una serie titulada «Los herederos del poder», donde interpretaba, en tres episodios, a un millonario. Pero fue un paso corto. Demasiado

Ayer, a los 91 años murió en su domicilio de Madrid dejando para siempre sus caracterizaciones en la mente de argentinos y habitantes mundiales.

Cuando le preguntaron alguna vez a qué le tenía miedo el gran maestro del terror, sentenció: “Yo le temo a los vivos”.

La relación con su hijo

Narciso Ibáñez Serrador, su hijo, hizo su propio camino dentro de la televisión. A los 26 años, ya debutó como actor y al poco tiempo ya estaba dirigiendo «El zoo de Cristal», de Tennessee Williams, en Barcelona. Pero la relación con su padre no sólo fue afuera de la pantalla. Juntos hicieron muchos proyectos, los cuales eran dirigidas por «Chicho» Ibáñez Serrador. Al igual que su padre, el género del terror lo acompañó durante gran parte de su carrera. «A los adultos nos gusta sentir el miedo porque es una forma de sentirnos niños otra vez».

Remake

El 30 de julio de 1970 se emitió el primer capítulo de “Drácula”. Canal 9 lo promocionó con la frase: “El maestro del suspenso y el terror, superando sus más grandes realizaciones, en una nueva obra alucinante”. Un año antes, Narciso Ibáñez Menta había hecho célebre “El hombre que volvió de la muerte”, en ese mismo canal.

Casi treinta años después, la productora de Adrián Suar, Pol-Ka, hizo una remake de aquella memorable creación del español. El líder del elenco de la producción fue Alfredo Alcón, acompañado por el propio Suar, quien estaba enamorado de la idea.

La historia se centra en que una profecía vaticina que el verdadero nombre de Dios será revelado con el nacimiento de un niño en el último año del segundo milenio. Ese bebé será el hijo de una doncella virgen, Ariana, y un hombre en la plenitud de sus fuerzas. Pablo Ríos fue el elegido para engendrarlo, y el encargado de darles protección a la criatura y la madre.