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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

CHARLY GARCÍA ENTRE LAS FOCAS Y EL CASINO EN LA FELIZ

En la primera de una serie de notas en la que daremos cuenta del comercio de Charly García con algunas ciudades en las que sucedieron hechos decisivos para su carrera etcétera, comenzaremos por Mar del Plata, la ciudad donde vivo en forma intermitente desde hace tres décadas. Ciudad a la que García ha hecho referencia explícita en sus canciones en el Rap de las hormigas... y en ninguna más. ¡Pero eso no es todo, lo juro por Pedro Luro, Peralta Ramos, Piazzolla, Osvaldo Soriano, Piglia, Sasturain, Guillermo Vilas, el Cholo Ciano y Norbert Degoas! [Nota publicada originalmente el 27-03-19, corregida y ampliada el 29-04-22].

 

En el principio, como pasó con tantos desde que existe un balneario en la zona del Cabo Corrientes, hubo unas vacaciones en la playa: Carlitos García Moreno con sus padres y hermanos durante los años cincuenta, cuando la ciudad comenzaba a ser simultáneo sinónimo de veraneo y de multitudes. Luego hubo unos días con la familia de Nito Mestre en su casa de Punta Mogotes, ya en la adolescencia, cuando el complejo turístico de hoy todavía no era y cuando Sui Generis comenzaba a nacer. (Incluso anda por ahí una grabación casera de lo que era la banda en aquellos días de verano). Ya estamos al filo de los años setenta.
El siguiente momento está inmortalizado en esos solecismos de bronce que llamamos estatuas, en la céntrica calle Rivadavia, a pocos pasos de la esquina que forma con Santa Fe y ahí nomás de la celebérrima Galería Sacoa: el debut de Sui Generis como dúo, durante el verano de 1972, en el Teatro de la Comedia, propiedad entonces de un tal Gregorio Nachman. Sui Generis había llegado a la temporada como cuarteto, pero el bajista Rolando Fortich decidió volverse asustado antes de debutar, cuando notó que Charly y Nito Mestre habían adquirido una perceptible afición por el porro en una humilde y colmada habitación de la pensión Las Tres Niñas, donde debían turnarse para reposar en las camas (sic) los integrantes de Sui Generis y el dúo Pedro y Pablo, más las esposas de estos últimos y un perro llamado, fíjese usted, García.
Sin el bajista, la presencia del baterista Paco Prati carecía de sentido musical, y fue así que nació el dúo de piano, flauta, guitarra y voces que se dio a conocer al país y a América unos meses después, con un disco que se llamaba Vida y que abría Canción para mi muerte. De hecho, todos, desde los propios integrantes hasta Miguel Cantilo y Litto Nebbia, que los vieron actuar entonces, dijeron que el cambio fue beneficioso: con menos instrumentos, al menos los limitados y penosos sistemas de audio de la época ya no impedían entender aquellas letras que hablaban de otra forma de ser joven y de vivir en la Argentina de comienzos de los años setenta.
Sui Generis tocaba casi todos los días, de madrugada, en el Teatro de la Comedia, como teloneros de Pedro y Pablo. Además su manager, el legendario Pierre Vitricida Bayona, el Gordo Pierre, les había conseguido otra actuación como soportes de Litto Nebbia y los ex Hair Susan Ferre y el Negro Julio, una vez por semana, en el Teatro Diagonal, hoy Teatriz Club, una sala que luego fue cine y en la que recuerdo haber visto, décadas después, Indiana Jones y la Última Cruzada. (Más adelante también fue ocupada por, diría Charly, amigos de Dios, albergó una obra teatral perpetrada por Ricardo Fort y culminó su conversión en una de las entradas al Infierno al ser alquilada para un acto de la campaña presidencial de Adolfo Rodríguez Saá en 2011).
La siguiente visita de Charly García a La Feliz es una curiosidad de las que hacen ganar apuestas a los que las conocen: en el invierno de 1972 Sui Generis actuó como telonero de Gian Franco Pagliaro, el cantante recordado por su papel como actor en una película notable, la Soñar, soñar de Leonardo Favio que coprotagonizara con ¡Carlos Monzón! Pero fue un Sui Generis con una formación insólita e irrepetible: como Nito Mestre todavía no había abandonado sus estudios de Medicina y tenía que presentarse a unos exámenes, Charly fue acompañado en la voz por ¡Petty Guelache!
Sui Generis, ya con Nito, volvió a Mar del Plata en enero de 1973, con Vida recién editado, en una temporada en la que la presencia del dúo pasó insólitamente desapercibida. En julio de 1975 fue el turno de PorSuiGieco, el proyecto grupal de Charly y Nito con Raúl Porchetto, León Gieco y María Rosa Yorio, que tocaron durante tres noches otra vez en el Teatro Diagonal. Eran los días finales de Sui Generis: la banda, ya cuarteto con la incorporación del bajista Rinaldo Rafanelli y el baterista Juan Rodríguez, se despediría del público en setiembre, con dos recordados recitales en el Luna Park y una desventurada gira por la Patagonia.
Durante el verano de 1977 hubo un ciclo de bandas de rock en el desaparecido Teatro La Botonera, que estaba en Rivadavia 3148, entre Catamarca y Avenida Independencia. La nueva agrupación de Charly, La Máquina de Hacer Pájaros, tocó en ese ciclo cuatro noches, del jueves 20 al domingo 23 de enero. (1) También participaron Pastoral, Crucis, Los Desconocidos de Siempre y León Gieco: o sea, casi todo lo que quedaba del rock argentino en aquellos días difíciles.
Serú Girán se presentó en Mar del Plata casi todos los veranos en los que la banda estuvo activa: no el de 1979, con Charly de viaje por Europa y los otros tres grabando el segundo disco solista de David Lebón, pero sí el de 1980, el de 1981 y el de 1982, más algunas otras ocasiones fuera de temporada. Hay por allí una grabación pirata de 1981, de la que podemos rescatar la extraña elección de Noche de perros como tema de apertura, la presentación de temas entonces inéditos como Peperina, Llorando en el espejo y Parado en medio de la vida, las bromas de Charly a David porque el guitarrista bebía ¡leche! en un alto del show, y un cierre desatado y rockero con dos canciones que la banda jamás grabó: Tema de Seleste, lisérgica página del repertorio de Lebón desde los tiempos de la banda homónima, y el por lejos más famoso inédito de toda la carrera de Charly García, Loco no te sobra una moneda.
El verano de 1983 es el primero de Charly como solista, con una banda en la que brillaban Willy Iturri y, muy a pesar de Miguel Abuelo, tres integrantes de Los Abuelos de la Nada: Andrés Calamaro, Gustavo Bazterrica y Cachorro López. Las tensiones entre Charly y Miguel, que venían desde la grabación del disco debut de esa formación de la banda, producido por el propio Charly, estallaron una noche en Sobremonte: a ese suceso es que refiere un entonces rencoroso Calamaro en la muy posterior Con Abuelo al cantar "y tenía buena piña Miguel / y sabía a quién acostar". (Miguel Abuelo se quedó con las ganas de darle un tratamiento similar al niño Andrés cuando dejó la banda en 1985, con contratos firmados para una serie de actuaciones, pero esa es otra historia).
La postal siguiente es del 14 de enero de 1984, en el Gasómetro marplatense, el viejo Estadio San Martín, un poco más acá de la góndola de lácteos. Charly presenta en la ciudad el entonces discutido Clics modernos (los años nos empujan a agregar un adverbio: el insólitamente discutido Clics modernos). El incidente de Córdoba estaba fresco, tanto como las malas críticas de Gloria Guerrero en Humo®: Charly se divierte burlándose de la homofobia y del terraplanismo musical de los fanáticos de Pappo y de Gloria a quien, como tantos, le costó aceptar la transición del rock argentino contestatario y cultor del jazz-rock o el folk de 1981 al mero pop bailable del verano de 1984. Por más que esos ejercicios de pop fueran canciones notables como Nuevos trapos o Bancate ese defecto. (Pedro Nava definió a la experiencia como un faro que ilumina hacia atrás).
Durante la segunda mitad de los ochenta hay presentaciones anuales de Charly en Mar del Plata: en febrero de 1986 con su banda acompañante Las Ligas, y de 1987 a 1989 con los que a partir de 1991 llamaría Los Enfermeros. Pero el 11 de febrero de 1990 aparece otra foto interesante: Charly, tras tocar en el Superdomo, va con el Zorrito Von Quintiero y otros amigos a ver a nada menos que Sandro al Hotel Hermitage. El ídolo de Banfield lo invita a tocar Jailhouse Rock, y se abre entonces un período de elogios mutuos y amenazas de colaboraciones, algunas concretadas: hay una recordada nota conjunta en Clarín en noviembre de 1990 donde, por caso, ambos se deleitan en expresar su admiración por James Brown. Y está, claro, la des-co-mu-nal interpretación de la versión de Rompan todo de los Shakers que distingue a Tango IV. Quedó en el aire la idea del recital conjunto, que ya mora en el arcón de los olvidos.
Llegaron los años noventa, los años en que Charly se hartó de que le dijeran que sí a todo y empezó a desafiar a su público, a ordenar que se arrodillarse y agradecer que , al menos en esa, no le obedecieran, como pasó una vez en Obras. (Tal vez sea que, como dijo Sábato citando a Van Wyck Brooks, el artista necesita de cierta aspereza en el ambiente, para rebelarse y entonces revelarse). Pasaron el Patinódromo de 1991, el Teatro Atlantic de 1992, el Festival Internacional de la Canción en el Estadio Mundialista en febrero de 1995, presentaciones casi todos los veranos en Go! de Avenida Constitución, el Polideportivo en 1999. Llegó la era Say No More: los recitales que comenzaban a cualquier hora, las peleas con los sonidistas, las actuaciones mezquinas en minutos, la destrucción deliberada de su propia obra, la demostración del genio por el absurdo, la excursión por el lado de los tomates del rock que parece venir bonificada como un millaje de la pelotudez del estrellato. El 23 de enero de 2000 hay una actuación en la disco Go! que merece atención especial. Además de porque es el primer recital de García en el siglo XXI, además de porque hace gala del repertorio imbatible que viene del show gratuito para 300 mil personas en Puerto Madero de casi un año antes, además de porque estrena El día que apagaron la luz, y Aquí sin tu amor / Here without you de los Byrds: Nito Mestre sube a cantar Canción para mi muerte, y en los camarinos se empieza a incubar el regreso de Sui Generis.
En la madrugada del martes 25 de enero de 2000 hay una presentación notable de casi tres horas en el Elvis Café de calle Brown entre Córdoba y San Luis, con entradas agotadas pese a haber sido organizado sobre la marcha, de la que hay una muy buena grabación disponible en redes sociales. No tocan María Gabriela Epumer ni Érica y Ulises Di Salvo, parte fundamental de la banda de apoyo de esa época, pero García se las arregla con Mario Serra en la batería, Diego Dubarry en teclados y bajo y Mariela Chintalo en saxo y voz. Entre las curiosidades del repertorio resaltan varios temas del proyecto nunca concretado de canciones para personajes de la querible troupe de catch de Titanes en el Ring, una interpretación de Viernes 3 AM tras años de omitirla de sus listas de conciertos, y algunos temas que muy raramente sonaron en vivo como Maradona Blues o Cucamonga dance.
El 20 de enero de 2002 es el primer recital de Charly García tras el diciembre negro de 2001. Con las cenizas del incendio del país todavía en el aire, García interpreta en el Teatro Roxy de calle San Luis Tribulaciones, muerte y ocaso de un tonto rey imaginario (o no), gema que cierra Confesiones de invierno de Sui Generis, en lo que podemos interpretar como su comentario de los acontecimientos, ya que es un tema inhabitual en su repertorio solista. El concierto del sábado 12 de octubre en el Polideportivo ya está contado en este mismo sitio, igual que el del domingo 2 de febrero de 2003, aquel en el que su telonero fue nada menos que Fito Páez y todos nos quedamos esperando en vano un reencuentro sobre el escenario.
Se sucedieron otros en 2004, 2005, 2008, los shows de Abbey Road de Semana Santa de ese año en los que estrenó Deberías saber por qué y Charly (en situación financiera desesperada) no compartió el cachet con su banda, el del regreso en enero de 2010, el de enero de 2012, pero para el final quedan dos apariciones inolvidables. Una es la del 4 de febrero de 2012 en el parador Arenabeach de la Rock & Pop, gratis en la playa, que arrancó con Instituciones, recorrió toda su carrera y cuminó con Eiti Leda, Hablando a tu corazón y, cerrando el círculo, Canción para mi muerte, primer tema que el mundo conoció de un tal Carlos García Moreno, y que todavía no estaba compuesta cuando Sui Generis debutó en la ciudad. La otra es la del 5 de febrero de 2013, en Rivadavia y Santa Fe, el día en que se descubieron las estatuas de Nito y Charly, se recordó a Gregorio Nachman, desaparecido por la dictadura en 1976, y los dos viejos amigos del Colegio Dámaso Centeno tocaron Aprendizaje y Canción para mi muerte. "Me imaginé muchas cosas en mi vida, pero nunca que me hiciera una estatua por repartir volantes, tocar rocanrol y fumar porro", bromeó alguien que, mientras miramos las nuevas olas, ya es parte del mar. Y de la historia de Mar del Plata.
 
Próximos artículos de esta serie, en el orden en que me salgan: Charly García y Córdoba, Charly García y Nueva York. Si hubiera una sola ciudad de Brasil a la que Charly hubiera ido una y otra vez, sería otra candidata: pero el quía repartió sus aventuras por nuestro Gran País del Norte entre Río de Janeiro, Buzios, Porto Alegre, San Pablo, Belo Horizonte, Ouro Preto y Brasilia. La relación de Charly con Brasil da para una buena nota, pero escapa a la idea de esta serie. [Nota del 03/06/22: al final la hicimos, y se puede leer aquí].

 

NOTAS
(1) Una indicación adicional del clima de aquellos tiempos: tres días después de que culminara el ciclo de presentaciones de La Máquina de Hacer Pájaros en el Teatro La Botonera, el 26 de enero de 1977, fuerzas de seguridad detuvieron en la misma sala y en plena función de Israfel, obra en dos actos y dos tabernas, al actor Carlos Waitz. Sus restos fueron recuperados de una fosa común en Avellaneda recién en 2010.
 
LECTURAS
No digas nada: una vida de Charly García. Sergio Marchi. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1a. edición 1997.
Charly García recuerda. Reportaje de Fernando Sánchez y Daniel Riera para la edición argentina de Rolling Stone, números 50 y 51 de mayo y junio de 2002.
I´m Zorry. The Gourmet Rock Tour. Fabián Von Quintiero. Editorial Planeta. Buenos Aires, 2014.
No bombardeen Barrio Norte: Yendo de la cama al living y el regreso triunfal de Charly García en los años 80. Martín Zariello. La Edad de Oro. Buenos Aires, 2016.
Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García (1956-1993). Roque Di Pietro. Gourmet Musical Ediciones. Buenos Aires, 2017.
Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García. Tomo 2: Say No More (1994-2008). Roque Di Pietro. Gourmet Musical Ediciones. Buenos Aires, 2021.
 
ALGUNAS OTRAS NOTAS ACERCA DE CHARLY GARCÍA EN ESTE SITIO
* García en el Polideportivo. Charly García en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, octubre de 2002.
* Extraña influencia. Charly García y Fito Páez en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, marzo de 2003.
* La grasa de las capitales no se banca más. Nota acerca del disco de Serú Girán, mayo de 2005.
* Kill Gil, en su versión filtrada por Internet, mayo de 2007.
* Cinco trucos armónicos de Charly García.
* Vindicación de La Hija de la Lágrima.
* La dictadura de 1976-83 contada con canciones de Charly García
* Charly García y La Máquina de Ser Feliz.
* Diccionario de influencias en la música de Charly García, de la A a la Z. Nota de junio de 2017.
* Tango (2 x) 4. Acerca del disco Tango IV de Charly García y Pedro Aznar.
* Yo ya soy parte del mar Artículo de mayo de 2018 acerca de la célebre batall... nota de La Opinión de 1977 que enfrentó a Charly y David Lebón con tradicionalistas como Osvaldo Pugliese, Edmundo Rivero y Ariel Ramírez.
* Pizza con fernet: Charly García en Córdoba Nota de abril de 2019 acerca de Charly García y su a veces muy áspera relación con Córdoba.
* No soy un extraño: Charly García y Nueva York Artículo de mayo de 2019 referido al comercio de Charly con la Gran Manzana, la capital del mundo.
* Charly García y Brasil: um vampiro sob o sol. Artículo de junio de 2022 adivinen acerca de qué.
* Spinetta y García: total interferencia. Nota de mayo de 2023 sobre la relación entre ambos próceres del rock latinoamericano.
* Cuando Say No More le cantó a Sui Generis. Nota de setiembre de 2023 acerca del retorno del dúo en 2000, para su obra Sinfonías para adolescentes.