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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

ADQUIRIENDO EL GUSTO POR GENTLE GIANT

Con ustedes, unas líneas sobre una banda que intentó ampliar los límites del rock sinfónico de un modo tan radical que, a menudo, hacía parecer al mismísimo King Crimson como a un grupito de rock cuadrado. Dado que, como afirmara Jorge Luis Borges, unos cuantos lustros de olvido bien pueden equivaler a la novedad, invito al eventual y acaso inexistente lector de este 2012 a adentrarse en el descubrimiento de esta originalísima banda de culto de los años 1970s.

 

Hacia 1969, tres hermanos escoceses de origen judío disolvieron la insatisfactoria bandita de rock y pop que tenían desde 1966, Simon Dupree and The Big Sound, y decidieron parar por un año. Phil, Derek y Ray Shulman eran hijos de un trombonista de jazz; los dos mayores habían nacido en The Gorbals, uno de los barrios más pobres de Glasgow y de toda Gran Bretaña; el menor, Ray, ya nació en Portsmouth, ciudad donde los tres hermanos vivirían hasta su temprana juventud.
La humildad de su cuna no había sido obstáculo para que los tres desarrollaran notables habilidades musicales, incluyendo el dominio de la técnica de una gran cantidad de instrumentos. De hecho, esta capacidad era una de las razones por las cuales habían disuelto Simon Dupree and The Big Sound: creían que su sonido, lejos de su autoproclamada grandeza, era poco estimulante, demasiado orientado a agradar al público promedio en vez de a desafiarlo. Para comienzos de 1970, ya habían decidido formar una nueva banda, que se llamaría Gentle Giant, un nombre que suena bien en inglés pero cuya traducción española parece un trabalenguas (“el gigante gentil”). También habían decidido que era la hora de apostar a todo o nada: preferían correr el riesgo de renunciar de antemano a toda masividad a volver a caer en el pantano del conformismo artístico.
(Derecha: Gentle Giant allá por 1974, con Derek Shulman, Javier Bardem... digo Ray Shulman, Gary Green, John Weathers, Kerry Minnear).
Antes del primer disco se incorporaron tres miembros más: los multiinstrumentistas Gary Green y Kerry Minnear, más el baterista Martin Smith. (Los cinco virtuosíosimos miembros de esa formación eran capaces de tocar ¡45 instrumentos diferentes! incluyendo saxofón, violonchelo, viola, xilofón y vibráfono). En general, Derek y Phil componían las letras, mientras las músicas eran responsabilidad de Ray y de Kerry. En vivo, Derek era la voz líder de los temas más rockeros y Phil y Kerry se repartían las melodías más delicadas; Gary tocaba guitarras, Ray el bajo y el violín, Kerry los teclados, Derek y Phil la sección de vientos y Smith la batería.
La primera placa de Gentle Giant llevó el nombre de la banda, y fue producida por nadie menos que Tony Visconti, histórico colaborador de T.Rex y David Bowie. Los temas están centrados en el soul y el blues, el sonido experimental de la banda estaba recién esbozado, y el registro pasó sin dejar mayor huella. Pero el salto vendría al año siguiente, con “Acquiring the taste”, otra vez con Visconti de productor.
El sonido era muy peculiar, con influencias no sólo del jazz y el soul sino también de la música europea de los períodos medieval, barroco y modernista. La estructura musical de los temas es rapsódica y a veces bastante bizantina, algo típico del rock sinfónico, pero llevado a un extremo difícilmente imitable: hay contrastes estilísticos y tímbricos muy marcados entre las secciones de un mismo tema, extraordinarias y muy elaboradas partes vocales, cambios de tempo, ritmos y contrapuntos complejos. Es difícil que la banda conmueva, o apenas agrade, a la primera escucha: sin embargo, es igualmente difícil que una audición repetida no produzca, aunque sea, un gran respeto por la osadía y el virtuosismo de sus músicos. En ese sentido, es probable que la herencia más poderosa de Gentle Giant sea la idea de que no hay otros límites que los autoimpuestos cuando se trata de lo que suele llamarse rock. El grupo se ponía al hombro mil años de música occidental, y cabe decir que semejante mochila no pareció pesarle demasiado en compás alguno de toda su carrera.
Abre el disco “Pantagruel’s Nativity”, uno de los más logrados ejemplos de la ambición de la banda y de su capacidad para integrar estilos discordantes en un mismo tema, cuya letra narra el nacimiento del gigante Pantagruel, protagonista de la saga de Rabelais. Luego sigue “Edge of twilight”, una poética y algo lánguida descripción de un crepúsculo. La extraordinaria “The house, the street, the room” habla de cierta habitación, en cierta casa, en cierta calle, donde "me convertí en alguien", "aquí, despierto, juntos", y que incluye notables arreglos de voces y una linda parte de clavicordio. “Acquiring the taste” es un ejercicio instrumental de Minnear en sintetizador moog. Las piruetas vocales, un abrasivo riff de guitarra y un bello intermedio barroco caracterizan a un gran tema como “Wreck”, que está dedicada a los muertos en naufragios, así como “The Moon is down” lo está a la noche. La letra de “Black cat” nos presenta a una gata negra "merodeando por las calles por las noches" por sobre una bella y serpenteante melodía, más un particular intermedio donde la banda explota las posibilidades del sonido esterofónico. A modo de conclusión, “Plain truth”, una composición que no desentonaría en un disco de Frank Zappa y que cuenta con una gran intervención de Ray en violín con wah-wah, cierra el disco afirmando que "la pura verdad es nada", preguntándose "¿por qué te hacés preguntas / cuando no hay respuestas?" y que todo es "nacer, vivir y morir, amén". 
En 1972 apareció el álbum que más me gusta de Gentle Giant, “Three friends”, con Malcolm Mortimore en la batería en reemplazo de Smith. (Debe ser difícil encontrar una banda de rock sinfónico que no experimente frecuentes y radicales cambios de formación, de Yes a King Crimson y de Genesis a Van Der Graaf. Por no hablar del clisé rockero del periódico cambio de baterista, brillantemente parodiado en “This is Spinal Tap”). “Three friends”, primer disco de la banda editado en Estados Unidos, es una obra conceptual de Gentle Giant presentada en el primer y dinámico tema, "Prologue", como la historia de tres inseparables compañeros de escuela y de juegos, a los cuales "el destino, las [diferentes] habilidades y el azar" dividen, y entonces "ellos cuentan sus historias para justificarse". Entre delicados arreglos de voces, y antes de perder fuerza debido a su duración (7:35) "Schooldays" recuerda sus promesas de ser "amigos por siempre", antes de lamentarse "días de escuela juntos / ¿por qué cambiaron?". La poderosa "Working all day" explica el destino de uno de los tres amigos: trabajar duramente como jornalero durante todo el día, perder las ilusiones de juventud, lamentarse que "la vida era dura", que "es fácil decir que todos somos iguales" y que "la vida no es justa". "Peel the paint", cuyas partes intermedia y final están entre lo más densamente rockero que haya tocado la banda nunca, refleja el destino del segundo de los amigos, un artista plástico, que se cree libre de las preocupaciones de todos los demás pero que debajo de la superficie es "la misma bestia salvaje" que todos, y "el espejo refleja quién es". El último de los compañeros de infancia es descripto en "Mister Class and Quality?", tal vez el mejor tema de la placa y en el cual la banda rockea con más desenfado. El tercer amigo es alguien que, tras comenzar trabajando como administrativo y gracias a gozar de muy buenos contactos ("no se puede alcanzar el éxito sin ellos") corona su vida logrando "casa y auto y una linda esposa", y su visión de la existencia puede resumirse en que "el hombre de clase media mira derecho hacia adelante / y nunca cruza los límites / nunca entiende al artista / ni a esos vagos de la cuadrilla", y que el mundo lo necesita desesperadamente "para dar y recibir las órdenes". El final de "Three friends" tiene un apropiado aire a réquiem.
El año siguió con una gira norteamericana notable porque Gentle Giant tuvo que servir de número soporte de nada menos que ¡Black Sabbath! Los resultados fueron muy buenos… para los vendedores de tomates. (Sí, también lo fueron para la química interna de la banda, que se robusteció con las dificultades). A fines de 1972 y con otro multiinstrumentista en el grupo, John “Pugwash” Weathers, que remplazó al baterista Mortimore, se editó “Octopus”, en general el disco más valorado del grupo... aunque no por mí. El arte de tapa fue obra del renombrado Roger Dean.
El comienzo es con “The advent of Panurge”, en el que el taimado Panurgo encuentra al mencionado Pantagruel de Rabelais. “Raconteur, troubadour” presenta la historia de los trovadores itinerantes. El muy rockero “A cry for everyone” es una reflexión existencialista sobre nuestra única certeza, que es la muerte. Sigue un tema insólito, “Knots”, un ¡madrigal! cuya complejidad musical y vocal es paralela a la de su letra, que desarrolla las idas y vueltas de la interacción entre las personas y los modelos mentales que cada uno de nosotros crea sobre las conductas y motivaciones de los demás, un tema derivado de lecturas de Ronald Laing, pensador asociado con el movimiento de antipsiquiatría y la Nueva Izquierda de los años 1960s y 1970s. Luego del instrumental “The boys in the band”, sigue un tema de música de cámara como “Dog’s life”, que contrapone la vida animal a la humana. Cierran el disco un canto al desamor y una delicada melodía de balada pop como “Think of me with kindness”, y la poética “River” y sus más que variados meandros rítmicos y estilísticos.
Tras este disco, y desesperanzado por la falta de mayor éxito comercial y la sucesión de problemas, y con ganas de pasar más tiempo con su esposa e hijos, Phil no sólo abandonó la banda, sino también la música, para gran disgusto de sus hermanos, que no le volvieron a dirigir la palabra durante años.
Al año siguiente, y con Derek asumiendo las partes vocales de Phil, apareció “In a glass house”, uno de los discos que gozó de mejores ventas. La idea – fuerza de la placa es un viejo chiste: la gente que vive en casas de cristal no debe andar por ahí tirando piedras. Abre y cierra con el sonido de vidrios rompiéndose, y hay una pista final escondida que recapitula lo escuchado. El tema inicial, “The runaway”, con su llamativo intercambio de solos entre una guitarra eléctrica y un xilofón, es el relato de un fugitivo. La complejísima melodía de “An inmate’s lullaby” parece el soliloquio del interno de un manicomio. “Way of life”, en sus varias secciones, se angustia con las dudas de si la pareja está decidida a acompañar la propia elección vital. “Experience” proclama el arrepentimiento que visita la adultez por los pecados y errores de los "años inmaduros". El tranquilo “A reunion” parecería reflejar la reunión de los tres amigos del disco homónimo, quienes "hoy por azar nos encontramos otra vez después de todo ese tiempo", cuando "los sueños de mañana ahora son ayer". El narrador del tema que da nombre al álbum y lo cierra, uno de los mejores y más poderosos de toda la carrera de la banda, afirma estar "viviendo en una casa de cristal que protege todo lo que tiene sentido para mí", una perfecta metáfora de la fragilidad de la vida, del amor y de la felicidad.
En 1974, el año del desenlace del caso Watergate, se editó una nueva obra conceptual, la oportuna “The power and the glory”. Es la obra más compleja y disonante, la favorita de Gary Green, por cierto, y una de las que más me gusta. Es la historia de un individuo que busca el poder para hacer el bien, pero se ve tentado de abusar del mismo en provecho propio, y termina convirtiéndose en aquello que odiaba. La obra comienza con la dinámica “Proclamation” (en el video de abajo a la derecha, una im-po-sible y muy funky versión en vivo) y con “So sincere”, dos complicadas armonías modernistas, los temas más arriesgados del álbum. Una balada relativamente ortodoxa y de dulce melodía como “Aspirations” presenta a su narrador pidiendo la guía del líder, que se complementa con “Playing the game”, un canto a la autoconfianza del rey en camino a convertirse en soberbia.
En “Cogs in cogs”, otra composición que desafía al oído del rockero promedio, la realidad comienza a cobrar su precio a los sueños, y en “No god’s a man” ya está claro que "después que todas las cosas ya han sido dichas / ningún hombre es un dios", y que "la gente que lo vivaba ahora le pide que se vaya". “The face”, el tema más rockero, es la hora de la verdad, y en el final, “Valedictory”, una "oración de despedida" argumenta que no ha habido una traición, que es sólo que las cosas salieron mal. Finalmente, "The power and the glory" (un simple que no estaba en el vinilo original y sí está en la reedición en CD de 2009) presenta al protagonista exhortado a huir ahora que todo acabó... por un sucesor muy parecido a él mismo. El mencionado CD cuenta además con un par de temas extra en vivo, en poderosas versiones diferentes a las originales. (Si Gentle Giant asombraba en estudio ¡es directamente increíble que pudiera interpretar tan bien tantos nudos rítmicos, melódicos y armónicos en directo!).
Hasta aquí llega mi conocimiento directo de la música de Gentle Giant: apuraré el resto de su trayectoria en pocas líneas. En 1975 vino “Free hand”, un disco que, pese a su complejidad, se las arregló para llegar al Top 50 en Estados Unidos, con sus letras sobre el desamor y sus influencias musicales medievales y renacentistas. En 1976 siguió “Interview”, el reflejo musical de una entrevista imaginaria con la banda, a la vez sátira de estado del negocio del rock, en general considerado un síntoma de bajón creativo. En 1977 salió el alabado registro en vivo “Playing the fool”; le sucedieron tres discos que el fan de la banda odió, por su acercamiento a la New Wave (¡ay pero qué horror, hacer temas más cortos y de tempos más urgentes!) y en 1980 la separación que ya se intuía desde mitad de la década.
Con posterioridad a la disolución de Gentle Giant, Derek fue sucesivamente gerente artístico en PolyGram, Atco Records y Roadrunner Records, y fue quien le dio su primera oportunidad a Dream Theater y relanzó la carrera de AC/DC, entre otros aciertos. Ray trabajó como productor, entre otros, de Echo & The Bunnymen y de The Sugarcubes, la banda donde comenzó Björk. Kerry se dedicó a la enseñanza y es el dueño de Alucard, el sello que edita las obras de Gentle Giant. Gary, por su parte, tocaba con Malcolm Mortimore en una banda tributo, Rentle Giant, que con la adición de Kerry se transformó en Three Friends.
A modo de balance de la discografía de una banda cuya capacidad excede en mucho mi limitado lenguaje musical, podría decir que la vocación experimental del grupo está fuera de discusión, no así el éxito en cada pista de cada disco de esa vocación. Está claro que es muy difícil establecer criterios objetivos de valoración de algo que, como la música, a menudo despierta (o no despierta) una respuesta emocional. (Por otro lado ¿debe existir un criterio objetivo para determinar si un hecho artístico es bueno o no? ¿No sería ese supuesto criterio, entonces, una receta para hacer música? ¿Y dónde queda entonces el artista, si se ha limitado a seguir una receta?). Si esos mencionados criterios objetivos de valoración no existen, entonces el lugar común sobre gustos no hay nada escrito es de una tontería extraordinaria: en verdad no habría nada escrito que no reflejara un gusto.
Terminado este rodeo introductorio y de regreso a la música de Gentle Giant, creo que, por momentos, el propósito innovador de la banda se impone por sobre el hecho mismo de hacer música, con el resultado de que genera mucho más a menudo admiración por la capacidad de sus músicos que empatía por sus obras. Siempre es preferible que los propósitos del artista no sean demasiado evidentes, porque entonces reducen la obra a artificio, a mero ejercicio de postulación de un credo musical.
Por otro lado, la crítica a Gentle Giant de hacer música que estaba (¡y sigue estando!) uno o dos pasos adelante del gusto popular contemporáneo es un completo error. También lo sería criticar al grupo por hacer música bailable, o por no hacerlo, o por escribir letras politizadas, o por no hacerlo. Eso sería caer en el error de creer que toda la música tiene un solo propósito. (Eso es algo que he discutido en más detalle aquí). Como diría Miguel Abuelo, siempre es mejor que haya más, y no menos: que cada cual haga la música que desea hacer, y que cada cual escuche la música que desea escuchar.
Gentle Giant es una banda que no parece haber tenido continuadores (¡con lo fácil que sería hacerlo, claro que sí!). Sin embargo, me permito arriesgar, sin otra razón que la pareja vocación por salirse de los caminos trillados, por crear obras conceptuales, por utilizar instrumentos propios de la música clásica y por la cantidad de multiinstrumentistas que integran ambas formaciones, que los Arcade Fire no parecen inocentes de la imputación de haber adquirido el gusto por la música del Gigante Gentil.
 
VÍNCULOS DE INTERÉS
* Sitio oficial (en inglés).
* Letras de la banda (en inglés).