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Un Tal Judas

Obra teatral, Teatro Discépolo, Buenos Aires, 17 de julio de 1955

Reparto

Narciso Ibáñez Menta .... Judas
Alba Castellanos
Ricardo Labat
José de Luna
Alberto Berco
Luis Tasca
Andrea Ducase

Créditos Técnicos

Escenografía: Mario Vanarelli
Adaptación: Alberto de Zavalía sobre obra de Claude André Puget y Pierre Bost
Dirección: Narciso Ibáñez Menta

Observaciones: La obra se canceló el 29 de agosto de 1955.


Estrenan en el Discépolo la obra "Un tal Judas"

Fuente: Diario El Mundo, 15 de julio de 1955

La compañía encabezada por Narciso Ibáñez Menta iniciará hoy una nueva actuación en el Discépolo estrenando, en función nocturna, la obra "Un tal Judas", original de los autores Claude André Puget y Pierre Bost, en versión castellana de Alberto de Zavalía. Además del citado primer actor y director, actuarán en esta novedad, Alba Castellanos, Ricardo Labat, Alberto Berco, Luis Tasca y otros intérpretes.


La novedad del Discépolo

Fuente: Diario El Mundo, 16 de julio de 1955

El tema de la condición humana, tan maleable y de tan vastas proyecciones, constituye una de las principales características de la literatura de nuestros tiempos y, apoyados en esa materia, suelen examinar los escritores contemporáneos las figuras más descollantes de la Historia. Así lo llevan también a cabo Claude-André Puget y Pierre Bost en la obra "Un tal Judas", interpretación psicológica, al margen del Dogma, del personaje bíblico de Judas Iscariote, que se ofrece desde anoche en el Discépolo, a través de una fluída versión castellana de Alberto de Zavalía.

La execrable criatura que traicionó al Maestro por treinta dinaros ha sido objeto de detenidos estudios, y desde el Judas humanizado de Andreiev hasta este último de los citados autores franceses, son abundantes las interpretaciones profanas de aquella acción vituperable. La exégesis de Puget y Bost adquiere, como la ya señalada del escritor ruso, un extraordinario sentido humanista y nos presenta al personaje luego de la prisión a que lo sometieron los romanos por sus ideas socialistas, indiferente primero a las prédicas de Jesús trasunto de la divinidad, pero catequizado ante su reacción humana frente a los mercaderes del Templo. Esta dualidad de Dios y Hombre, estimulante de su fe de catecúmeno, motiva, según Puget y Bost, el acto traicionero de Judas, quien busca con su delación al Dios en el Hombre y más tarde, con el suicidio, su arrepentimiento, muriendo sin conocer el milagro de la resurrección. El aspecto de la existencia trágica de Judas ha sido examinado por los autores con excesivo estilo casuístico, intentando justificar la atormentada condición humana del personaje, y la obra en esos pasajes adquiere, por discursiva, un tono fatigoso que atenta contra su teatralidad; pero la solución profana resulta cristiana tanto como era anticristiana la dada por Lagerkvist a su "Barrabás", y hállase, además, impregnada de doloros acento humano. El decorado realista de Vanarelli y Testa imprime a la acción argumental esa misma característica, a la que no fué ajena la dirección ejercida por Narciso Ibáñez conduciendo a los intérpretes con ese mismo sentido, tal vez inadecuado para una obra en la que debe alentar el tono poemático. Pero en general el espectáculo resulta no sólo interesante, sino emotivo, animando Narciso Ibáñez el personaje central con inteligente compenetración fisicopsíquica, y secundado eficazmente por Alba Castellanos, Ricardo Argemí, José de Luna, Alberto Berco, Luis Tasca y Andrea Ducase a cargo de las restantes y principales figuras de esta escenificación bíblica.


"Un Tal Judas" en interesante y digna versión

Fuente: Radiofilm Nº 524, 07/1955

Al cabo de veinte siglos, nos llega otra versión de "los motivos de Judas", y ésta, no ofrece como la ya juzgada de Ratti, la visión de su triunfo postrero; este Judas es un hombre vencido sin lucha, deseperado al comprobar que se había equivocado en su acción, un introvertido angustiado y torturado. Personaje que conservó todo su interés a través de la versión ajustada y sobria dada por Narciso Ibáñez Menta. Alberto de Zavalía -cuya trayectoria dramática de autor y traductor lo muestran tan dignamente inquieto-, tradujo esta pieza con algunas licencias que sorprenden, pero que están en el original francés: se dice "policía" en lugar de "guardia pretoriano" etc., pero esto no afecta a la línea central, de absoluta dignidad. Queda hecho el elogio del primer actor; como director, habría que objetarle algunos tonos excesivamente altos, que habrán sido pulidos después; Alba Castellanos, juvenil actriz de grandes condiciones dramáticas, afrontó el estreno con una semana apenas de ensayos, lo que significaba un compromiso que salvó en parte, animando un enorme personaje. Notable Luis Tasca, y dignísimo Alberto Berco. El resto, digno.